Muchos migrantes centroamericanos de una caravana que ingresó hace más de un mes a México están optando por quedarse en territorio mexicano o pidieron ser repatriados desde Tijuana, debido a las condiciones críticas en las que se encuentran y las dificultades para entrar a Estados Unidos.
El Instituto Nacional de Migración mexicano informó la noche del martes que 105 migrantes fueron enviados de regreso a sus países en un avión de la Policía Federal porque así lo pidieron, sin especificar las nacionalidades. La mayoría de los miembros de la caravana son hondureños.
En Tijuana, una ciudad mexicana que limita con el condado estadounidense de San Diego, los migrantes están varados desde hace más de dos semanas, después de un recorrido de más de 4.500 kilómetros desde que los primeros salieron de la ciudad hondureña de San Pedro Sula el 13 de octubre.
Los migrantes están alojados en el centro deportivo "Benito Juárez" sin suficientes instalaciones sanitarias ni alimentos y cada vez más desesperados ante la lentitud con la que se procesan las solicitudes de asilo en la frontera. En el albergue hay unos 28 sanitarios para unas 6.000 personas.
La hondureña Karla Lorena Sierra dijo a dpa que está iniciando sus trámites para quedarse en México, con su esposo y tres hijos.
"Regresar, no regreso. Voy a pedir asilo aquí, estoy arreglando mis papeles. Ya tomé la decisión de arreglar los papeles aquí", afirmó. Contó que varias personas decidieron regresar a Honduras. "No tienen familia ni aquí ni en Estados Unidos que los apoyen, por eso se regresan".
Una mujer hondureña que se identificó sólo como Najil y llegó hoy a Tijuana dijo que la situación está difícil, pero que primero pedirá asilo a Estados Unidos. "Está un poco cañón (complicado) porque hay bastante gente esperando", señaló.
El domingo, la Patrulla Fronteriza estadounidense frenó con gases lacrimógenos el intento de varios cientos de centroamericanos de entrar por la fuerza desde Tijuana, después de desprenderse de una marcha pacífica.
Por día, Estados Unidos tramita entre 30 y 70 peticiones, de acuerdo con datos de Amnistía Internacional (AI), pero desde antes de que llegara la caravana ya había unas 2.000 solicitudes pendientes y personas con unas cinco semanas de espera.
Yanira, una mujer salvadoreña, afirmó que las condiciones son malas pero que quiere esperar a ver si puede solicitar asilo. "Tenemos un número, estamos esperando, creo que es la mejor opción esperar el número. Aunque estamos en mala situación aquí, estamos bien mal, hay que esperar".
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que no permitirá que los migrantes entren a su país y dijo que si es necesario cerrará de manera permanente la frontera con México.
De acuerdo con AI, una organización defensora de los derechos humanos con sede en Londres, autoridades mexicanas les confirmaron que en el albergue temporal "no había comida, agua ni servicios de salud suficientes, y que entre las personas acogidas en él se estaban propagando las enfermedades respiratorias".
Las autoridades mexicanas ofrecieron a los migrantes visas humanitarias y empleo temporal desde que entraron a México por Chiapas desde Guatemala.
En ese momento muchos lo rechazaron, pero ahora que ya están en la frontera y ven pocas posibilidades de que se les abran las puertas algunos están empezando a acogerse al programa.
Según cifras de la Secretaría de Gobernación, en la zona fronteriza del Estado de Baja California, donde está Tijuana, 614 centroamericanos regularizaron su situación migratoria para poder pedir trabajo en México.
El tema migratorio es un asunto de fricción en las relaciones entre México y Estados Unidos.
El sábado habrá cambio de Gobierno en México y asumirá el poder el centro-izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que quiere llegar a un acuerdo con Trump para impulsar el desarrollo en Centroamérica y frenar las causas que originan la migración.
El equipo de López Obrador negó en los últimos días información publicada en la prensa estadounidense de que Estados Unidos llegó a un acuerdo con ellos para que los migrantes esperen en México, en lugar de hacerlo en Estados Unidos, la resolución de sus casos de asilo, algo que puede llevar años.