La OTAN aplaudió este martes la negociación entre EEUU y Rusia para el control de armas nucleares, unas conversaciones a las que considera que debería sumarse China debido al gran crecimiento militar del gigante asiático en los últimos años.
"Doy la bienvenida el hecho de que se sienten y empiecen a negociar sobre cómo llegar a un acuerdo sobre control de armas nucleares. Agradezco que las conversaciones han sido constructivas y Rusia y Estados Unidos se han citado para una segunda ronda y han establecido equipos de trabajo", señaló el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, quien ve esta ronda como los primeros pasos hacia un acuerdo.
A su juicio, China debería implicarse también en este proceso ya que como potencia global tiene responsabilidad en la infraestructura internacional de control de armas. Además, el político noruego ha recordado que Pekín está invirtiendo fuertemente en Defensa y, como ejemplo, ha doblado en cuestión de unos pocos años sus ojivas nucleares.
"Nadie le niega a China su derecho a desarrollar su Ejército, pero su crecimiento conlleva una responsabilidad también", dijo, y reiteró que si Pekín es parte del control de armas se garantiza que hay transparencia y claridad sobre su arsenal nuclear.
Stoltenberg insistió en que se tiene que atraer a China a esta negociación al igual que se hizo con la Unión Soviética y Rusia con distintos tratados. "Un control verificable y equilibrado es bueno para todos", ha dicho durante su participación en un foro organizado por el German Marshall Fund.
El representante especial de Estados Unidos para el control de armas, Marshall Billingslea, calificó como "muy positiva" la primera ronda sobre "estabilidad estratégica" celebrada este lunes en Viena, un término empleado para referirse al tratado sobre armamento nuclear.
Los representantes de ambos países abordaron ayer lunes la posibilidad de prorrogar el Tratado de Reducción de las Armas Estratégicas (START III) durante un encuentro que ha durado unas diez horas. Este acuerdo es el único en vigor entre Estados Unidos y Rusia después de que Washington rompiera definitivamente el 2 de agosto de 2019 con el Tratado INF de misiles de medio y corto alcance.
El START III, suscrito en 2010, limita los arsenales de los dos países a un máximo de 700 misiles desplegados, 1.550 ojivas nucleares y 800 vehículos desplegados y en reserva. Washington aspira a incluir a China en el nuevo tratado, pero Pekín se niega. Moscú, por su parte, ha defendido tener en cuenta también los arsenales nucleares de Francia y el Reino Unido.