UNA candidatura firme, ‘in crescendo’ como lo evidencian las encuestas y con el objetivo inamovible de volver a la Casa Blanca para seguir haciendo a “América grande de nuevo” fue lo que dejó en claro Donald Trump en el discurso de anoche ante sus seguidores, tras su comparecencia ante un tribunal federal de Miami.
"Indudablemente nos declaramos no culpables", dijo Todd Blanche, el abogado de Trump, quien al igual que en la diligencia judicial que enfrentó semanas atrás ante un juez de Nueva York permaneció serio y guardando prudente silencio, el que rompió horas después en el club de golf Bedminster, en Nueva Jersey, a donde convocó a sus copartidarios para reiterarles que todos estos procesos en su contra son una ‘cacería de brujas’ y que no desistirá de su aspiración a la nominación presidencial republicana.
El expresidente conservador, que hoy cumple 77 años, estuvo en el tribunal federal de Miami por casi tres horas, donde tras surtir la respectiva reseña y toma de huellas dactilares escuchó en la lectura de los cargos, muchos de los cuales también cobijan a un exasistente personal, Walt Nauta.
Este veterano de la Marina de 40 años, será acusado de asociación delictuosa, perjurio y retención de documentos porque según el fiscal especial del caso, Jack Smith, ayudó a Trump a obstaculizar la entrega de los documentos clasificados que tenía en su residencia de Mar-a-Lago. Sin embargo, la defensa del exmandatario señala que Nauta, a quién ayer en el tribunal no le hicieron la respectiva lectura de cargos, se limitó a mover algunas cajas con esos papeles reservados de un lugar a otro de la vivienda.
Se ordenó a Trump no hablar del caso con Nauta.
La fiscalía acusó al expresidente de haber conservado documentos confidenciales tras abandonar la Casa Blanca, en los que figuraba información secreta sobre armas nucleares. Un juez federal le leyó los 37 cargos que le imputan, entre ellos los de "retención ilegal de información relacionada con la seguridad nacional", "obstrucción a la justicia" y "falso testimonio". Poco después el exmandatario abandonó el juzgado.
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Más allá del emotivo discurso del expresidente republicano, en el que insistió en que la ofensiva judicial que enfrenta es un reflejo de “una nación en declive”, las expresiones ciudadanas y las encuestas confirman tres hechos incuestionables: el creciente convencimiento de que dichos procesos tienen motivación política, la distancia cada vez más grande que marca con sus retadores conservadores por la nominación y el sostenido repunte en la intención de voto frente a la posible contienda con Biden en 2024.
El primero de ellos se evidencia en la encuesta de ABC/Ipsos, realizada entre viernes y sábado, que arrojó que el 47% de los encuestados consideran que la imputación a Trump por el manejo de los documentos secretos es por motivos políticos y un 40% considera que no debe ser acusado de delito alguno. Además, el 61 por ciento dicen que la imputación no afecta su opinión sobre el expresidente y el 80 por ciento de los probables votantes republicanos creen que debe poder ser presidente incluso si es condenado.
En cuanto al segundo, es decir, en el favoritismo indudable de Trump para la nominación presidencial conservadora, se ve desde semanas atrás con los sondeos que sobre intención de voto realizan las diferentes firmas. Las más recientes, realizadas entre el jueves y el lunes, lo ubican con una ventaja de 21 y 36 puntos porcentuales frente a su inmediato seguidor, el gobernador de Florida, Ron De Santis.
Así, la de CBS News y You Gov arroja: Trump (61%), DeSantis (23%), Mike Pence (4%), Nikki Haley (3) y Tim Scott (6%), mientras que en la de Usa Today, dichos guarismos son de 48%, 23%, 4%, 4%, y 6%, respectivamente.
Las realizadas por Reuters y TIPP, los porcentajes son en su orden y respectivamente: Trump (43% - 55%), De Santis (22% - 19%), Pence (7% -6%), mientras que los otros dos que siguen en lista llegan al 3% en la intención de voto.
