El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha anunciado este martes que el análisis al que se sometió ha dado positivo por COVID-19 tras haber presentado el lunes síntomas de la enfermedad.
"Estoy bien gracias a Dios", ha señalado en una entrevista concedida a la televisión estatal y a CNN Brasil, precisando que ya está tomando hidroxicloroquina, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha suspendido los ensayos con este fármaco para tratar la enfermedad, y azomitricina.
"Estoy perfectamente bien", ha insistido, admitiendo que el resultado no le ha sorprendido dada su "actividad dinámica". "Soy el presidente de la república y no huyo de mi responsabilidad" ni tampoco "del contacto intenso con el pueblo", ha subrayado.
El mandatario, de 65 años, había optado por realizarse el tercer test para comprobar si había contraído el virus tras presentar fiebre, con hasta 38 grados, y malestar desde el domingo. Para ello, acudió el lunes al Hospital de las Fuerzas Armadas de Brasilia, donde también le realizaron una radiografía pulmonar, que según ha contado él mismo mostró que los pulmones están "limpios".
Bolsonaro, que ha cancelado su agenda oficial para esta semana, incluido el consejo de ministros, ha dicho sentirse hoy "mucho mejor" que el lunes, cuando llegó a tener 38 grados de temperatura, y ha asegurado que le gustaría "dar un paseo pero por recomendación médica no lo haré".
El presidente brasileño se convierte así en el tercer gobernante que ha contraído la COVID-19, tras el primer ministro británico, Boris Johnson, que llegó a estar en la UCI, y el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien también fue hospitalizado por prevención y recibió el alta la semana pasada. Además, el príncipe Alberto de Mónaco también ha pasado la enfermedad.
Bolsonaro ha sido muy criticado por la gestión que ha hecho de la pandemia ante su reticencia a imponer el confinamiento por las consecuencias que ello tiene para la economía y también en el uso de la mascarilla. De hecho, durante los últimos meses ha visto cómo dos ministros de Salud renunciaban al cargo por desavenencias con el mandatario.
Antes de terminar la entrevista, se ha alejado de los periodistas y se ha quitado la mascarilla para demostrar que está bien. Además, ha recomendado a la población "tener cuidado", en especial quienes presentan otras dolencias pero "no hay que entrar en pánico".
"La vida sigue", ha afirmado, insistiendo en que "tenemos que volver a trabajar porque de lo contrario la economía podría encontrarse en una situación bastante compleja". "No se puede combatir un virus si los efectos colaterales de ese combate son peores que los daños causados por el propio virus", ha zanjado, recurriendo a un argumento que ya ha planteado en el pasado.