Lo anticipó el presidente Vladimir Putin y lo acaba de confirmar el Fondo Monetario Internacional (FMI): pese a las fuertes sanciones de Occidente, la economía rusa va mejor de lo previsto.
Un rublo fuerte -convertido en divisa-, inflación contenida, control de capitales, mantenimiento de empleos, así como liquidez para programas sociales y empresariales gracias al cambio de destinación de los altos ingresos por ventas de petróleo y gas, así lo evidencian.
Contra todo pronóstico y, sin duda, las decisiones macroeconómicas del Kremlin y del Banco Central de Rusia, han evitado que las sanciones internacionales tuvieran el alto impacto previsto en la economía rusa y las proyecciones de su caída este año serán mucho menor de la esperada, en contravía de lo que ocurrirá en los países europeos.
Así, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia se contraerá un 6,0% este año, según vaticina el Fondo Monetario Internacional, dos puntos y medio porcentuales menos de su pronóstico de abril.
"Se estima que la economía de Rusia se contrajo durante el segundo trimestre menos de lo proyectado anteriormente, y las exportaciones de petróleo crudo y productos no energéticos se mantuvieron mejor de lo esperado", señala el informe.
Destaca, así mismo, que "la demanda interna también está mostrando cierta resiliencia debido a los esfuerzos por contener el efecto de las sanciones en el sector financiero nacional y a que el mercado laboral se ha debilitado menos de lo esperado”.
Como se sabe, los países Occidentales liderados por Estados Unidos impusieron desde casi el mismo momento de la invasión rusa, el pasado 24 de febrero, una batería de sanciones que van desde el embargo a las importaciones de petróleo (EE.UU), oro, materias primeras y fertilizantes hasta la exclusión del sistema internacional de pagos SWIFT y la congelación de sus divisas en el exterior, con la intención de ‘estrangular’ a Rusia financiera y económicamente.
Los efectos inmediatos fueron la devaluación de su moneda, el rublo, que en marzo perdió un 40% pero con la decisión del Banco Central de Rusia, de elevar las tasas de interés para protegerlo (del 9.5% al 20%), en poco tiempo no sólo recuperó el terreno perdido, sino que se convirtió en la divisa más alcista del año fortaleciéndose frente al dólar y el euro, gozando hoy de “buena salud”.
Para entender basta este dato: el pasado 11 de marzo se necesitaban 120 rublos para comprar un dólar. Este lunes, luego de seis oleadas de sanciones -las más recientes ayer- el equivalente era de 60 rublos.
A ello también la contribuido la subida de los precios del gas y del petróleo (los mayores ingresos de Rusia y que estabiliza su balanza de divisas), forzar el pago de esas ventas en rubros, al igual que el férreo control de los movimientos de capital establecidos desde el mismo momento de la invasión al país vecino.
Una vez la media del Banco Central logró su objetivo comenzó a revertir, paulatinamente, los altos intereses con los que también enfrentó el alza inflacionaria que, por varias razones, entre ellas el veto a varias de sus importaciones, afectaba el país.
A comienzos de mayo bajo esos tipos a 14%, semanas después al 9,5% y el pasado viernes los volvió recortar a un 8%, una decisión por encima de las previsiones que el Emisor justificó por la desaceleración de la inflación. Es tal vez el único país en el mundo que en los tiempos actuales ha optado por disminuir los intereses.
La inflación de junio fue de -0.35% (más baja que la de mayo), mientras que la interanual se ubicó en 15.9%.
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Y aunque el mismo Banco advirtió que "el entorno externo que enfrenta la economía rusa sigue siendo desafiante" al igual que "la tasa de alza de los precios al consumo sigue siendo baja, lo que contribuye a una desaceleración adicional de la inflación anual", el informe del FMI sobre una contracción económica más baja este año de la inicialmente proyectada es una voz de aliento en torno a que las decisiones adoptadas fueron las indicadas.
Sin embargo, el vaticinio del organismo multilateral señala que los efectos de las sanciones internacionales se notarán más de lo esperado en 2023, año para el que prevé una recesión en la economía rusa del 3,5%.
