Estados Unidos se despide del expresidente George Bush padre con un día de duelo nacional y un funeral de Estado en Washington, al que asisten líderes presentes y pasados para honrar a quien es considerado ejemplo de unidad en un país hoy dividido.
El ataúd de George H.W. Bush, fallecido el viernes a los 94 años, llegó a la Catedral Nacional en Washington poco después de las 16H00 GMT, desde el Congreso donde fue velado las últimas 36 horas.
La familia de Bush, incluido su hijo mayor y presidente número 43 de Estados Unidos, George W. Bush, acompañó el féretro cubierto por la bandera estadounidense.
Al tributo asiste en primera fila el presidente Donald Trump, cuyo ascenso en el mismo partido Republicano del clan Bush y su sorpresivo triunfo en 2016 supusieron una agria confrontación con esta emblemática familia de la política estadounidense.
Junto a Trump y su esposa Melania están sentados los tres expresidentes demócratas: Barack Obama, Bill Clinton y Jimmy Carter, y sus esposas Michelle Obama, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y Rosalynn Carter.
Al llegar, Trump y Obama se dieron el primer apretón de manos desde que el primero sucedió al segundo, el 20 de enero de 2017. Pero los Trump no saludaron a Clinton y Carter. Este último, sin embargo, había intercambiado cálidamente unas palabras con el vicepresidente Mike Pence poco antes.
En la catedral neogótica también están presentes el príncipe Carlos de Inglaterra, la canciller alemana, Angela Merkel; el rey jordano Abdalá II y la reina Rania; el presidente polaco, Andrzej Duda, acompañado por Lech Walesa, y fueron invitados otros dignatarios extranjeros, como el expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari.
El papa Francisco envió en un telegrama sus "sinceras condolencias" a la familia Bush.
"Un gran hombre"
En una muestra de respeto, decenas de personas se congregaron en la Avenida Pensilvania, en el centro de la capital, para ver avanzar el cortejo fúnebre, en el primer funeral presidencial que se celebra desde que Gerald Ford murió a finales de 2006.
Trump, que no pronunciará un discurso mortuorio, cambió para la ocasión su habitual tono confrontativo por uno más solemne.
"Esto no es un funeral, este es un día de celebración para un gran hombre que ha llevado una vida larga y distinguida. ¡Se lo extrañará!", tuiteó más temprano.
Trump no asistió en abril al funeral de la esposa de Bush, la ex primera dama Barbara Bush, figura muy querida por los estadounidenses.
Pero desde la muerte de Bush padre ha mostrado con varios gestos que quiere hacer las paces con su familia: envió el avión presidencial a Texas a recoger el féretro, invitó a los familiares a quedarse en Blair House, la casa de huéspedes presidencial frente a la Casa Blanca, y visitó el martes George W. Bush y su esposa Laura.
- Un amable y humilde servidor -
Decenas de miles de estadounidenses desfilaron silenciosamente desde el lunes por la Rotonda del Capitolio para presentar sus respetos a quien dirigió al país entre 1989 y 1993, en los turbulentos tiempos del final de la Guerra Fría
En un momento de profundas fisuras políticas en Estados Unidos, Bush fue considerado esta semana como un amable y humilde servidor del país, un patriota verdadero y último líder de la llamada "Gran Generación".
"Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con las políticas", dijo a la AFP Monica Harisson, quien trabajó ocho años para el gobierno de Reagan. "Pero si respetamos al ser humano, creo que es un marco mucho más amplio para la civilidad y la buena voluntad en el país".
Nacido en una familia adinerada de Nueva Inglaterra e hijo de un senador, Bush tuvo una abultada carrera política antes de llegar a la Casa Blanca: fue un condecorado piloto de caza de la Segunda Guerra Mundial, embajador en China, jefe de la Agencia Central de Inteligencia CIA y vicepresidente de Ronald Reagan.
Después de una ceremonia final en la Iglesia Episcopal de San Martin, en Houston, el 41° presidente de Estados Unidos será enterrado en la Biblioteca y Museo Presidencial que lleva su nombre en el campus de la Universidad de Texas A&M, junto a su esposa Barbara y a Robin, la hija de ambos, que murió de leucemia a los tres años en 1953.