LA pobreza en Argentina aumentó a 27,3% en el primer semestre de 2018, frente a 25,7% del periodo anterior y el presidente Mauricio Macri auguró que los próximos meses serán difíciles.
Los datos revelados ayer por el instituto oficial de estadísticas Indec mostraron que la pobreza rompió su caída en tanto que la indigencia alcanzó a 4,9% de las personas en Argentina (con una población de casi 45 millones), frente a 4,8% del segundo semestre de 2017.
"Tenemos meses difíciles por delante. Pero nuestro objetivo sigue siendo el mismo, siempre, siempre reducir la pobreza", dijo el presidente Mauricio Macri al conocerse el informe.
"No es una noticia fácil. Nuestra meta es y seguirá siendo siempre reducir la pobreza. A raíz de esta tormenta, sabemos que las cosas van a tardar más", añadió Macri a la prensa al día siguiente de acordar una ampliación de su préstamo del FMI.
Argentina consiguió aumentar el monto del acuerdo suscrito en junio, que pasó de 50.000 millones de dólares a 57.100 millones de dólares, y se comprometió a lograr el déficit fiscal cero en 2019 con un presupuesto que prevé drásticos recortes de gastos.
Además, anunció medidas de restricción de la base monetaria y un nuevo sistema de bandas de flotación cambiaria, con limitada intervención del Banco Central.
El acuerdo contempla un apoyo para aminorar el impacto social de las medidas.
"En diciembre vamos a volver a aumentar los planes sociales. La mayor parte del presupuesto (de 2019) está destinado a la inversión social", sostuvo Macri.
Argentina enfrenta una crisis económica que comenzó con una corrida cambiaria en abril y que ha provocado la depreciación de 50% de su moneda en lo que va de año.
A la vez, la inflación acumula 24,3% hasta agosto y se proyecta por encima de 40% al cierre del año.
El índice de pobreza venía en disminución en los últimos tiempos. Fue de 30,3% en el segundo semestre de 2016 y de 28,6% en el primer semestre de 2017.
Entre 2013 y el segundo semestre de 2016 no hubo en Argentina medición oficial de la pobreza.
Camino tortuoso
Con la ampliación del crédito del FMI a 57.100 millones de dólares, Argentina recibió un poco de oxígeno, pero enfrenta aún numerosos desafíos: estabilizar el peso, domar la inflación, relanzar la economía, cumplir con sus compromisos y aprobar el presupuesto 2019.
El gobierno del presidente Mauricio Macri no la tiene fácil. Para desbloquear los fondos del FMI, Argentina se comprometió a alcanzar en 2019 el equilibrio fiscal primario (antes del pago de los intereses de la deuda) cuando para este año se proyecta un déficit de 2,7%.
Sin mayoría en el Congreso, la coalición de centro derecha del presidente Macri va a tener que convencer a una oposición peronista hostil para aprobar un presupuesto de austeridad para 2019, un año electoral, con recortes en todos los sectores.
"Este presupuesto es una vergüenza. No pueden obligar a los gobernadores (de las provincias) y a los legisladores a votarla", declaró el diputado Axel Kicillof, el último ministro de Economía de la expresidenta Cristina Kirchner (2007-2015).
Daniel Artana, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas de América Latina (FIEL), estima en cambio que "Argentina se compromete a hacer cosas que había que hacer. Es una baja violenta del déficit fiscal".
"El gobierno cometió errores pero la herencia (económica del gobierno de los Kirchner) era una bomba de tiempo", agregó.