Innovadores, pero sobre todo muy reales, ya que se basan en situaciones de la cotidianidad para determinar la causa efecto que produce en las variables económicas de la misma son los “experimentos reales” los cuales fueron galardonados con el último Nobel que se entrega en la versión 2021.
Haciendo un paragón son como los “ensayos clínicos” por medio de los cuales se prueba un nuevo medicamento o vacuna y a diferencia de éstos, los economistas parten de un tema macro de la vida real para analizar y determinar los impactos que generan, a nivel microeconómico.
Sin embargo, es importante resaltar que “los experimentos naturales” se distinguen de los ensayos terapéuticos pues, contrariamente a los científicos en los laboratorios, los economistas no controlan los parámetros del protocolo experimental.
El campo de aplicación de estos estudios es muy amplio, como por ejemplo educación, mercado de trabajo e inmigración.
Y eso fue lo que hicieron, independientemente, el canadiense David Card, el estadounidense Joshua Angrist y el neerlandés Guido Imbens para alzarse, con este Nobel de Economía, que al igual que el de Física fue dividido en dos partes (50% para el primero de éstos y el restante para los otros dos).
Además lea: Impuesto a multinacionales es un avance en cooperación tributaria internacional: Ocampo
Vale recordar que este galardón no forma parte del legado de Alfred Nobel, ya que fue establecido en 1968 por el Riksbanken, el banco central sueco, coincidiendo con el 300 aniversario de la entidad y fue concedido por primera vez en 1969, distinguiendo al noruego Ragnar Frisch y al holandés Jan Tinbergen.
Los responsables del Premio destacaron de Card sus contribuciones empíricas a la economía laboral, mientras que Angrist e Imbens hicieron valiosos aportes metodológicos a las relaciones causales. Este economista había recibido en 2014 el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Economía.
Los tres economistas utilizaron “experimentos naturales” para responder a importantes preguntas de la sociedad, como cómo entender la conexión entre las políticas económicas y otros eventos.
"Los galardonados nos han proporcionado nuevos conocimientos sobre el mercado laboral y han mostrado qué conclusiones sobre causa y efecto se pueden extraer de experimentos naturales. Su enfoque se ha extendido a otros campos y revolucionado la investigación empírica", sostuvo la Academia.
De esta forma, los trabajos del canadiense David Card y su colega estadounidense Alan Krueger (fallecido en 2019) estudiaron, por ejemplo, la relación entre salario mínimo y empleo gracias a un experimento natural a principios de los años 1990.
Para ello, compararon la situación del mercado laboral en la zona fronteriza entre los estados de Nueva Jersey y de Pensilvania. El salario mínimo había sido aumentado en el primero, mientras que se mantuvo igual en el segundo.
Al focalizarse en una zona geográfica homogénea, las investigaciones de Card y Krueger mostraron que la subida del salario mínimo no había generado un descenso del número de empleados.
Esta conclusión se oponía a la teoría dominante de la época, según la cual un aumento del salario mínimo destruía empleos.
Por su parte Card estudió la relación entre inmigración y mercado de trabajo, basándose en un caso concreto: la instalación en Miami (Florida) en 1980 de decenas de miles de cubanos que el presidente Fidel Castro dejó salir del país.
El tema ha causado polémica desde hace décadas, por considerar que los migrantes restaban oportunidades a los residentes. Sin embargo, los estudios del economista evidenciaron que esta ola de nuevos llegados no tuvo un impacto negativo en el empleo.
La Academia exaltó sus estudios sobre los efectos del salario mínimo, la inmigración y la educación en el mercado laboral "que desafiaron la sabiduría convencional", lo que condujo a nuevos análisis y conocimientos adicionales, como que, entre otras cosas, “aumentar el salario mínimo no necesariamente conduce a menos puestos de trabajo".
También colaborando con Alan Krueger, el israelo-estadounidense Joshua Angrist se interesó por su lado en el vínculo entre nivel de estudios y salario. De esta forma comparó el tiempo pasado en el sistema educativo por personas nacidas el mismo año en función de su mes de nacimiento.
Los nacidos a principios de año, que pudieron dejar la escuela un poco antes que los demás, habían realizado en promedio estudios más cortos que quienes nacieron en el último trimestre, y sus salarios eran más bajos.
Ello permitió a Angrist determinar que un alto nivel de educación conduce generalmente a mejores sueldos.
La Academia sostuvo que estas investigaciones “resolvieron el problema metodológico para interpretar los resultados de experimentos naturales demostrando cómo se pueden extraer conclusiones precisas sobre causa y efecto a partir de esta clase de experimentos”.
"Un premio formidable"
El estadounidense-holandés Guido Imbens colaboró luego con Angrist para afinar la interpretación de estos resultados.
La economista Esther Duflo, que compartió el Nobel hace dos años por haber sido pionera en otro método de experimentos económicos en el terreno, saludó el Nobel de este año como "un premio formidable".
"La ‘credibility revolution’ (revolución de la credibilidad, o giro empírico, ndlr) en economía ¡lo ha cambiado todo!" escribió Duflo.
Para algunos economistas, “los experimentos naturales” deben no obstante ser manejados con precaución, pues el tamaño de las muestras y la escasa frecuencia de los acontecimientos observados no permiten siempre extraer conclusiones a gran escala.
Por su parte Julien Pinter, investigador de la Universidad de Minho con este método innovador para la investigación empírica, que nació en los años 90’s, “imitamos un poco lo que podría hacerse en un laboratorio", pero advierte que “no podemos estar seguros a 100% de que los resultados serían exactamente los mismos en otro contexto".
Los tres premiados con el Nobel suceden en el palmarés de este galardón a sus colegas Paul R. Milgrom y Robert B. Wilson por sus “mejoras en la teoría de subastas e invenciones de nuevos formatos de subastas", donde utilizaron las matemáticas para estudiar el conflicto en la toma de decisiones, y la estrategia en situaciones sociales, para explorar el comportamiento de los postores.
Un año antes este máximo galardón de la Economía fue para Abhijit Banerjee, Esther Duflo y Michael Kremer, por su trabajo sobre las causas y remedios de la pobreza.
El Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel está dotado con 10 millones de coronas suecas (988.000 euros) de los que la mitad serán para David Card, a quien la Academia ha adjudicado explícitamente la mitad del galardón, mientras que Joshua Angrist y Guido Imbens compartirán la otra mitad