Cuba y Estados Unidos reanudaron en Washington negociaciones sobre migración interrumpidas desde 2018 en el primer encuentro bilateral de alto nivel desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca.
Las conversaciones "se centran de lleno" en el aumento de la migración desde Cuba tanto por tierra como por mar, afirmó el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Según la oficina de Aduanas de Estados Unidos, desde octubre de 2021 hasta marzo de 2022, más de 78.000 cubanos entraron al país por la frontera con México, es decir el doble de los que abandonaron la isla durante la llamada "crisis de los balseros", en 1994.
Una emigración masiva desde la isla, que coincide con su peor crisis económica en casi tres décadas, sobre todo desde que la pandemia de covid-19 golpeó el sector turístico.
"Discusiones sobre una migración segura, ordenada y legal siguen siendo de primordial interés para Estados Unidos", dijo Price a los periodistas.
"Nuestra política más amplia se basa en el apoyo al pueblo cubano, el apoyo a sus aspiraciones democráticas. Hay elementos migratorios en eso, hay un elemento de reunificación familiar en eso, pero estas conversaciones son conversaciones sobre migración", insistió.
El vicecanciller cubano, Carlos Fernández de Cossío, viajó a Washington para reunirse con funcionarios estadounidenses, entre ellos Emily Mendrala, a cargo de Cuba y migración en el Departamento de Estado.
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Este tipo de reuniones sobre migración se habían llevado a cabo regularmente hasta que fueron suspendidas en 2018 por el expresidente republicano Donald Trump, quien defendió una línea dura frente a la normalización diplomática emprendida por su predecesor demócrata Barack Obama.
El objetivo de la reanudación, dijo el miércoles el secretario de Seguridad Interior estadounidense, Alejandro Mayorkas, es evitar que los migrantes "se lancen al mar, porque son viajes muy peligrosos".
Desde que Nicaragua eliminó el pasado 22 de noviembre la visa para los cubanos, miles de isleños han viajado por diferentes rutas a ese país aliado de La Habana para tratar de alcanzar la frontera de Estados Unidos, donde pueden acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, de 1964, que privilegia a los ciudadanos de la isla con la residencia en un año.
La Habana ha acusado a Washington de presionar a gobiernos latinoamericanos para que exijan visa de tránsito a los cubanos que hacen escala en sus aeropuertos y de incumplir el acuerdo migratorio para conceder 20.000 visas anuales a cubanos.
En los últimos años los cubanos que querían emigrar para acogerse a un programa de reunificación familiar se vieron obligados a viajar a un tercer país, como Colombia y Guyana, para solicitar la visa debido al cierre del consulado estadounidense y eso disparaba sus gastos.
El consulado cerró hace cuatro años por supuestos ataques sónicos a su personal diplomático, una denuncia que La Habana niega rotundamente.
En marzo la embajada estadounidense en la Habana anunció sin embargo que comenzaría a emitir de manera limitada, paulatina y en una fecha aún por precisar visas a cubanos en La Habana pero por el momento no se ha concretado.