Aunque Luis Inácio Lula da Silva se mantiene a la cabeza en la intención de voto, no le sería suficiente para ganar el poder en primera vuelta ya que el presidente-candidato, Jair Bolsonaro, concita un apoyo de no menos del 37% de los brasileños.
El calendario electoral establece que la campaña por el Palacio de Planalto arranca el 16 de agosto, un día después del cierre de inscripción de las candidaturas. Sin embargo, con la oficialización de las aspiraciones de Lula (el pasado 21 de julio), Bolsonaro (este domingo) y el centro-izquierdista Ciro Ferreria Gómes, el único del resto que marca con un porcentaje bajo y distante de los favoritos en las encuestas, se dio el pistoletazo de salida en la carrera presidencial.
Todas las encuestas coinciden en señalar tres cosas: que Lula sigue en primer lugar, que no habrá ganador el próximo 2 de octubre por lo que la presidencia se definiría el 30 del mismo mes y la marcada polarización política en el país más grande de Suramérica.
Las mediciones sobre intención de voto, realizadas entre junio y mediados de julio colocan al exmandatario izquierdista y líder del PT con un apoyo entre el 39% y el 45%, seguido por Bolsonaro con respaldos de entre 31% y 37%. Los otros hasta ahora en contienda están muy distantes: Ferreira Gómes (6.9%), André Janones Simone Tebet solo alcanzan 2,3%. (
"La polarización está consolidada: la decisión del voto es alta así como el respaldo firme a los dos principales candidatos. Entre los electores de Lula el 78% por ciento no cambiará de opinión, mientras que en caso de Bolsonaro la fidelidad es del 76%", explicó Felipe Nunes, director de la firma encuestadora Quaest, quien también afirmó que todas las mediciones reflejan que “la grieta ideológica que pisa fuerte en Brasil”.
Bolsonaro no la tiene fácil y por ello concentrará todos sus esfuerzos en esta campaña, con un discurso más de centro y enfocado en una agenda propositiva, centrada específicamente en la economía porque como aquella frase que hizo carrera en la campaña de Bill Clinton (es la economía, estúpido) es lo que centra el interés del electorado.
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La primera evidencia de ello se dio ayer durante el lanzamiento oficial de su candidatura a la reelección donde ante más de 10 mil seguidores del Partido Liberal (PL) en el Gimnasio Maracanazinho de Río de Janeiro, que con la ‘verde amarela’ lo aclamaron, Bolsonaro expuso sus logros económicos así como sus esfuerzos por disminuir los precios de los combustibles y reforzar las ayudas sociales que han favorecido a un vasto sector de la población desde la pandemia del covid-19.
Siguiendo el consejo de sus asesores, el presidente candidato cambió el tono del discurso y su imagen. Se le vio más sonriente y relajado en el acto en el que también estuvo presente su fórmula vicepresidencial, el exministro de Defensa Walter Braga Netto y en el que se lanzaron sus eslóganes de campaña: "Por el bien de Brasil”, “El capitán del pueblo" y “La guerra del bien contra el mal”.
Bolsonaro, que tiene su mayor respaldo en el electorado evangélico, expresó nuevamente su preocupación por el “socialismo” que avanza en la región. “Vean como están viviendo los hermanos de Venezuela, lo que está pasando en países como Argentina, Chile y en pocas semanas Colombia... Nosotros no queremos eso para nuestro Brasil", sostuvo en declaraciones a los medios de comunicación.
Los evangélicos representan un tercio de la población brasileña, equivalente a cerca de 70 millones de personas. Su voto, que fue clave para el triunfo de Bolsonaro en 2018, volverá a ser decisivo, según analistas, en esta cita de octubre.
El presidente candidato cuenta en este grupo con el 40% de la intención de voto, mientras que Lula suma 35%, según la encuesta de Datafolha del mes pasado.
"Estamos contra el aborto, contra la ideología de género y contra la liberación de las drogas. Somos defensores da familia brasileña", ha insistido Bolsonaro, mientras que Lula se ha mostrado reiteradamente a favor del ‘derecho’ de las mujeres a interrumpir el embarazo, lo que actualmente está prohibido en Brasil.
El plan Lula
Rehabilitado en sus derechos tras su excarcelación y luego archivársele varios procesos por presunta corrupción, Lula comenzó precampaña el pasado mayo y el jueves el partido que fundó, el de los Trabajadores (PT), oficializó su candidatura a la presidencia con fórmula vicepresidencial de Geraldo Alckmin, exgobernador de Sao Paulo, ciudad donde se realizó el evento pero paradójicamente sin la presencia de ninguno de ellos.
