En momentos en los que se todo parece indicar que el exvicepresidente y candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Joe Biden, llegará a la Casa Blanca y se impondrá a su rival el mandatario republicano Donald Trump, surgen al interior del partido -actualmente en la oposición, preguntas sobre por qué hace cuatro años los votantes no apoyaron masivamente a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton como lo hicieron ahora con Biden.
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La pregunta es importante porque plantea la revisión de algunos supuestos políticos que se creía eran atractivos para el electorado demócrata pero que en su momento no lo fueron. El hecho de que Biden, un político septuagenario con más de 47 años de experiencia política haya logrado mejores resultados que la primera mujer que aspiraba a la presidencia por un partido importante y que es vista como más dinámica y vital, plantea una consideración sobre la forma de hacer campaña y los factores que los votantes valoran a la hora de decidir por quien sufragar a la presidencia.
Aunque parezca una afirmación obvia queda demostrado que Biden no es Clinton y que la campaña de cada candidato y sus cualidades personales pesan en el electorado a la hora de tomar una decisión, por encima de los lineamientos partidistas.
Ya fuera por razones personales, políticas o incluso sexistas, es interesante indagar por qué para los electores Biden fue más aceptable que Clinton y por qué se sintieron más cómodos votando por el exvicepresidente en esta ocasión.
No cabe duda de que la votación de Biden se benefició del intenso deseo de los demócratas, y otros sectores políticos inconformes, de sacar al presidente Trump del cargo, pero el alto grado de polarización de estas elecciones no debe desconocer que la campaña de Biden claramente hizo mejor las cosas a la de su antecesora.
A pesar de que las encuestas han vuelto a fallar este año, como lo hicieron en el 2016, pues le otorgaban a Biden una ventaja de hasta 15 puntos porcentuales sobre Trump, situación que no se dio, en esta ocasión estuvieron más ajustadas que en la pasada elección y las empresas que realizan sondeos han asegurado que en esta contienda los votantes expresaron opiniones más positivas de Biden que las que tenían de Clinton en su momento.
Las entrevistas con docenas de votantes, miembros de sindicatos y estrategas demócratas revelan que los simpatizantes acogieron de mejor manera a Biden por su discurso a favor de la familia, a pesar de que algunos sectores del partido lo que vieron como un mensaje sexista, incompatible con los principios demócratas.
A este respecto, el presidente demócrata en el condado de Warren en el noroeste de Pensilvania, Aaron Stearns, dijo que “los republicanos hicieron un trabajo fantástico al hacer que Hillary Clinton pareciera el diablo durante los últimos 20 años, por lo que fue difícil de vender… es mucho más fácil con Joe Biden porque es un hombre y es un viejo blanco. Odio decir eso, pero es la verdad".
Pese al gran apoyo popular que ha recibido Biden vale mencionar que la polarización que produce Trump pudo jugarle a favor del candidato demócrata, situación con la que Clinton no contó. A este respecto Sarah Brown, votante de 27 años, de Rhinelander, Wisconsin dijo que “no me agradaba Hillary. Sentí que ella era un fraude, básicamente, mintiendo y conspirando”, sin embargo agregó que lamenta su voto de 2016 por Trump y votó por Biden a pesar de que no "soy una gran admiradora de él, pero las dos opciones, supongo que es el mal menor".
En repetidas ocasiones Biden ha sido notablemente crítico con la nominada de su partido en 2016, argumentando que ella carecía de "visión" y no pudo conectarse con los votantes de la clase trabajadora y volvió a activar abiertamente lo que él vio como los pasos en falso del debate de Clinton.
El candidato también dijo que en las elecciones pasadas hubo un sexismo "injusto" contra Clinton y agregó en un evento en Iowa, que "eso no va a suceder conmigo". La campaña demócrata aseguró que tanto el partido como el propio Biden estaban en una mejor posición para lidiar con los ataques de Trump y aseguraron que un candidato “también debe estar preparado para los desaires, los esfuerzos por menoscabarlo y para aceptar las criticas especialmente si se es mujer”, acusando a Clinton de una postura débil en los debates que sostuvo frente al presidente en el 2016.
Clinton contra un independiente
En 2016, el atractivo del entonces candidato a la presidencia Trump intrigaba a muchos votantes, dado que era un forastero de la política y un exitoso y mediático hombre de negocios que pocos esperaban que ganara, mientras que Clinton era una política curtida, lo que posiblemente también le jugó en contra.
“Siempre, institucionalmente, la gente quiere obtener un cambio”, dijo el exgobernador Terry McAuliffe de Virginia, un amigo cercano de los Clinton. “Trump era anti-sistema, anti-pantano”. Y esto le costó a Hillary el apoyo de amplios sectores de su partido que ahora han vuelto a su redil.
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La campaña de Clinton fue criticada por entrar en el juego de ataques y contraataques contra el entonces candidato Trump mientras que la campaña de Biden evitó el contacto directo con los votantes durante meses, actitud criticada por el mandatario republicano, pero que sin duda lo protegió de cometer errores y “metidas de pata” que, según afirman varios analistas, suelen ser frecuentes.
La campaña de Biden logró, a diferencia de la de Clinton, generar confianza en el electorado. El exvicepresidente no tuvo los niveles de rechazo de su antecesora en la candidatura y eso lo hizo, en palabras de Ben Tulchin, encuestador de Sanders, “un tipo difícil de golpear…es un hombre que no despierta mucha pasión pero en este momento parece que eso gusta al electorado" agregó.
Esta afirmación permitiría asegurar que la campaña demócrata de este año supo leer mejor las aspiraciones de los votantes que en el 2016 y vendieron una imagen de clama en medio de una ajetreada campaña.
Los republicanos también descubrieron que Biden era un objetivo mucho más difícil. Incluso ahora, cuatro años después de su aspiración presidencial, Clinton siguió apareciendo en piezas publicitarias con los demócratas y la campaña de Trump incluso intentó reavivar la controversia sobre los correos electrónicos de la excandidata.
Steve Schale, director ejecutivo de Unite the Country, un comité de acción política de la Florida que respalda a Biden, dijo que las campañas de Biden y Clinton dejaron claro que los votantes demócratas apreciaran más las posturas frente a los ataques, que las propuestas y experiencia de los candidatos. A este respecto aseguró que aunque los votantes “no tenía muy claras las posturas de Biden lo veían como “un buen tipo” y esa cercanía no la logró Clinton”.
Las dos últimas campañas demócratas han planteado un viraje en la forma de hacer política en los Estados Unidos y en aquellas cualidades que los votantes más valoran. Sin duda los estrategas de Biden supieron leer mejor la realidad política que los asesores de Clinton y los resultados les han dado la razón a quienes optaron por una campaña tímida en medio de la polarización política, aunque también hay que reconocer que las ingentes cantidades de dinero invertidas en publicidad por los demócratas este año también contribuyeron a mejorar los resultados pasados.