La hospitalización por coronavirus de un prelado italiano que vive en la misma residencia del papa Francisco generó preocupación en el Vaticano, que decidió someter al pontífice a un nuevo test de saliva que dio negativo, informaron este jueves medios italianos.
Según los diarios romanos Il Messaggero y Il Fatto Quotidiano, Francisco, de 83 años, fue sometido de nuevo a las pruebas de coronavirus y resultó negativo.
También fueron sometidos a un test los colaboradores más cercanos al papa, con quienes comparte horas de trabajo, así como secretarias y personal de la residencia papal, la Casa Santa Marta, indicaron las mismas fuentes.
"Afortunadamente, todo negativo", recalca Il Messaggero.
Un equipo especializado comenzó a desinfectar las habitaciones y salas de la residencia del papa, según fuentes oficiosas citadas por medios italianos.
La AFP llamó para obtener una confirmación al director de la sala de prensa del Vaticano, que por el momento no se ha pronunciado.
No se descarta que el Vaticano sea bloqueado con una cuarentena obligatoria, una medida que hasta ahora el pontífice no ha querido adoptar.
En particular la Casa Santa Marta, donde residen varios monseñores, funcionarios de las congregaciones y de la Secretaría de Estado, los cuales comparten ascensores, la cantina, los servicios, la capilla y las salas de estar.
Según el programa oficial del jueves, el papa recibirá varios prelados así como al embajador de Uruguay saliente ante la Santa Sede, Mario Juan Bosco Cayota.
Francisco suele celebrar todas las mañanas en directa vía streaming la misa matutina desde la capilla de su residencia y luego se traslada a pie al Palacio Apostólico, donde recibe a sus huéspedes en la biblioteca papal.
Debido a la pandemia que azota duramente a Italia, el papa celebra desde el 8 de marzo las audiencias generales de los miércoles por streaming, desde la biblioteca, mientras la plaza de San Pedro está completamente vacía por las restricciones.
- El miedo colectivo al contagio -
El pasado martes, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, dio cuenta de cuatro casos de COVID-19 en el Vaticano. Se trataría de un sacerdote que pasó por el centro médico de la Ciudad del Vaticano, un empleado del servicio de mercancías y dos de los Museos del Vaticano.
El prelado contagiado, un funcionario de la Secretaría de Estado, que vive en la residencia Santa Marta, sería por lo tanto el quinto.
Este jueves, durante la misa matutina desde su residencia en el Vaticano, el papa dedicó especial atención a "los miedos" que desata la pandemia.
"En estos días de tanto sufrimiento, hay tanto miedo…", reconoció el pontífice al iniciar la misa en la capilla de la Casa Santa Marta, transmitida en directa por televisión y las redes sociales.
"Roguemos al Señor para que nos ayude a tener confianza y a tolerar y superar nuestros miedos", dijo.
El papa recordó "el miedo de los ancianos, que están solos", así como el "miedo de los trabajadores sin empleo" y el de los "muchos servidores sociales que en este momento ayudan a mantener la sociedad en marcha y pueden contraer la enfermedad", dijo.
"También el miedo –los miedos- de cada uno de nosotros: cada uno sabe cuál es el suyo", añadió.
Hasta ahora Francisco se ha negado a residir en el Palacio Apostólico, en el apartamento donde residieron Benedicto XVI y Juan Pablo II, porque lo considera un lugar muy aislado y formal.
Sin embargo, el temor de que otros funcionarios presenten síntomas o tengan fiebre suscita alarma en el Vaticano, debido también a la elevada edad de sus residentes.
En el pequeño Estado enclavado en el corazón de Roma, con unos 500 residentes, los riegos son altos de contagio, y ronda una suerte de miedo colectivo, según confesaron algunos religiosos.