UN “caluroso” saludo “al noble pueblo chino” al que le deseo lo mejor y progresar siempre, envió el papa Francisco, al tiempo que instó a los católicos de ese gigante asiático ser “buenos ciudadanos y cristianos”.
Así lo ha expresado el Pontífice al final de la Santa Misa que ha presidido en el Steppe Arena de la capital de Mongolia, Ulán Bator, donde se encuentra en el marco de su 43º Viaje Apostólico.
Francisco ha mandado el saludo abrazado al obispo emérito de Hong Kong, el cardenal John Tong Hon, y al actual obispo, Stephen Chow, que será nombrado cardenal este mes de septiembre.
"Quiero aprovechar su presencia para enviar un caluroso saludo al noble pueblo chino. A todo el pueblo le deseo lo mejor, seguid adelante. A los católicos de China les pido ser buenos cristianos y buenos ciudadanos", ha dicho.
En el marco de la Misa, el Papa ha animado al pueblo de Mongolia a "seguir adelante con mansedumbre y sin miedo" y les ha instado a "crecer juntos en la fraternidad, como semillas de paz en un mundo tristemente asolado por tantas guerras y conflictos", según recoge el portal del Vaticano 'Vatican News'.
Asimismo, ha agradecido al pueblo mongol por el "don de la amistad" que ha recibido estos días durante su visita al país y por su "auténtica capacidad de valorar también los aspectos más sencillos de la vida, de custodiar con sabiduría las relaciones y las tradiciones, de cultivar la cotidianidad con cuidado y atención".
El Pontífice, que también ha recordado al sacerdote jesuita Pierre Teilhard de Chardin, ha estado acompañado en esta misa por unos 2.000 fieles.
Posteriormente en un encuentro interreligioso ha hecho un llamamiento a la armonía entre las religiones. "El altruismo construye armonía y donde hay armonía hay entendimiento, prosperidad, belleza (...). Por el contrario, la cerrazón, la imposición unilateral, el fundamentalismo y la coerción ideológica arruinan la fraternidad, alimentan tensiones y ponen en peligro la paz", ha expresado el Pontífice según declaraciones recogidas por 'Vatican News'.
En este sentido, ha destacado que "es precisamente la religión" la que tiene el papel de traer la armonía a un mundo "desgarrado por las luchas y la discordia".
No obstante, ha señalado que, para alcanzar dicha armonía, es necesario también que los responsables y líderes pongan el foco "en el encuentro y el diálogo".
"Esto sería una contribución decisiva para poner fin a los conflictos que hacen sufrir a todos los pueblos", ha asegurado Bergoglio durante una reunión con representantes de diferentes religiones en el Teatro HUN, a las afueras de la capital mongola, Ulán Bator, a la que llegó el viernes.
En suma, el Papa ha abogado por un compromiso con la justicia y la paz para transformar "el mal destructivo en bien constructivo".
La visita del Papa Francisco a Mongolia, que se prolongará hasta este lunes constituye su 43 viaje apostólico internacional como Pontífice y es la primera visita de un Pontífice a este país con una ubicación simbólica geopolíticamente, ya que se encuentra entre Rusia y China.
Con este viaje, confirmado el pasado 3 de junio, el Pontífice responde a la invitación del presidente de Mongolia y de las autoridades eclesiásticas del país.
Mano tendida a China: ningún gobierno debe temer a la Iglesia
El papa Francisco afirmó este sábado en un encuentro con misioneros católicos en Mongolia que los gobiernos "no tienen nada que temer de la labor de evangelización de la Iglesia", una declaración percibida como mensaje para China.
"Los gobiernos (...) no tienen nada que temer de la labor de evangelización de la Iglesia porque ésta no tiene una agenda política", dijo el pontífice argentino de 86 años en la catedral de los Santos Pedro y Pablo de Ulán Bator.
El mensaje de "misericordia y verdad" de la Iglesia busca "promover el bien de todos", agregó en el templo, cuya nave circular se inspira en las tiendas tradicionales de los nómadas mongoles del país.
Este viaje de Francisco es la primera visita papal a Mongolia, un país de mayoría budista situado al sur de Rusia y al norte de China, donde apenas hay 1.400 fieles, incluyendo 25 sacerdotes y 33 monjas.
El desplazamiento del líder de la Iglesia católica parece orientado a mejorar los vínculos entre el Vaticano y China, que no tienen relaciones diplomáticas.
El Partido Comunista de China teme que cualquier organización pueda socavar su autoridad. Durante mucho tiempo sospechó que el Vaticano pueda tener influencia política en los católicos chinos.
Francisco hizo un esfuerzo en mejorar los lazos con Pekín y el año pasado renovó un acuerdo espinoso sobre el nombramiento de los obispos en China.
En su primer acto público desde su llegada, el viernes, el papa fue acogido este sábado con una ceremonia oficial en Ulán Bator, con la guardia de honor de jinetes en la enorme plaza Sukhbaatar, denominada así en honor a un héroe revolucionario mongol.
El presidente de Mongolia, Ukhnaa Khurelsukh, vestido con una túnica tradicional, descendió por una larga escalinata con alfombra roja para recibir al papa justo enfrente de una enorme estatua de bronce de Gengis Kan, el fundador del Imperio mongol en el siglo XIII.
Más de mil peregrinos de otros países y algunos curiosos se congregaron en la plaza para ver a Francisco.
El papa elogió la "sabiduría" y la rica y antigua cultura de Mongolia, donde los ganaderos y agricultores son "respetuosos con los delicados equilibrios del ecosistema".