ES la pandemia más mortífera del mundo, al punto que el año pasado cobró una vida cada minuto, pero hay gran posibilidad de acabarla de aquí al 2030. Tras cuatro décadas de avances científicos y esfuerzos sanitarios, no sólo se logró frenar la expansión del SIDA en el mundo, sino que, gracias a los tratamientos, se ha evitado que el 95% de quienes tienen el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) escalen a ese síndrome (la fase más alta de la infección).
Estos positivos logros requieren de un decisivo impulso para poner fin a esta afección al sistema inmunitario que, descubierta en 1981 en Estados Unidos se convirtió en un tema ‘intocable’ porque atacaba a una parte de la población que había permanecido en la clandestinidad (homosexuales) y a la que inicialmente se estigmatizó.
Pero con investigación, avances de la ciencia y atención médica dejó de ser un tabú. Es mucho lo que se ha avanzado y el mundo tiene la posibilidad de ponerle fin. Pero, tal como lo advierte la agencia especializada de Naciones Unidas en el tema, ONUSIDA, a ello no se llegará automáticamente, sino con una elección política y financiera, como lo consigna en el informe publicado esta semana.
Titulado El camino que acaba con el SIDA, contiene datos y estudios de casos prácticos que muestran los “resultados extraordinarios” de algunos países y líderes que han tomado determinadas medidas y ofrece una hoja de ruta para hacer frente a futuras pandemias y a avanzar hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El documento aboga por tomar decisiones basadas en la ciencia, garantizar la inversión necesaria y asegurar la protección de los derechos humanos, por lo que llama a los líderes políticos a dar esta envión que se necesita para cerrar la década con la afección controlada.
"El final del SIDA es una oportunidad para que los líderes de hoy dejen un legado singularmente poderoso. Podrían ser recordados por las generaciones futuras como aquellos que pusieron fin a la pandemia más mortífera del mundo. Podrían salvar millones de vidas y proteger la salud de todos. Podrían demostrar lo que puede hacer el liderazgo", declaró la directora ejecutiva de la agencia, Winnie Byanyima.
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Destaca el informe destaca que las respuestas al VIH tienen éxito cuando se basan en un liderazgo político fuerte. Esto significa tomar decisiones basadas en los datos, la ciencia y las pruebas; abordar las desigualdades que frenan el progreso y capacitar a las comunidades y a las organizaciones de la sociedad civil en su papel vital en la respuesta.
De otra parte, la agencia advierte que si “los dirigentes ignoran, aíslan o criminalizan a las personas que viven con el VIH o están expuestas a un riesgo de contagio, se obstaculizan los progresos de la respuesta frente al sida y más y más personas contraen el virus”.
Otro elemento clave es la financiación. Los avances han sido mayores en los países y regiones que cuentan con mayores inversiones, como en África oriental y meridional, donde las nuevas infecciones por este virus se han reducido en un 57% desde 2010.
Así, Botsuana, Suazilandia, Ruanda, Tanzania y Zimbabue han alcanzado los objetivos bautizados como "95-95-95". Esto significa que el 95% de las personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) conocen su estado serológico; que el 95% de las personas que saben que viven con el VIH reciben un tratamiento antirretrovírico que puede salvarles la vida; y que el 95% de las personas que reciben tratamiento tienen el virus suprimido.
Otros 16 países, ocho de ellos del África subsahariana, la región en la que vive el 65% de las personas seropositivas, también están a punto de conseguirlo.
La agencia señala que, gracias al apoyo y la inversión para acabar con el SIDA entre los niños, en 2022 el 82% de las mujeres embarazadas y lactantes que viven con el VIH tenían acceso al tratamiento antirretroviral, frente al 46% recibiendo esos servicios en 2010. Esto ha llevado a una reducción del 58% en las nuevas infecciones entre los niños en el mismo periodo, la cifra más baja desde la década de 1980.
A. Latina y el Caribe
Así mismo indica que los países latinoamericanos han logrado importantes avances en la ampliación del acceso al tratamiento del VIH, pero no tantos en materia de prevención. El número de muertes relacionadas con el SIDA disminuyó un 32% desde 2010, pero el número anual de nuevas infecciones por VIH aumentó un 8% entre 2010 y 2022. Sólo nueve países proporcionan PrEP oral (profilaxis previa a la exposición) y por demanda a personas de poblaciones clave.
Por su parte, el número de nuevas infecciones por VIH en el Caribe se redujo en un 15% entre 2010 y 2022. La ampliación de la cobertura del tratamiento hizo que el número de muertes relacionadas con el SIDA disminuyera en un 53% entre 2010 y 2022, aunque la tasa de disminución varió según los países. Sin embargo, el diagnóstico de la enfermedad por VIH avanzado sigue siendo un reto. Si se abordan las desigualdades y la estigmatización, es probable que la cobertura del tratamiento y los resultados mejoren aún más, según el informe.
Proteger los derechos humanos
Los avances en la respuesta al SIDA se han visto reforzados cuando se instauran los marcos jurídicos y que protegen los derechos humanos.
Varios países despenalizaron las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en 2022 y 2023: Antigua y Barbuda, las Islas Cook, Barbados, Saint Kitts y Nevis, y Singapur.
Gracias a medidas como esta, el número de personas que recibieron tratamiento antirretrovírico en todo el mundo casi se cuadruplicó, pasando de 7,7 millones en 2010 a 29,8 millones en 2022.
En este sentido, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos recordó que “toda política que discrimine, estigmatice y criminalice a los grupos marginados o a las personas que viven con el VIH, reduce las probabilidades de que accedan a las pruebas, el tratamiento y los servicios de prevención”.
Volker Türk añadió que para que las respuestas al SIDA sean eficaces, deben basarse en los derechos humanos. “Necesitamos un liderazgo político que erradique la discriminación y las desigualdades, y que garantice que las organizaciones comunitarias puedan trabajar en un espacio cívico libre y abierto”, declaró.
Erradicarlo es una decisión
El informe constata que el fin del sida no se producirá de forma automática. Alrededor de 9,2 millones de personas siguen sin recibir tratamiento, incluidos 660.000 niños.
Las mujeres y las niñas siguen estando desproporcionadamente afectadas, sobre todo en el África subsahariana. A nivel mundial, 4000 mujeres jóvenes y niñas se infectaron con el virus cada semana en 2022. Solo el 42% de los distritos con una incidencia del VIH superior al 0,3% en el África subsahariana cuentan en la actualidad con programas de prevención específicos para adolescentes y mujeres jóvenes.
Un desafío considerable es el financiamiento de una respuesta global. Los fondos aumentaron considerablemente a inicios de la década de 2010, pero el año pasado cayeron al mismo nivel registrado en 2013.
El año pasado, un total de USD 20.800 millones fueron destinados a los programas de lucha contra el VIH en los países de ingresos bajos y medios, un 2,6% menos que en 2021 y muy por debajo de los USD 29.300 millones que se estimado necesario de aquí a 2025.
Para Byanyima, la oportunidad de erradicarlo depende de la acción. "Los hechos y las cifras que se comparten en este informe no muestran que como mundo ya estemos en el camino, muestran que podemos estarlo. El camino está claro”. /Redacción internacional con ONU