A ESCASAS 48 horas del Brexit y en una sesión marcada por las lágrimas y las despedidas, los eurodiputados ratificaron este miércoles el acuerdo de retirada del Reino Unido de la Unión Europea (UE), sellando el primer divorcio en la historia del bloque.
"Sólo en la agonía de la separación miramos en la profundidad del amor", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que citó a la poeta británica George Eliot. "Siempre te amaremos y nunca estaremos lejos", agregó.
Por 621 votos a favor, 49 en contra y 13 abstenciones, la Eurocámara allanó el camino hacia una salida ordenada del Reino Unido que seguirá respetando las reglas europeas durante un período de transición hasta finales de año.
Cuando el voto favorable se daba por hecho, el protagonismo recayó en los diputados británicos que, el viernes, dejarán de serlo, especialmente en Nigel Farage para quien es "un punto de no retorno". "Nunca volveremos".
Para su última intervención en la Eurocámara, Farage, adalid del Brexit, crispó de nuevo el ambiente con un duro discurso y poniendo sobre su banca una bandera británica, contra las normas de la Eurocámara.
Las palabras de las fuerzas europeístas fueron sin embargo de cariño hacia los ciudadanos del Reino Unido. "Si los británicos deciden volver, nuestros brazos estarán abiertos", aseguró la jefa de filas de los socialistas, Iratxe García.
El 'leitmotiv' de la jornada fue: "No es un adiós, es un hasta luego". "Mantengamos el sueño vivo, sobre todo para los jóvenes", aseguró la eurodiputada británica ecologista, Molly Scott-Cato, antes de romper a llorar.
Tras la votación, los eurodiputados europeístas se cogieron de la mano y empezaron a cantar a capela "Auld Lang Syne", una popular canción escocesa entonada en momento solemnes como despedidas, dando más emotividad a la sesión.
El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo ante el Parlamento Británico que llevará a cabo una "salida digna" de la UE y reconoció la necesidad de "unirse en un espíritu de confianza" en ese "gran momento" para su país.
"Aunque dejemos las instituciones de la UE, no dejamos Europa", dijo en Bruselas el secretario de Estado británico Christopher Pincher, abogando por una "cooperación amistosa" basada "en un acuerdo de libre comercio".
Con el divorcio encaminado, la atención se centra en el acuerdo sobre la futura relación, especialmente comercial, que ambas partes deberán cerrar para finales de 2020, cuando termina el período de transición previsto.
Pero, con su retirada de la UE, el Reino Unido recupera también su libertad para negociar acuerdos comerciales con terceros países, como el Estados Unidos de Donald Trump que ya ha puesto los ojos en su aliado transatlántico.
Washington, cuyo jefe de la diplomacia Mike Pompeo viajó ayer al Reino Unido, convirtió en una prioridad cerrar un acuerdo comercial con el gobierno británico de Boris Johnson en 2020, generando recelos en la UE.
La relación a ambos lados del Canal de la Mancha no será la misma, advirtió el negociador europeo Michel Barnier. "Deseo lo mejor para ellos, pero es difícil superar todos estos desafíos solo", alertó.