LA PRIMERA ministra Theresa May prosiguió los contactos con los líderes de la oposición británica en busca de un consenso sobre el Brexit, una tarea complicada a poco más de dos meses de la fecha prevista para la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
La dirigente conservadora había empezado a recibir a los líderes de los otros partidos el miércoles por la noche, tras el fracaso de la moción de censura presentada por los laboristas en su contra.
Sin embargo el líder laborista, Jeremy Corbyn, se negó a reunirse con ella hasta que descarte claramente la temida posibilidad de un Brexit sin acuerdo, de catastróficas consecuencias.
"Señora primera ministra, renuncie [a la salida sin acuerdo] y negocie seriamente la manera de contemplar el futuro", dijo Corbyn en un discurso ante sus militantes en la ciudad de Hastings, en el sureste de Inglaterra, pidiéndole a May que abandone sus "líneas rojas".
Asegurar que de ningún modo habrá un Brexit sin acuerdo es una "condición imposible", le respondió después en una carta la jefa del gobierno, abriendo la vía para un nuevo enfrentamiento.
Tras dos años y medio intentando unificar, sin éxito, a su propio partido entorno a su proyecto de Brexit, May asegura estar trabajando ahora con "espíritu constructivo" y pidió a sus oponentes que hagan lo mismo.
"No será una tarea fácil pero los diputados saben que tienen el deber de actuar por el interés nacional, de llegar a un consenso", dijo frente al número 10 de Downing Street, su residencia oficial, poco después de haberse reunido con los liberal demócratas, los nacionalistas escoceses del SNP y el partido nacionalista galés Plaid Cymru.
Pero tras reunirse con May, la única diputada de los Verdes, Caroline Lucas, lamentó que las negociaciones lleguen demasiado tarde y denunció que "no hay ninguna señal de que la primera ministra quiera encontrar un compromiso".
La jefa de gobierno conservadora conversó también con los euroescépticos de su propio partido y con la pequeña formación unionista norirlandesa DUP, que con sus votos evitó el miércoles el triunfo de la moción de censura lanzada contra el gobierno.
May tiene hasta el lunes para proponer un plan B, que debería votarse en el parlamento el 29 de enero. La tarea se presenta tan ardua que la primera ministra anuló su asistencia al foro económico de Davos, que comienza el lunes.
Según el diario The Times, la ministra de relaciones con el Parlamento, Andrea Leadsom, y otros euroescépticos siguen queriendo que el llamado 'backstop' –un mecanismo ideado para evitar la reinstauración de una frontera dura en la isla de Irlanda– sea limitado en el tiempo.
También piden que el plan B incluya la promesa de negociar un acuerdo de libre comercio, siguiendo el modelo de Canadá.
A pesar de que el gobierno británico aborda las conversaciones con la oposición con un espíritu "muy abierto", sigue estando decidido en su objetivo de llevar a cabo una política comercial independiente tras el Brexit, dijo el presidente del partido conservador, Brandon Lewis.
Hay muchas ideas: UE
La UE consideraría actualmente un retraso de varios meses, y no sólo de algunas semanas, afirman medios británicos. "Especulaciones", responden las fuentes consultadas por la AFP, que consideran "prematuro" fijar la duración.
"Hay muchas ideas que circulan y estoy seguro que es una de ellas", pero primero Londres debe pedir algo para poder debatirlo seriamente, comenta una de estas fuentes, que pidieron el anonimato.
El portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, aseguró en rueda de prensa que no recibieron ninguna petición. Si esta llegara, debería estar motivada y los 27 socios de Londres deberían aceptarla por "unanimidad".
Los europeos darían sin duda su visto bueno para evitar un divorcio sin acuerdo, visto como el peor de los escenarios, según varias fuentes diplomáticas. Pero no lo harían con gozo en el corazón y sería con condiciones.