EN retaliación a la decisión paraguaya de devolver su embajada a Tel Aviv, que había trasladado a Jerusalén el pasado mayo, Israel cerró su representación diplomática en Asunción.
El nuevo gobierno del presidente Mario Abdo Benítez explicó que tomó esa decisión por su deseo de "contribuir a que se intensifiquen los esfuerzos diplomáticos regionales e internacionales con el objeto de lograr una paz amplia, justa y duradera en Oriente Medio", según un comunicado de la cancillería.
De inmediato, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu consideró "gravísimo" ese anuncio y ordenó el cierre de la embajada israelí en Asunción.
La cancillería israelí calificó de "decepcionante" la medida de Asunción y sostuvo que "tensa las relaciones entre los dos países", en un mensaje en Twitter.
"Yo creo que no deberían molestarse nuestros hermanos y amigos de Israel. Hay más de 85 países que conservan su embajada en Tel Aviv, y nosotros somos amigos y aliados históricos de Israel", comentó poco después a la prensa el canciller paraguayo, Luis Castiglioni.
"No hay que olvidar que el voto de Paraguay fue el voto decisivo para la creación del Estado de Israel", añadió.
El traslado a Jerusalén de la sede de la embajada paraguaya fue acordado en mayo por el expresidente Horacio Cartes, ya en los últimos días de su mandato.
El exmandatario asistió personalmente a la ceremonia de inauguración de la nueva sede en Jerusalén, junto con el primer ministro Netanyahu.
Pero esa decisión, que indignó a los palestinos, fue cuestionada por Abdo Benítez, quien en aquel momento era ya presidente electo, y aseguró que no había sido consultado.
"Paraguay siempre fue previsible en sus relaciones internacionales. Queremos que esto continúe. Creemos que esto que ha ocurrido vino a distorsionar esa tradición y esa cultura de respeto irrestricto al derecho internacional y al mismo tiempo a las disposiciones emanadas por las Naciones Unidas", dijo Castiglioni.
Al mudar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, Paraguay había seguido los pasos de Estados Unidos y Guatemala, que hicieron lo mismo poco antes, en medio de protestas en la Franja de Gaza, en donde durante esos días soldados israelíes mataron a más de 60 palestinos.
Ese traslado fue polémico pues dio por sentado el reconocimiento de Jerusalén -cuya parte oriental desean los palestinos como capital de su futuro Estado- como la capital de Israel.