AÑOS atrás estaba en el radar de la élite rusa como un destino turístico de lujo, del que ocasionalmente disfrutaban y hasta invertían. Pero desde febrero pasado para gran parte de ellos y un número cada vez mayor de empresarios (los que tienen con qué) en su lugar de residencia y trabajo.
Afectados por las sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania, cada vez son más los hombres de negocio, emprendedores, abogados y artistas rusos que se instalan en este rico emirato del Golfo, que ha estado siempre en busca de expatriados acomodados.
Conocida por su lujoso comercio, la arquitectura ultramoderna pletórica de rascacielos y su animada vida nocturna, esta ciudad emirato ofrece otro gran atractivo para quienes deseen quedarse o invertir: ventajas fiscales.
Y aunque de antaño se beneficia el gasto de los llamados oligarcas rusos como Roman Abramovitch, antiguo propietario del club Chelsea y a quién las autoridades norteamericanas le han impuesto sanciones por su cercanía con el presidente Vladimir Putin, la más reciente de ellas el embargo de dos aeronaves, ha visto cómo éste va en sostenido ascenso por el creciente éxodo de ciudadanos de ese país.
En IFZA, una de las muchas zonas francas creadas para atraer las inversiones extranjeras, "el número de empresarios y start-up (empresas emergentes) rusas se ha multiplicado por diez en comparación al año pasado", afirmó su director ejecutivo, Jochen Knecht.
"Comenzó con las empresas de tecnología, de software. Ahora hay todo tipo de compañías, galerías de arte, revendedores, proveedores de repuestos", enumera.
Las empresas "vienen con empleados, alquilan oficinas, almacenes", añade este expatriado a Dubái, uno de los siete emiratos que componen Emiratos Árabes Unidos.
Asfixiados por las sanciones económicas impuestas a Moscú, los jefes de empresas son seducidos por el centro de negocios y finanzas de Dubái, con fiscalidad ventajosa, pero también por la neutralidad declarada del país frente al conflicto ucraniano, explica Knecht.
Los "inversionistas rusos son bienvenidos", insistió, en un país de nueve millones de habitantes -90% extranjeros-, mayoritariamente trabajadores poco calificados de Asia. Dubái busca también atraer inversiones en plena recuperación tras el covid-19.
Destino turístico de lujo y a menudo acusado de paraíso fiscal, Dubái siempre ha sido frecuentada por una clientela rusa adinerada, interesada sobre todo en el sector inmobiliario.
Entre ellos hay magnates hoy sancionados por los occidentales, como el referido Abramovitch, que visitó casas en Dubái en marzo.
Hay también "muchas celebridades rusas, cantantes y actores que ya eran propietarios en Dubái y hoy quieren vivir allí", dijo Valeria Zolotco, de la agencia inmobiliaria AX Capital.
"Vemos cada vez más PME, empresas emergentes que buscan trasladarse para poder garantizar la continuidad de sus negocios", cuenta Georges Hojeige, presidente de Virtugroup, que asesora a las empresas en su instalación en Dubái.
Las sanciones financieras y comerciales contra Rusia plantean grandes desafíos a las empresas rusas, ya sea en términos de proveedores, clientes, mano de obra o logística.
"Tenemos que crear una (nueva) infraestructura, tenemos los medios, pero también llevará tiempo", reconoció en abril la presidenta del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiullina. "Las dificultades aparecen en todos los sectores", subrayó.
"Una persona normal"
Daria Nevskaya, asociada al bufete de abogados ruso FTL Advisers, señaló que muchos de sus clientes "tienen dificultades para trabajar con el extranjero".
Ella misma ha decidido dejar Moscú para abrir una oficina en Dubái. "Soy especialista en derecho internacional, y creo que pronto no habrá más proyectos internacionales en Rusia", lamenta.
Pero para muchos ciudadanos rusos el traslado es una carrera de obstáculos, con tarjetas de crédito que no funcionan en el extranjero, bancos intransigentes, y las restricciones impuestas por Moscú sobre las salidas de divisas.