La alianza con la que se presentan “Vamos Juntos por Brasil” está compuesta también por el Patido Socialista Brasileño (PSB), el Partido Comunista de Brasil (PCdoB), el Partido Verde (PV), Rede, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y Solidaridad.
Esta es la sexta vez que Lula está en la carrera presidencial. Anteriormente se impuso en las de 2002 y 2006, mientras que salió derrotado en las de 1989, 1994 y 1998. Esta propuesta para desbancar a Bolsonaro está formada por dos antiguos rivales políticos, lo que en un principio no fue bien visto en amplias capas del PT. Alckmin, uno de los fundadores del conservador Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), abandonó las siglas en diciembre de 2021 después de tres décadas en una formación que desde los 90 ha sido archienemiga de la de Lula.
INTENCION DE VOTO
Encuestadora Lula Bolsonaro Gomes
CERP (30 mayo-3 de junio) 43% 37% 6%
Genial (29 junio-2 de julio) 45% 31% 6%
BTC (8 al 10 de julio) 41% 32% 9%
Poder Data (17 al 19 de julio) 43% 37% 6%
Examen Idea (15 al 20 de julio ) 44% 33% 8%
Fuente: Statista
La dupla ha presentado como eje de su agenda programática las políticas sociales y la protección tanto de la Amazonía como de los pueblos. "Estamos en un proceso de reconstrucción del país, y cualquier construcción comienza con buenos cimientos. Este plan es esa base", dijo Lula recientemente.
El compromiso más urgente, destaca el plan de gobierno, es "restaurar las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población brasileña -los que sufren la crisis, el hambre, el alto costo de vida- (...) tanto por medio de acciones de emergencia como de políticas estructurales", abriendo espacio en el presupuesto.
También propone una "nueva legislación laboral para ampliar la protección social a todas las formas de ocupación", así como un plan de choque contra la inflación (11.89% interanual a junio) y modificar la política de precios de Petrobras.
Sin chance, pero con influencia
Aunque hay más en contienda, solo el centroizquierdista Ciro Ferreira Gomes, exaliado de Lula, que sin chance para ganar o pasar a segunda vuelta tiene la posibilidad de influir en ella.
Todas las encuestas en ese hipotético escenario, dan como ganador a Lula con porcentajes que fluctúan entre el 47% y el 53%, frente a Bolsonaro que obtendría un máximo de 38% de la votación.
De 64 años, este exgobernador de Ceará y exministro de Hacienda, entre otros, fue el primero en oficializar su aspiración presidencial. "Pese a todas sus diferencias, ellos –Lula y Bolsonaro- son muy parecidos (...) Yo busco ser completamente diferente, quiero unir al país en torno a un nuevo proyecto y no en torno a mi personalidad", dijo este exaliado de Lula del Partido Democrático Trabalhista (PDT), que enfrenta su cuarto asalto presidencial, sin que haya llegado nunca a una segunda vuelta.
Y aunque no tiene chance de ganar, el porcentaje que logra en la intención de voto es clave para evitar el triunfo de los otros dos candidatos en la primera vuelta y puede influir decisivamente en el balotaje.
En las elecciones de 2018, Gomes terminó en tercer puesto en el primer turno (12,47%), pero antes de la segunda vuelta viajó fuera de Brasil sin declarar apoyo ni por Bolsonaro ni por Fernando Haddad, el entonces delfín de Lula, lo que para algunos analistas contribuyó a la victoria del primero.
Para un eventual segundo turno, Gomes "aún no ha dado ninguna declaración indicando cuál será su posición entre los candidatos. Pero tras las críticas que recibió en 2018 es muy poco probable que tome una posición de neutralidad", explicó Adriano Laureno, analista de la consultora Prospectiva.
"La pregunta es si ayudará a crear un clima de acuerdo nacional en torno a Lula, apareciendo con él (...) o si adoptará una postura más discreta, criticando a Bolsonaro, pero evitando acercarse demasiado a Lula", afirmó.
Por ahora y antes de la fecha oficial establecida arrancó la puja presidencial en Brasil en medio de dos preocupaciones generales: la seguridad de los candidatos y la creciente desinformación así como fake news, especialmente vía redes sociales, lo que desvirtúa el debate político.