EL MARTES, después de haber recibido la peor derrota en la historia parlamentaria del Reino Unido, Theresa May parecía vencida. Lejos de ese semblante que la llevó a ser la sucesora de David Cameron, su aspecto era parco, triste y no generaba ninguna sensación de liderazgo. Iba a tirar la toalla.
En un repentino cambio, ayer la Primera Ministra inglesa, “obstinada” por conseguir la aprobación parlamentaria del acuerdo negociado con la Unión Europea (UE) sobre la salida del Reino Unido (Brexit), recibió el respaldo de su partido y los Demócratas Unionista, que conllevó al rechazo por segunda vez de la moción de censura convocada por los Laboristas.
Resuelta de momento la legitimidad política para enfrentar esta nueva etapa, May ahora tiene tres días para presentar el “plan B” anunciado en el Parlamento. “Me gustaría invitar a los líderes de los grupos parlamentarios a reunirse conmigo individualmente, y me gustaría empezar estas reuniones esta noche”, dijo tras ganar la moción de censura.
No serán días fáciles. Los Laboristas, conducidos por Jeremy Corbyn, no tienen ninguna voluntad de negociar con la Primera Ministra, a la que han calificado de tener “poca capacidad” y “falta de diligencia” en el marco de las negociaciones del Brexit.
Para acercarse a los más radicales -tanto en su partido como en los laboristas-, la líder conservadora ha dicho que va a “oír los puntos de vista de la cámara, a entender los puntos de vista de los parlamentarios para identificar qué podría tener el apoyo de la cámara y cumplir con el referéndum”.
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Posibilidades
El nuevo apoyo a May poco cambia el panorama del Brexit. De antemano, se sabía que era muy difícil que la moción de censura prosperara, teniendo en cuenta que la mayoría conservadora no permitiría que se formara un gobierno socialista encabezado por Corbyn. Mientras tanto, el tiempo se agota y la UE amenaza con hacer cumplir, con o sin acuerdo, la fecha de salida de Londres del bloque, prevista para el 29 de marzo.
Superada la moción de censura, los escenarios vuelven a ser los mismos del martes. La única novedad es que May insiste en que tendrá un “plan B” el lunes y que este será socializado con los líderes partidistas los próximos días. Toma fuerza nuevamente la posibilidad de que la Primera Ministra pida una extensión del Artículo 50 para ampliar el plazo de salida, al mismo tiempo que permanece la “pesadilla” de que haya una salida sin acuerdo.
¿Qué, entonces, va a pasar? Inevitablemente hay que decir, antes que cualquier tesis, que el Brexit ha sido una apología a la incertidumbre. Un día se decide algo y, antes de que Latinoamérica se despierte, ya se ha reculado. Puede que May en el transcurso de los siguientes cuatros días decida viajar intempestivamente a Bruselas o rompa en definitiva con la línea más extremista de su partido.
En definitiva, lo mejor que se puede alegar es que May seguirá actuando como lo ha venido haciendo. Así lo estiman expertos como Annad Menon, de King´s College, que en charla con la AFP, dijo que “volverá al Parlamento (con una versión de su acuerdo) y lo intentará de nuevo”, aunque agregó que, “la magnitud de esta derrota hará que la UE se plantee si merece la pena hacer concesiones, dado el número de diputados a los que tiene que convencer la Primera Ministra”.
Por como vienen las cosas, la opción más fuerte es que May le solicite a la UE que se discutan los puntos que generan más diferencias con los parlamentarios opositores al acuerdo. Inicialmente este escenario parecía imposible, ya que los delegados del bloque continental habían dicho que era “inmodificable” lo acordado el pasado noviembre. Sin embargo, Emmanuel Macron (Francia) y Ángela Merkel (Alemania) ayer dijeron que “tal vez se pueden mejorar uno o dos puntos” del texto. Otros líderes europeos como el jefe de gobierno español han dicho que sería “catastrófico” un Brexit sin acuerdo.
Para que aquella petición se haga efectiva, parece inevitable que la Primera Ministra tenga que solicitar una extensión del Artículo 50 del Tratado de Lisboa, cuya fecha límite es el 29 de marzo, día en que el Reino Unido deberá salir de la Unión Europea. Las razones para extender eventualmente la aplicación del artículo serían de carácter “técnico”, argumento que presentó Londres cuando solicitó aplicar tal normativa en 2017.
Otra opción es que May tenga un fin de semana movedizo y decida proponer un Brexit “muy blando”, presentando un modelo con la UE similar al que tiene Noruega. Otra moción de censura, para adelantar las elecciones generales, también está en el tintero.
Muchos quieren que May tire la toalla, como casi lo hace el martes. Sin embargo, sigue al mando del Brexit. Quiere ser otra “dama de hierro”.