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Nevskaya dice que desde hace un mes trata de recuperar una suma de 5.000 euros (5.350 dólares) transferidos de Moscú a Dubái, que están bloqueados por el banco corresponsal basado en Europa.
"No me parece justo, no soy una persona sancionada pero mi dinero está congelado, no tengo acceso a mi dinero en Rusia", explica la abogada. Debido a las restricciones, dice Nevskaya, sólo pudo llevarse "10.000 dólares" cuando se fue.
Las sanciones internacionales afectan especialmente a los miembros de la clase media acomodada, que, contrariamente a los oligarcas, rara vez tienen pasaportes extranjeros o cuentas en el extranjero, explica Nevskaya.
Dubái ofrece "oportunidades de negocios", continúa, diciendo que ve una "ciudad internacional" sin sentimiento anti-ruso". "No me siento como una criminal aquí. Me tratan como una persona normal", concluyó.
Dificultades en Rusia
El panorama es completamente opuesto para los millones de rusos, especialmente de clase media y más popular que permanecen en el país.
El cierre de la cadena McDonald's en dicho país (850 en total) que acaparó hace meses los titulares por ser una de las primeras marcas occidentales que abrieron tras la caída del telón de acero, al que siguió con el de otras norteamericanas como Starbucks, KFC, Pizza Hut y Coca-Cola, y varias más de diferentes países dejó desempleados a miles de personas, especialmente jóvenes.
A ello se suma la escasez de medicamentos importados y de cientos de insumos que están afectando gravemente varias industrias. A manera de ejemplo, a hoy las piezas de recambio (repuestos) de los coches extranjeros si se consiguen se venden a precio de oro y el papel escasea.
Iván, que trabaja en un taller mecánico el sur de Moscú, recibe todo tipo de coches.
Sus clientes están preocupados ante el aumento de más de un 30% de los precios de las piezas de recambio, después de que las marcas europeas y norteamericanas dejaran de exportar en represalia a la invasión rusa de Ucrania.
"Nos estamos quedando sin inventario. Llegará un momento que no nos quedarán más. Los propietarios de vehículos extranjeros tienen miedo y las compran de manera anticipada. Se preguntan qué deberán hacer en el futuro: ¿comprar piezas chinas?", explica.
"Creo que serán de mala calidad y, por lo tanto, también malas para la seguridad", afirma.
Las autoridades rusas ya disminuyeron las normas de seguridad y ecológicas de los vehículos fabricados en Rusia y autorizaron circuitos de importación paralelos en respuesta a las sanciones.
El presidente Vladimir Putin repite constantemente que la batería de sanciones occidentales resultó un fracaso. Pero, como se reseña, en el día a día de los ciudadanos se evidencia lo contrario.
Según las autoridades, la situación económica es mejor a la de las primeras semanas tras el inicio de la invasión, el 24 de febrero. Entonces, el valor del rublo se hundió y la inflación se disparó.
Vale recordar que la moneda local tocó un mínimo histórico de 0,007 rublos por dólar el pasado 7 de marzo pero luego, con férreas medidas como el control de capital, el aumento de los intereses y la exigencia a los exportadores de convertir su dinero a rublos, la divisa se revalorizó frente a la moneda estadounidense y actualmente se cotiza en torno a los 0,016.
Así y contra todo pronóstico sobre el efecto de las sanciones económicas más duras de la historia moderna impuestas por Occidente, el rublo se convirtió en la moneda con mejor desempeño del mundo frente al dólar.
Pero si se observa la situación en detalle, se proyecta un rudo impacto sobre la economía.
Las aduanas dejaron de publicar los datos mensuales del comercio internacional, lo que permitió disimular un hundimiento de las importaciones y exportaciones.
La inflación, cerca del 18%, alcanzó los niveles más elevados en los últimos 20 años y, en abril, los ingresos obtenido a través del IVA interno se redujeron a la mitad y a un tercio los de los bienes importados en comparación con el mismo mes del 2021.