La altísima abstención en las elecciones legislativas del domingo pasado no impidió al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, hacerse con el control del Parlamento, consolidando aún más su poder y dejar al líder opositor Juan Guaidó sin su principal bastión de lucha.
Guaidó, que desde la unicameral Asamblea Nacional se proclamó presidente encargado de Venezuela, desconoció el proceso y arrancó el lunes una consulta popular que terminó ayer y con la que, gracias a los altos niveles de participación, busca prolongar su legislatura.
¿Pero puede esta consulta cambiar en algo la victoria del chavismo? ¿Qué se debe esperar de 2021?
Abstención, la gran protagonista
Con una participación que rondó el de 30%, estas parlamentarias tienen uno de los porcentajes de abstención más altos de la era democrática venezolana, iniciada en 1958.
La ausencia de dos tercios de la población electoral contrasta con la participación del 71% registrada en las legislativas pasadas, cuando la oposición quebró 15 años de hegemonía chavista en 2015.
En esta oportunidad, la oposición mayoritaria llamó a boicotear el proceso tachado de "fraude" después de que la justicia designara nuevos rectores electorales, una potestad del Parlamento, y entregara también las directivas de los principales partidos opositores a adversarios de Guaidó.
Entonces, los grandes líderes de la oposición se abstuvieron alegando falta de garantías y posteriormente las denunciaron como fraudulentas junto a la comunidad internacional, que apoyó el movimiento de Guaidó de proclamarse presidente encargado ante "la usurpación" del mandatario socialista.
Maduro controla todo
El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados concentraron el 70% de los 6.251.080 votos válidos
Los partidos aliados del Gobierno de Nicolás Maduro obtuvieron más del 91% de los escaños de la Asamblea. Ajeno al boicot opositor, el chavismo se presentó bajo la bandera del Gran Polo Patriótico (GPP), que se hizo con 255 de los 277 escaños que ya están repartidos.
Maduro había prometido que dimitiría si la oposición obtenía una mayoría en estos comicios, algo que ya se anticipaba imposible. La siguiente formación con más escaños, once, fue Acción Democrática, aunque este partido se presentaba con nuevos líderes después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) entregase las siglas a personas más afines a las tesis chavistas.
Con la mayoría del Parlamento, Maduro ahora controla toda la institucionalidad de Venezuela.
No es que no tuviera todo el poder cuando el Parlamento estaba en manos opositoras. Maduro, que ostenta el control territorial con respaldo de la Fuerza Armada, neutralizó esa Asamblea Nacional a través de la corte suprema, que lo declaró en desacato desde los primeros días de su legislatura.
Y llamó a una Asamblea Constituyente con poderes absolutos, que en la práctica asumió labores legislativas.
Pero, el Parlamento a su servicio, permitirá ahora a Maduro cumplir con "formalidades de cara a países 'amigos'" que quieran hacer negocios en Venezuela y necesiten "aprobación legislativa", como Rusia, que ya celebró la "transparencia" del proceso. Rusia celebró la "transparencia" del proceso. "Partimos del principio de que la nueva Asamblea Nacional será el terreno... para un diálogo constructivo entre todas las fuerzas políticas" y ayudará a "superar los desacuerdos que existen en la sociedad venezolana a través de negociaciones", subrayó la cancillería rusa.
El discurso va en línea con lo que dijo en la víspera el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los invitados internacionales del gobierno socialista para acompañar las elecciones junto a los exmandatarios Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador, y Fernando Lugo, de Paraguay, así como la exsenadora colombiana Piedad Córdoba.
Analistas aseguran que las elecciones "validan una institución que puede ser útil frente a sus aliados" y países como China, Turquía, Irán, Cuba, India o México pueden sentir que
"que hay una institucionalidad que pueda respaldar acuerdos, por ejemplo, petroleros o de infraestructura".
Sin embargo, hay países que nunca van a apoyar a Maduro como Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil, Canadá, Colombia, Reino Unido, Costa Rica y Panamá que ya desconocieron los comicios.
Guaidó a por la revancha
Sin control del Parlamento a partir del 5 de enero, Guaidó enfrenta el reto de rediseñar la ruta del gobierno de transición que busca liderar hasta que puedan celebrarse elecciones "libres".
"Lo que tiene [Guaidó] es la calle, la tiene que trabajar para no perderla", apuntan analistas que agregan que el dirigente opositor ha perdido poder de convocatoria ante la imposibilidad de cumplir su promesa de deponer a Maduro.
El presidente interino ha intentado sin éxito desplazarlo del poder impulsando sanciones económicas y convocando actividades de calle que se han desinflado con los meses al ritmo de su popularidad.
Ahora, el opositor apostó a una "consulta popular" no vinculante con la que intenta ampliar su margen de acción.
Ante este panorama más de una veintena de expresidentes iberoamericanos, entre ellos José María Aznar y Felipe González, hicieron un llamamiento en el que instan a la comunidad internacional a seguir reconociendo la legitimidad de la actual Asamblea Nacional venezolana y a su líder.
La Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), que agrupa a estos antiguos líderes políticos, señaló que "los gobiernos democráticos del mundo", así como Naciones Unidas y la Unión Europea, deben "mantener su reconocimiento" a la Asamblea y al "encargado de la Presidencia" venezolana, en alusión a Guaidó.
En este sentido, consideran que "la Asamblea Nacional y sus autoridades legítimas habrán de permanecer ejerciendo la representación democrática de los venezolanos hasta tanto se alcancen unas elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas, competitivas, observadas internacionalmente y bajo las seguridades de un Estado democrático y de Derecho".
Los comicios del domingo fueron en cambio un "farsa", en opinión de los expresidentes, que han aludido a la elevada abstención como una forma de rechazo contra la "dictadura" de Maduro y criticaron que el Gobierno organizase los comicios "con un órgano electoral bajo su control", aumentando "insconstitucionalmente" los escaños y "confiscando" partidos políticos.
"Luego de violar abiertamente la Constitución y hacerla desaparecer, esgrime ahora sus plazos para poner fin a la Asamblea Nacional que se le opone, que fue resultado de una voluntad popular incuestionable", han defendido los expresidentes, al aludir a las elecciones parlamentarias de 2015.
IDEA lamentó la "persecución" ejercida contra los diputados y la retirada de competencias al órgano legislativo durante estos últimos años, hasta el punto de quedar anulado 'de facto' a nivel interno.
Expertos aseguran que Maduro arremeterá en contra de sus adversarios, forzando a "un gran número de exdiputados al exilio" a lo que el presidente interino Guaidó respondió diciendo que no se irá del país. "Asumo el riesgo de quedarme en Venezuela", expresó el mandatario interino esta semana.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, reiteró esta semana que la Casa Blanca "seguirá reconociendo" a Guaidó como presidente interino de Venezuela y agregó que “la comunidad internacional no puede permitir que Maduro, que está en el poder de manera ilegítima porque robó las elecciones de 2018, se beneficie de robar una segunda elección".
Washington lidera la presión contra Maduro con sanciones económicas a Venezuela que incluyen un embargo petrolero vigente desde abril de 2019.
El Reino Unido, en tanto, "no reconocerá la legitimidad" de esta nueva Asamblea Nacional surgida de "elecciones profundamente defectuosas", afirmó el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab a quien el canciller venezolano, Jorge Arreaza respondió con un "Mind your own business" (Métete en tus propios asuntos).