Paradójicamente las previsiones ese año, según el FMI, son más negativas para las economías europeas, ya que si bien Rusia enfrenta las sanciones es dicho país el que tiene como se dice popularmente ‘la sartén por el mango’ con el suministro de petróleo y gas, tan necesarios tanto en este caluroso verano como en el invierno de fin de año.
De esta forma, el Fondo rebajó las previsiones de crecimiento económico para 2022 para Alemania (-0,9 puntos porcentuales hasta el 1,2%), Francia (-0,6 hasta el 2,3%) y España (-0,8 puntos porcentuales hasta el 4,0%) y detalla que ello se debe a "los precios más altos de la energía, así como a la disminución de la confianza del consumidor y la desaceleración de la actividad manufacturera como resultado de las continuas interrupciones de la cadena de suministro y el aumento de los costos de las materias primas".
También emitió una alerta temprana en el sentido de que un cese completo de las exportaciones de gas ruso reduciría "significativamente" el crecimiento en la zona euro en 2022 y 2023, al tiempo que obligaría a los países europeos a racionar la energía, lo que afectaría a los principales sectores industriales.
Otros dos factores que han sido claves en la resistencia de la economía rusa fueron la decisión ‘inteligente’ -como lo calificaron analistas- de vincular el tipo de cambio al precio del petróleo y cambiar la destinación de los ingresos extra por la venta de ese combustible y el gas que llegan al Fondo de la Riqueza Nacional para cualquier propósito que el gobierno ordene.
Bajo esta normatividad, se impulsaron los préstamos corporativos e hipotecarios, se aumentaron las pensiones y los pagos sociales, al igual que los apoyos a las grandes empresas.
De los casi 200 mil millones de dólares en dicho Fondo, el pasado mayo el Kremlin destinó 4.000 millones para comprar acciones preferentes de los Ferrocarriles Rusos, el mayor empleador del país y elaboró un plan de ayuda para otras entidades estatales como la aerolínea Aeroflot.
Hace dos meses el presidente Putin declaró que “pese a todas las dificultades, la economía rusa está resistiendo el golpe de las sanciones e inclusive está recobrando fuerza. Todos los indicadores macroeconómicos así lo confirman y la inflación está controlada”.
Y fue más allá al indicar “ellos -Occidente- sin darse cuenta, con sus sanciones nos empujaron a prestar más atención a nuestra propia economía. Hemos identificado las principales áreas a desarrollar para sustituir las importaciones perdidas".
De igual forma destacó que en el mercado de divisas la situación es estable y que “el fortalecimiento del rublo permitió reducir las exigencias impuestas a los exportadores", entre ellas la reducción del volumen de ventas obligatorias de las ganancias en divisas del 80% al 50%, así como el incremento de los plazos de esta venta".
Así mismo se refirió al sector de alga tecnología donde a raíz de las sanciones el país enfrenta “colosales” problemas por lo que prometió soluciones “de manera inteligente y enérgica”, para lo cual reposicionará productos de compañías locales innovadoras.
Putin aseguró que varias empresas rusas que están creciendo rápidamente, como la tienda en línea Ozon o la compañía tecnológica Yandex, se han quedado sin financiamiento de Occidente.
Grandes compañías tecnológicas como Apple, Microsoft e Intel suspendieron sus operaciones en Rusia, o directamente abandonaron el país, tras la invasión, al igual que varias icónicas marcas internacionales como Starbrucks y McDonald’s.
Y cuando se creía que tales cierres iban a disparar los índices de desempleo se dieron casos como el de la compañía que dirige Oleg Paroev que retomó la ‘idea’ del gigante estadounidense de comida rápida y abrió cientos de locales con el nombre "Vkusno & Tochka", que se traduce como "Sabroso y ya", reteniendo los 62 mil empleados que tenía McDonald's.
Como se ve, la economía rusa no está en cuidados intensivos y mientras Europa siga dependiendo de su gas y petróleo tiene alta probabilidad de recuperarse, aunque lentamente. /Redacción internacional.