El gobierno de Venezuela acusó este miércoles al secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, de impulsar una escalada de agresiones para derrocarlo junto con países de la región donde está de visita.
En una nueva andanada contra el gobierno estadounidense de Donald Trump, Caracas tildó de "intervencionista" la presencia de Pompeo, quien el jueves se reunirá con el presidente colombiano, Iván Duque, en Cartagena, tras asistir el martes a la posesión del mandatario brasileño, Jair Bolsonaro.
El gobierno de Nicolás Maduro señaló que, "en otra de sus erráticas actuaciones", el jefe de la diplomacia estadounidense "ha venido a América Latina a emitir órdenes directas a los gobiernos subordinados a Washington".
El propósito es que esos países "escalen sus agresiones contra el pueblo de Venezuela en su obsesivo propósito de procurar un cambio de régimen por la fuerza", añadió la cancillería en un comunicado.
Para el gobierno de Maduro, la "intromisión" de la Casa Blanca en sus asuntos internos viene acompañada de "chantajes y presiones a países de la región", en abierto desconocimiento del derecho internacional.
En el marco de la investidura de Bolsonaro, Pompeo se entrevistó con el canciller peruano, Néstor Popolizio, con quien acordó "incrementar la presión" sobre Maduro para restaurar la "democracia y la prosperidad" en Venezuela.
Las tensiones de Maduro con Estados Unidos y sus vecinos aumentaron ante el desconocimiento de su nuevo mandato, que comenzará el próximo 10 de enero tras ser reelegido en mayo de 2018 en unos comicios tildados de "fraudulentos" por la oposición.
El gobernante venezolano asegura que Washington puso en marcha un plan para derrocarlo o asesinarlo con apoyo de Colombia y Brasil, que consistiría en generar incidentes armados en las fronteras con esos países para justificar una intervención militar.
Trump, que ha impuesto sanciones financieras a Caracas, sostiene que todas las opciones están sobre la mesa, "las fuertes y las menos fuertes", para poner fin a la "dictadura" de Maduro y restituir la democracia en el otrora rico país petrolero.
A raíz de la debacle económica de Venezuela, al menos 2,3 millones de personas han emigrado desde 2015, según la ONU.