El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha sentenciado que la ley federal que prohíbe los despidos considerados discriminatorios, por ejemplo por razones de sexo, cubre también a la orientación sexual, lo que supone una simbólica e inesperada victoria para el activismo LGTBI en el país norteamericano.
El Supremo, de mayoría conservadora tras los últimos nombramientos, ha avalado las sentencias de instancias inferiores y ha interpretado que, de acuerdo a la Ley de Derechos Civiles de 1964, un trabajador no puede ser despido por su orientación sexual, algo que ya contemplan expresamente 21 estados.
Los magistrados conservadores Neil Gorsuch y el presidente del tribunal, John Roberts, se han posicionado en esta ocasión del lado de la minoría progresista para decantar la balanza a favor de estos últimos --seis votos frente a tres--.
La sentencia reconoce los derechos de Gerald Bostock, que perdió su empleo en Georgia tras unirse a un equipo de softball compuesto únicamente por gays y de Donald Zarda, fallecido antes de que su caso llegase hasta el Supremo y que fue apartado como instructor de paracaidismo tras decirle a una cliente que no se preocupase porque era "cien por cien gay", informa NBC News.
En cambio, el Alto Tribunal contradice la tesis de la Administración de Donald Trump, que se desmarcó de los criterios de su predecesora para alegar que el término "sexo" contenido en la ley "no incluye la orientación sexual". Así, arguyó que un empresario no incumpliría ninguna norma "mientras trate a los hombres que mantienen relaciones homosexuales igual que a las mujeres que mantienen relaciones homosexuales".
La noticia contrasta con la conocida el pasado viernes por la que el Gobierno estadounidense derogará a partir del mes de agosto ciertas protecciones contra la discriminación para las personas LGBTQ a la hora de recibir atención y seguro médico, en una decisión que condiciona especialmente a los procedimientos quirúrgicos necesarios para que las personas transgénero efectúen su proceso de transición.
La ley inicial al respecto estableció que es ilegal discriminar por "raza, color, origen nacional, sexo, edad o discapacidad en ciertos programas y actividades de salud". Pero en 2016, una norma adicional de la administración de Barack Obama precisó que las protecciones con respecto al sexo abarcan aquellas basadas en la identidad de género definida como "hombre, mujer, ninguna o una combinación de hombre y mujer".
El Gobierno estadounidense ha derogado esta última norma, lo que implica el retorno a la concepción de sexo como característica biológica. "Volvemos a una simplificación de los términos", ha explicado el director de la Oficina de Derechos Civiles en el Departamento de Salud y Servicios Humanos, Roger Severino, quien ha argumentado que las personas trans continúan protegidas por otros estatutos que prohíben la discriminación en la atención médica por motivos de raza, color, nacionalidad, edad, discapacidad y otros factores, informa la cadena pública estadounidense NPR.
Este cambio de política, una de las ambiciones del ala dura del partido Republicano permitiría que los proveedores de atención médica y las compañías de seguros que reciben fondos federales se nieguen a proporcionar o cubrir la atención relacionada con la transición para los estadounidenses transgénero.
Varias organizaciones han anunciado que recurrirán el cambio. La Campaña de Derechos Humanos y la Unión Americana para las Libertades Civiles presentarán respectivas demandas para anular esta declaración.
La administración Trump lleva años revocando las últimas protecciones para la población LGBTQ en diferentes ámbitos, desde el militar hasta el de la vivienda y la educación. Ha restringido el servicio militar para transexuales, ha permitido que los albergues tengan en cuenta la identidad de género al ofrecer sus camas por la noche y concluido, según un documento del Departamento de Justicia emitido hace tres años, que la ley federal de derechos civiles no protege a las personas trans de la discriminación en el trabajo.
El anuncio del viernes se produjo en el cuarto aniversario del tiroteo en el club nocturno Pulse, cuando un tirador mató a 49 personas en un club nocturno gay en Orlando, Florida.