Chile canceló este miércoles el encuentro de líderes del Foro de Cooperación del Asia Pacífico (APEC) y la cumbre mundial del clima de la ONU COP25, que iban a celebrarse en Santiago en pocas semanas, ante el estallido social que sacude al país más estable de América Latina.
El presidente Sebastián Piñera anunció la cancelación de los dos eventos, que llevaban meses de organización y tendrían en la vitrina a Chile, para abocarse de lleno a la restitución del orden público tras 12 días de protestas, muchas violentas, e impulsar una agenda social que recoja las demandas ciudadanas de una mejor distribución de la riqueza en un país que exhibe un modelo económico de amplia apertura a los mercados.
"Nuestro gobierno, con profundo dolor, porque éste es un dolor para Chile, ha resuelto no realizar la cumbre de APEC (...) y tampoco la cumbre de la COP 25", dijo el mandatario.
La APEC, que iba a realizarse el 16 y 17 de noviembre en Santiago, se anticipaba como el escenario en que China y Estados Unidos podían firmar un acuerdo que finalizaría su guerra arancelaria. A la cita ya habían confirmado su presencia el mandatario estadounidense Donald Trump y el presidente chino Xi Jinping. Vladimir Putin canceló su participación el martes.
En un comunicado, la directora ejecutiva de la APEC, Rebecca Santa Maria, dio su apoyo a la decisión de Chile y le agradeció "por abogar incansablemente por un crecimiento más inclusivo a lo largo de este año en que fue país anfitrión" de este foro que reúne a 21 economías del Asia Pacífico, entre ellas Japón, China, Estados Unidos, Canadá y Rusia.
Destacó la prioridad que Chile dio al "empoderamiento económico de las mujeres y la pequeña empresa" e indicó que "todos los miembros de APEC continuarán avanzando en esta agenda crucial para asegurarse que todas las comunidades del Asia-Pacífico cosechen los beneficios del crecimiento económico y la integración", y agregó que la próxima cita será en 2020 en Malasia.
Para la COP25, prevista entre el 2 y el 13 de diciembre, se esperaba la presencia en Santiago de cerca de 25.000 delegados, junto la activista sueca Greta Thunberg, para presionar por medidas más ambiciosas que permitan bajar las emisiones de carbono que provocan el calentamiento global, fenómeno que impacta fuertemente a Chile.
"Se trata de un enorme fracaso para el gobierno y también para las demandas y justicias medioambientales que enfrenta el país y que no será fácil de superar", comentó Matías Asun, director nacional de Grenpeace.
"Hemos perdido una oportunidad histórica (...). Se trataba del evento que asumiría los compromisos y desafíos de la emergencia climática que enfrenta el mundo", agregó Asun.
Por el momento se desconoce si se reemplazará esta cumbre que inicialmente estaba prevista realizarse en Brasil, pero tras asumir el presidente de derechas Jair Bolsonaro se negó a organizar la conferencia y Piñera asumió el reto en un claro intento por erigirse en un líder regional en temas medioambientales.
Señal de debilitamiento
Mientras el país digería la magnitud de los anuncios de este miércoles, miles de personas se congregaron en las afueras del palacio presidencial de La Moneda, en la mayor concentración en este lugar desde que el 18 de octubre estallara la crisis, que ha provocado el derrumbe de la popularidad de Piñera (14%).
"Esta ha sido una decisión muy difícil", repitió Piñera. "Hemos basado nuestra decisión en un sabio principio de sentido común: cuando un padre tiene problemas, siempre tiene que privilegiar a su familia con respecto a otras opciones. Igual un presidente, siempre tiene que poner por delante a su propios compatriotas por encima de cualquier otra consideración", agregó.
Las protestas no ceden en Santiago ni en las principales ciudades de Chile. Este miércoles varios gremios se habían sumado a las manifestaciones, que tienen al país semiparalizado, con el comercio y varias actividades cerradas o funcionando apenas unas horas al día.
A nivel económico, la bolsa caía al mediodía un 3,12% y el dólar subía hasta 735 pesos por unidad, su mayor valor desde mayo de 2003.
Para analistas, lejos de aplacar el descontento, la cancelación de las dos reuniones representa una señal de debilitamiento del gobierno de Piñera.
Ambas cancelaciones se pueden interpretar "como una señal de debilitamiento y de agudización del conflicto", dijo a la AFP Octavio Avendaño, analista de la Universidad de Chile.
Con estas decisiones "pareciera que (la crisis) no se puede resolver en el corto plazo y en ese sentido, se podría ver afectada la imagen (de Piñera) en términos de la escasa capacidad para lograr responder y atenuar una situación de conflicto", agregó.