Ómicron paraliza el corazón financiero chino: Shanghái | El Nuevo Siglo
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Lunes, 28 de Marzo de 2022
Redacción internacional

Un incalculable costo para la economía china, en desaceleración desde hace semanas, tendrá el impensable confinamiento de la cosmopolita Shanghái, la mayor ciudad del país y su principal motor financiero.

Desde comienzos de este mes el gigante asiático registra un impensable rebrote del coronavirus que hace dos años fue detectado en un mercado chino de Wuhan, que lo llevó a aislarse del mundo e implementar la estrategia de ‘cero covid’ que consistió en cierre de fronteras, pruebas masivas y cuarentenas focalizadas. Fue con ella, según su gobierno, que se pudo controlar las infecciones y muertes por la misma, registrando unas bajas estadísticas frente al resto del mundo, cuya credibilidad está en entredicho.

Así, pese a ser el foco del coronavirus y tras dos años de pandemia, cerró el año pasado con un poco más de 101 mil casos y los fallecidos por el mismo en algo más de 4 mil.

Sin embargo, en lo corrido de este año y más específicamente de este mes, esa estrategia está sometida a una prueba ácida por un inesperado brote de contagios en todo el país y que hoy tiene como epicentro a Shanghái, desde ayer paralizada por el encierro para realizar pruebas masivas de detección del coronavirus.

Además, el país volvió a registrar fallecimientos a causa del virus. El pasado 19 informó la muerte de dos hombres en la provincia nororiental de Jilin, con lo que elevó el acumulado a 4.638 víctimas desde el inicio de la pandemia.

El sublinaje BA.2 de la contagiosa variante ómicron es el causante de esta situación en la nación asiática. Así del acumulado de 144.515 casos desde que inició la pandemia, 35.189 se han registrado en lo corrido de marzo, mientras que en los dos meses precedentes las infecciones fueron 7.012. Es decir, se quintuplicaron.

Según sus cifras oficiales pasó de tener menos del millar de infecciones diarias -enero y febrero- a más de cinco mil a final de semana, la mayoría de ellos en la provincia de Jilin (que estuvo bajo confinamiento total hasta el fin de semana) y Shanghái.

Ante esta disparada de casos, el gobierno chino ordenó la aplicación inmediata de la estrategia ‘cero covid’ en esa metrópoli para realizar pruebas masivas de ácido nucleico y antígeno.  Por ello, desde ayer y hasta el primero de abril estarán encerrados en sus viviendas la mitad de sus 25 millones de habitantes y, el resto hará lo propio entre esa última fecha y el 5 de abril.

Ayer esa metrópoli registró un récord de 3.500 nuevos contagios y lo que más preocupa tanto a las autoridades locales como nacionales es la elevada estadística de casos asintomáticos. De allí, al parecer, la alta velocidad de transmisión que ha tenido ómicron no sólo en China sino en otras naciones asiáticas como Hong Kong.

El área confinada desde ayer es, específicamente, la zona oriental conocida como Pudong, que incluye el principal aeropuerto internacional y el distrito financiero de la ciudad. Luego sea aplicará la media en el oeste de la ciudad, más poblado.

La oficina de sanidad de Shanghái explicó que las medidas adoptadas buscan frenar la propagación del virus, proteger la vida y la salud de las personas y lograr el objetivo dinámico de cero covid lo antes posible.

En las áreas afectadas, la gestión cerrada se lleva a cabo en comunidades residenciales, los residentes deberán permanecer en el interior, y se permitirá la entrega de artículos de primera necesidad sin contacto.

Además, todas las empresas, excepto aquellas necesarias para asegurar las necesidades diarias de la gente y el funcionamiento de la ciudad operan bajo confinamiento o sus empleados trabajarán desde casa.

Mientras tanto, los servicios como autobús, metro, transbordador, taxi y transporte en línea se suspendieron en las zonas que cumplen la “quincena preventiva”.

Wu Qianyu, funcionaria de la comisión municipal de salud de esa ciudad del este de China recordó que el personal médico practica pruebas de ácido nucleico de forma inmediata a quienes obtienen un resultado positivo en la detección de antígenos y que también se adoptan medidas de control antes de que se conozcan los resultados de las segundas pruebas.


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El confinamiento es la última medida ordenada en Shanghái ya que desde comienzos de mes, cuando comenzó el repunte diario de infecciones, se adoptaron restricciones en varios barrios, que dejaron a muchos habitantes frustrados por tener que seguir encerrados en casa.

Así, algunos se quejaron ayer de que solo les avisaron con unas horas del nuevo confinamiento impuesto en media ciudad.

"Realmente no entendemos las medidas de manejo y control de Shanghái. Ha habido algunas inconsistencias", dijo un hombre que se identificó con el apellido Cao, mientras hacía fila en el supermercado.

"Después de tanto tiempo (la ciudad) no ha controlado el virus y los números siguen subiendo", agregó.

La decisión de realizar el confinamiento en dos fases fue, según sus autoridades, para mantener vivo el motor económico de la ciudad, a diferencia de lo que ocurrió en Shenzhen, considerado el centro tecnológico del país que estuvo en encierro total por dos semanas, retomando ayer su normalidad tras contener los contagios.

Pero en redes sociales algunos usuarios acusaron a las autoridades de Shanghái de menoscabar las preocupaciones sanitarias para mantener la normalidad en la ciudad, conocida por su nivel de riqueza y su imagen cosmopolita.

¿Por qué las draconianas medidas?

China se aisló del mundo en marzo de 2020 al adoptar una estrategia que denominó "dinámica cero" para contener los brotes con confinamientos estrictos y pruebas masivas. Así, a las personas se les puede obligar a no salir de su edificio, sitio de residencia u obligadas a permanecer en una habitación de hotel si se les considera un contacto de alto riesgo.

Con aplicaciones para seguir a las personas contagiadas, los contactos suelen ser detectados y puestos rápidamente en cuarentena.

Tiendas, escuelas, sitios turísticos, edificios de oficinas y centros comerciales han sido cerrados con personas adentro luego de detectar un solo contacto de alguien contagiado.

Las autoridades locales se ven presionadas a contener cualquier foco de contagio para evitar ser destituidos o reprochados en la prensa estatal.

Los pobladores son obligados a permanecer en casa de un momento a otro, como ocurrió a comienzos de mes con los 17 millones de habitantes de Shenzhen.

En desarrollo de la estricta estrategia, el número de vuelos comerciales colapsó, los pocos pasajeros que llegan pasan semanas en cuarentena estricta y el gobierno ha dicho que no renovará los pasaportes chinos vencidos a menos de que el portador tenga un motivo válido para viajar, lo que redujo la demanda de viajes al exterior.

Todas estas medidas, consideradas draconianas y extremas tienen un trasfondo sanitario, pero también político, ya que los dirigentes comunistas de Pekín consideran que la baja tasa de mortalidad demuestra la solidez de su modelo de gobierno.

De esta forma arguyen la caótica respuesta de Estados Unidos al covid-19 como un ejemplo del fracaso de las democracias liberales. Los analistas advierten que cualquier cambio en la estrategia necesitará un cambio en la percepción sobre el virus entre la población china.

Aliviar las restricciones, que tienen un costo tanto humano como económico, podría ser riesgoso para el presidente Xi Jinping, quien busca un tercer período de gobierno en octubre, luego de presentarse como el líder que mantendrá la seguridad en China.