Y, con el ojo en el 2024, el voto genérico, es decir el nacional por partido, ubica a los republicanos con el 50.6% en intención de voto, frente al 47.8% de los demócratas.
Sin freno
A diferencia de varios países, entre ellos los latinoamericanos, en Estados Unidos no se establecen los antecedentes penales como un requisito para postularse a la presidencia, por lo que en el caso de Trump, los frentes judiciales que se le han abierto no son un traba legal para su aspiración política, ya que la Constitución estadounidense no contempla límites para candidatos en caso de que sean imputados o incluso se encuentren en prisión.
El expresidente enfrenta ahora un segundo proceso, en esta ocasión con cargos federales, por almacenar en su mansión de Florida información clasificada. Pero vale recordar que al presidente Joe Biden también le fueron encontrados miles de documentos reservados que guardó en algunas de sus oficinas y sitios de residencia, que datan de cuando fungió como vicepresidente de Barack Obama.
La Constitución no marca la ausencia de antecedentes penales entre los pocos criterios establecidos para ser presidente, ya que únicamente estipula que el candidato debe ser ciudadano por nacimiento, mayor de 35 años y haber vivido al menos 14 en Estados Unidos. La Vigésimo Segunda Enmienda sí señala que no puede ser presidente quien haya cubierto ya dos mandatos.
Y hay poco margen para añadir nuevos requisitos, como señalan expertos constitucionales a la cadena ABC News, al recordar que ya hay sentencias del Tribunal Supremo que estipulan que el Congreso no puede añadir nuevos requisitos para ocupar el mayor cargo político del país norteamericano.
Técnicamente, Trump podría ser candidato incluso desde la cárcel, una circunstancia que no será inédita. Durante las elecciones presidenciales de 1920, Eugene Debs, candidato por el Partido Socialista, estaba encarcelado por haberse opuesto a la Primera Guerra Mundial y obtuvo el 3 por ciento de los votos.
Así, una hipotética condena o la adopción de medidas cautelares contra Trump sólo limitarían su capacidad de hacer campaña o incluso de votarse a sí mismo, ya que este derecho está restringido para personas condenadas por delitos graves o cumpliendo condenas -varían en función del estado-.
El magnate y líder conservador ha dejado claro que no tiene previsto retirarse de la carrera aún en ciernes y que cumplirá con los requerimientos que le haga la justicia.
Baño de multitudes
Como ocurre cuando está en algún lugar público, Trump volvió a ser acompañado y aclamado por los llamados ‘trumpistas’, que se dieron cita ayer en las afueras del Tribunal de Miami y sus alrededores, donde también hicieron presencia varios de sus detractores.
A su salida de la Corte, en un restaurante cubano convertido en centro de reunión de militantes republicanos recibido un baño de multitudes.
"Creo que transcurre bien", declaró a sus simpatizantes que se adelantaron un día para cantarle el "cumpleaños feliz", lo que se repitió anoche en el club de golf de Nueva Jersey.
Las gorras rojas con el lema "Make America Great Again" (Haz Estados Unidos grande otra vez) se vieron por centenares en el centro de Miami y en el escenario deportivo, donde las bases republicanas volvieron a dar el espaldarazo al investigado mandatario.
El objetivo político de Trump, su convicción para lograrlo y, la percepción creciente de que es blanco de como él mismo indicara una “persecución feroz” y “sin sustento legal” de la oposición demócrata, de seguro llevará a que aumenten las donaciones y el apoyo electoral, como ocurrió a finales de abril cuando le imputaron el cargo de fraude en registros comerciales, en el caso de un dinero que entregó un asesor personal hoy convertido en testigo de cargo, a la actriz porno conocida como Stormy Daniels.
Trump ha demostrado que sobrevive políticamente a los problemas -que enfrenta o le crean- e inclusive los convierte en una oportunidad. Con sus seguidores y una creencia ciudadana cada vez mayor de que es víctima de un complot se da por descontado que su candidatura siga consolidándose tanto en intención de voto como en aportes financieros. /