Los pendientes en Puerto Rico | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 28 de Julio de 2019
Natalia Mariño*

Dos semanas pasaron en Puerto Rico para que el Gobernador, Ricardo Rosselló, dimitiera a raíz del escándalo que provocó la filtración de mensajes con lenguaje obsceno, comentarios misóginos y homofóbicos. A partir de su divulgación, se convocaron marchas pacíficas lideradas, en su mayoría, por artistas como Ricky Martin, Bad Bunny y Residente, para pedir la renuncia del Gobernador.

Después de 12 días de marchas, una de ellas considerada como la más grande en la historia reciente de Puerto Rico, Rosselló anunció el miércoles su renuncia a partir del 2 de agosto. El descontento de la población puertorriqueña va más allá de la indignación por los comentarios divulgados, también es alimentada por las políticas de austeridad, la recesión que ya lleva más de una década, la corrupción y el manejo inadecuado de la crisis causada por el huracán María.

¿Cuál estatus?

A propósito de la crisis política han resurgido viejos debates sobre el estatus de Puerto Rico. Este territorio insular perteneció a España hasta 1898, cuando Estados Unidos ganó la guerra hispanoamericana y forzó a los españoles a ceder dicho territorio con la firma del Tratado de París.

Aunque se esperaba que Puerto Rico fuera declarado como un estado, en realidad se decretó como territorio no incorporado bajo la Constitución de Estados Unidos. “Eso quiere decir que es un territorio que no está en vías de convertirse en un estado de la Unión Federal” dijo a EL NUEVO SIGLO Javier Colón-Morera, Profesor de Ciencia Política de la Universidad de Puerto Rico.

Desde 1952 cuando se ratificó la Constitución de Puerto Rico, el territorio es un Estado Libre Asociado y puede elegir a su propio gobernador. Pero para algunos expertos y medios, Puerto Rico “realmente es una colonia de Estados Unidos por el nivel tan grande de decisiones de gobierno que se toman en el Gobierno de EE.UU, sin una participación real de los puertorriqueños quienes solo tienen representación con voto en la Cámara de Representantes de EEUU”, comenta Colón.  

Con el fin de definir el estatus de Puerto Rico se han realizado cinco referendos no vinculantes, que incluyen las siguientes opciones: seguir perteneciendo a la “commonwealth” o mancomunidad, ser el estado número 51 de Estados Unidos o lograr la independencia. El más reciente se celebró en 2017 bajo el mandato de Rosselló, en el que la estatidad recibió la mayoría de los votos, pero por un boicot organizado, solo participó el 23% de la población.

 

La economía

De manera que esta indefinición ha sido un tema central en la política puertorriqueña y dificulta los asuntos internos, como los económicos. Si bien Puerto Rico se ha beneficiado de su relación con Estados Unidos en algunos temas comerciales, estos responden a políticas federales del gobierno estadounidense.  

Puerto Rico tuvo una economía dinámica producto de beneficios fiscales que promovieron la inversión de empresas estadounidenses en el territorio insular. Sin embargo, en 2006, este beneficio fue eliminado y con ello partió gran parte de la inversión extranjera que había llegado a la isla. Desde este momento, “la isla bonita” como la llaman, se encuentra en recesión y con una deuda pública que supera los US$70.000 millones.

En consecuencia, se implementaron medidas de austeridad impuestas por “el gobierno de Puerto Rico bajo las administraciones de los dos partidos políticos principales de la Isla: el Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Nuevo Progresista (PNP). El modelo de industrialización por invitación del siglo pasado está agotado y no se ha podido generar una nueva etapa de crecimiento bajo las limitaciones del orden colonial existente”, afirma Colón. Y luego, en 2017 “el huracán María vino a crear un caos total donde ya había precariedad económica generalizada, dice el experto.

Así, tras el desastre natural y la poca ayuda brindada para atender las necesidades de los damnificados, además de una crisis económica que se prolongaba por 10 años, aumentó la ola migratoria y “la población de Puerto Rico ha caído de más de 3.8 millones en 2006 a menos de 3.2 millones en la actualidad”, mencionan Antonio Weiss y Brad Setser en Foreign Affairs. Comentan además que “alrededor del 45 por ciento de los residentes de Puerto Rico y el 56 por ciento de los niños viven por debajo del umbral federal de pobreza”.

La situación de Puerto Rico permite entender el desconcierto generalizado por causas que se han acumulado durante los últimos años y que no han sido resueltas. Ahora se suma el escándalo de las conversaciones del Gobernador con 12 de personas más, algunas integrantes del gabinete y otras que ya no eran parte de este. Rosselló reconoció que su conducta fue inapropiada, pidió excusas y en un principio aseguró que no renunciaría.

Pero la presión de la población que marchó todos los días de forma pacífica para pedir la renuncia del Gobernador, lo llevó a dimitir a él y a otros dos miembros de su gabinete. Esta situación abre una oportunidad para Puerto Rico de tener un sucesor que reestructure la economía y la deuda pública, así como la infraestructura, luche contra la corrupción y evite que más puertorriqueños emigren al exterior.

El punto de partida debería estar en definir el estatus de Puerto Rico y así resolver más fácilmente las otras cuestiones pendientes.

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