CON la mira en que asumirá la presidencia semestral de la Unión Europea el próximo 1 de julio, desde donde priorizará la adopción de un plan de recuperación europea para mitigar los graves efectos que la pandemia dejó en el Viejo Continente la canciller Ángela Merkel multiplica contactos con sus socios.
“Nadie cuestiona que la Comisión Europea emita deuda. No es exagerado decir que nos enfrentamos al mayor desafío económico de la historia de la Unión Europea y sería mejor si llegamos a un acuerdo antes del paréntesis del verano”, dijo la líder conservadora alemana del pasado viernes, donde los 27 abordaron por primera vez el propuesto plan que prevé tomar prestado en los mercados 750.000 millones de euros (844.000 millones de dólares) en nombre de la UE.
Los jefes de Estado y de Gobierno hicieron su primera reunión telemática sin mayores avances sobre el diseño del futuro plan de recuperación económica tras la pandemia, como era previsible, y se citaron a una nueva reunión a "mediados de julio" que, si es posible, será presencial en Bruselas y en la que intentarán llegar a un acuerdo.
En una rueda de prensa tras cuatro horas de cumbre telemática, el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, ha explicado que, aunque hay un "consenso emergente" sobre algunas cuestiones, todavía hay "dificultades" en otros puntos sobre los que deben trabajar.
"Tenemos la intención de tener una cumbre presencial a mediados de julio en Bruselas", ha explicado el exprimer ministro belga, que será el encargado de poner una nueva propuesta sobre la mesa para el presupuesto de la UE para los próximos siete años como para el fondo de reconstrucción con el que contrarrestar tras la pandemia de Covid-19.
Este primer debate sobre el plan de recuperación ha servido para que cada capital expresara sus ideas acerca del planteamiento de la Comisión Europea, que sugiere un fondo de 750.000 millones de euros compuesto principalmente por transferencias directas y que se suma a un Marco Financiero Plurianual (MFF) para el periodo 2021-2027 de 1,1 billones de euros.
El intercambio ha dejado abiertas las cuestiones que ya estaban por resolver cuando empezó la reunión, poco después de las 10.00 horas del viernes. En particular, el tamaño final del fondo, su duración, la proporción de transferencias y préstamos, la clave de reparto de las ayudas, la condicionalidad que tendrán aparejada y el futuro de las reducciones de las contribuciones de los países más ricos al presupuesto comunitario.
"Los puentes que tenemos que construir todavía son grandes", ha resumido la canciller alemana, Angela Merkel, en declaraciones recogidas por la agencia DPA. El presidente del Consejo, por su parte, ha destacado que en los próximos días los Estados miembros tendrán que "trabajar activamente" en los temas "difíciles".
Nueva cumbre, sin fecha
Así, Michel preparará una nueva propuesta en la que intentará dar cabida a todas las opiniones expresadas por los jefes de Estado y de Gobierno, que se reunirán de nuevo en julio para intentar lograr un acuerdo. Aunque el belga no ha sabido precisar la fecha, sí que ha confirmado que tendrá formato presencial en Bruselas si lo permiten las medidas sanitarias, con la intención de facilitar el consenso.
Será una nueva oportunidad para acercar a Países Bajos, Suecia, Dinamarca o Austria, por un lado, y Francia, Alemania, España o Italia y el resto, por otro. Los primeros abogan por reducir el tamaño total del fondo, aumentar el peso de los préstamos frente a las subvenciones y limitar la duración del plan extraordinario de recuperación. París, Madrid o Roma ven con buenos ojos la propuesta de Bruselas, sobre la que tampoco tiene grandes críticas Berlín.
Los países del Norte reclaman también que se mantengan las reducciones a sus aportaciones anuales al presupuesto de la UE, unos mecanismos de corrección que se les aplican desde hace años, pero que Bruselas quería eliminar gradualmente aprovechando la salida de Reino Unido del club.
Mantener estas reducciones y endurecer las condiciones para acceder a estos fondos podría perfilarse como soluciones de compromiso para que los llamados 'cuatro frugales' no impongan recortes al tamaño del fondo y éste mantenga una proporción más elevada a favor de las transferencias directas.
Otra cuestión que queda abierta es la clave de reparto de las ayudas, que algunos países quieren modificar para adecuarla más al impacto de la pandemia, en lugar de tener en cuenta, por ejemplo, los datos de desempleo entre 2015 y 2019.
Sobre esta cuestión, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha explicado que calcular los sobres nacionales utilizando otros datos, como las previsiones económicas para este año, no supondría grandes cambios en el reparto, puesto que los países más afectados en esta crisis son también los que tenían peores indicadores antes de la misma.
Según el criterio de Bruselas, a España le corresponderían unos 140.000 millones, de los cuales 77.000 llegarían en forma de subsidios no reembolsables. El Gobierno cree, no obstante, que acercar más el reparto al efecto del virus no perjudicaría a España.
En cualquier caso, la alemana ha recordado que es "esencial" no "perder tiempo" para poner en marcha el fondo anticrisis, al tiempo que ha destacado que la "gravedad" de la crisis justifica una respuesta "común y ambiciosa que combine solidaridad, inversiones y reformas".
Este será, sin duda, una nueva prueba para Merkel, quién se ha distinguido como la figura europea en varios temas que han generado más disenso que acuerdos, como por ejemplo el tema de la acogida de migrantes. Sin duda, su liderazgo, experticia y conocimiento de la Unión Europea gracias a su largo mandato al frente de Alemania, son carta de garantía para lograr, en corto tiempo, el consenso que se necesita para que, emulando el eslogan del mandatario norteamericano, “Europa vuelva a ser grande de nuevo”.