UNA resolución para frenar la “emergencia nacional” declarada por el presidente Donald Trump para construir su muro en la frontera con México lanzaron los legisladores demócratas de Estados Unidos, un paso excepcional que abrió una feroz batalla político-judicial.
La presidenta de la Cámara de Representantes y líder de la mayoría demócrata, Nancy Pelosi, dijo que la Cámara Baja votará el próximo martes sobre la llamada resolución de desaprobación, que busca impedir que el mandatario se salte al Congreso para acceder a fondos federales para su muro.
La norma seguramente sea aprobada en la Cámara de Representantes controlada por los demócratas, pero su destino es incierto en el Senado, dominado por los republicanos de Trump.
"No hay pruebas que respalden la afirmación falsa del presidente de que hay una crisis en la frontera", dijo Pelosi en una conferencia telefónica desde Laredo, Texas, donde se preparaba para visitar un puente fronterizo entre México y Estados Unidos con otros legisladores estadounidenses.
Trump anunció la declaratoria de emergencia la semana pasada luego de que el Congreso no aprobara los 5.600 millones de dólares que requería para el muro, una de sus promesas electorales insignes en 2016.
La ley presupuestaria, que Trump firmó a regañadientes para evitar un nuevo cierre del gobierno por falta de financiación, incluye asignaciones de solo 1.375 millones de dólares para cercas y otras barreras en la frontera, pero no hay partidas específicas para el tramo de muro propuesto por el mandatario.
Los demócratas, y algunos republicanos, condenaron la decisión de Trump, considerándola un intento de usurpar los poderes de financiación reservados al Congreso según la Constitución.
"No tenemos un monarca, tenemos una separación de poderes en nuestro país", dijo Pelosi, instando a los republicanos a sumarse a su iniciativa.
Este llamado se produce cuando Trump y la Casa Blanca avanzan los planes para reasignar unos 6.600 millones de dólares de otras fuentes, en su mayoría fondos ya asignados en el presupuesto del Departamento de Defensa.
Trump ha dicho muchas veces que la inmigración ilegal desenfrenada ha originado una crisis en la frontera sur del país, incrementando la delincuencia y generando tensiones en servicios públicos como la atención médica.
"Toma de poder"
El congresista de Texas Joaquín Castro, que promueve la resolución de desaprobación, mencionó los bajos niveles de inmigración ilegal y una cantidad récord de recursos de seguridad nacional en la frontera para impulsar el argumento de que la declaración de emergencia nacional de Trump es innecesaria y "una toma de poder inconstitucional".
Castro dijo que su resolución ya tiene el apoyo de al menos 226 miembros de la Cámara de Representantes, incluido un republicano, una cifra que supera la mayoría simple necesaria para aprobarla en la Cámara Baja de 435 miembros.
El representante de San Antonio añadió que seguirá llamando a los republicanos para obtener apoyo para la medida e instar a los legisladores a enviar un mensaje bipartidista a Trump.
"Si el Congreso le da la vuelta a esto, es probable que el presidente lo vuelva a hacer", advirtió Castro, quien preside el Caucus Hispano del Congreso, una bancada que da voz a los temas que afectan a los latinos en Estados Unidos y Puerto Rico.
Días atrás, 16 estados presentaron una demanda contra el gobierno de Trump, alegando que la declaración de emergencia había violado la cláusula de la Constitución estadounidense que declara que el Congreso es el árbitro final de los fondos públicos.
La Casa Blanca se ha mantenido firme en su posición de que la orden de emergencia nacional permite a Trump reasignar fondos.
Pero la demanda afirmó que el uso de dinero militar provocaría grandes pérdidas para las unidades de la Guardia Nacional de los estados, que podrían utilizar esos fondos para actividades antidrogas, así como para programas de aplicación de la ley.
Pelosi señaló que una emergencia genuina tendría el apoyo del Congreso y del pueblo estadounidense, pero dijo que Trump simplemente la declaraba para "honrar los aplausos en un mitin".
Varios presidentes de Estados Unidos usaron este procedimiento en el pasado, pero en circunstancias muy diferentes y mucho menos controvertidas. Jimmy Carter invocó una emergencia nacional luego de la toma de rehenes en la embajada de Estados Unidos en Teherán, en 1979. George W. Bush lo hizo tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y, años más tarde, Barack Obama recurrió a esta declaratoria durante la epidemia de gripe H1N1.