A UNA verdadera terapia de choque será sometida la economía de Italia gracias a los fondos para la recuperación asignados por la Unión Europea (UE) que ascienden a 191.500 millones euros (unos US$231.600 millones de dólares) en subvenciones y préstamos, a los que añadirá recursos propios por más de 30 mil millones de euros.
El primer ministro italiano, Mario Draghi advirtió ante el Parlamento que Italia se juega toda su "credibilidad" con el plan de reactivación que se realizará con el colosal fondo asignado por la UE.
"Nos equivocamos si consideramos que se trata de una serie de proyectos", aseguró Draghi tras recalcar que con ese plan "está en juego el destino de Italia, su credibilidad, como país fundador de la Unión Europea y protagonista del mundo occidental", dijo.
Italia es la tercera mayor economía de la zona euro. El año pasado un millón de puestos de trabajo y registró una caída del PIB del 8,9%.
El plan detallado de gastos debe ser enviado antes de este viernes a las autoridades de la Unión Europea para que sea aprobado.
"El gobierno quiere dejar a las nuevas generaciones un país más moderno", adelantó el jefe de gobierno, tras reiterar que los más afectados por la pandemia "han sido las capas más débiles de la población".
El plan tiene tres objetivos principales, el primero de los cuales, a corto plazo, es "reparar el daño económico y social" causado por la epidemia de covid-19, explicó Draghi a los parlamentarios.
Los otros dos objetivos de ese plan, más "a medio y largo plazo", son la transición ecológica y resolver las "debilidades que afligen a nuestra economía y nuestra sociedad desde hace décadas", como la brecha entre regiones y géneros, añadió.
El plan de recuperación de Draghi prevé baja de impuestos, menos trámites burocráticos y grandes inversiones en ciertos sectores. Así, explicó que presentará a finales de julio un borrador de reforma fiscal para simplificar el sistema tributario y reducir gradualmente la carga fiscal, sin comprometer las finanzas públicas.
El Gobierno también aprobará en la primera semana de mayo un decreto de emergencia para simplificar los procesos burocráticos necesarios para los proyectos de inversión del plan. Y con otro decreto se acelerarán los procesos de licitación pública, fijando plazos concretos y reduciendo el tiempo para verificar certificados y resolver disputas legales. A final de año se presentará una reforma más amplia para garantizar más eficacia y trasparencia.
Otros dos grandes aspectos del plan Draghi son aumentar la competencia en la economía italiana, en línea con las recomendaciones de la autoridad antimonopolio del país, cuyas leyes se expedirán en julio, mientras que en septiembre se prevé tomar acciones para descongestionar la justicia.
Sigue reapertura
Entre tanto el país continuó con la flexibilización de las restricciones impuestas por la pandemia. Ayer, los bares, restaurantes, cines, museos y salas de conciertos de Italia reabrieron sus puertas.
Después de meses de restricciones, de arrancar y parar de cara a la segunda y tercera ola de covid-19, con un promedio de 300 a 500 muertos diarios, Italia espera que las reaperturas sean irreversibles y marquen el comienzo de una vida normal.
Sin embargo, las reaperturas de unas 140.000 actividades comerciales, autorizadas en la mayoría de las 20 regiones italianas, con cafeterías y restaurantes abiertos para almorzar y cenar, pero sólo en las terrazas al aire libre y hasta el toque de queda fijado a las 22H00 local, han provocado tensiones en el gobierno de unidad.
El toque de queda a las 22H00, que podría alargarse durante los meses más calientes de julio y agosto, ha sido una de las medidas que ha generado más discordia.
Draghi, que ha querido respetar el consejo de los expertos y científicos para evitar la movida nocturna y con ello el aumento de los contagios, hospitalizaciones y decesos, ha tenido que soportar las presiones del ultraderechista Matteo Salvini, el aliado más incómodo, quien pide sin cesar reabrir a toda costa y cancelar todas las restricciones./Redacción internacional con AFP