LLEVAR a cabo en enero el Brexit prometió el primer ministro británico Boris Johnson al lanzar oficialmente la campaña para las legislativas de diciembre, al tiempo que acusó a los laboristas liderados por Jeremy Corbyn de querer frenar el proceso de salida de la Unión Europea así como los negocios e inversiones.
El premier conservador Johnson logró la semana pasada el acuerdo del Parlamento para adelantar los comicios, inicialmente previstos en 2022, con el objetivo de romper el bloqueo político que llevó a un tercer aplazamiento del Brexit, ahora hasta el 31 de enero.
Los partidos llevan ya bastante tiempo en precampaña, pero ayer iniciaron oficialmente las cinco semanas dedicadas a ganarse al electorado antes del 12 de diciembre: Johnson efectuó la visita protocolaria a la reina para solicitar la disolución del Parlamento y después se dirigió a los británicos por televisión.
"Vengan con nosotros, logren el Brexit y lleven a este país hacia adelante o la alternativa el próximo año será pasar todo 2020 en un espectáculo de terror con aún más titubeo y retrasos", afirmó frente a la famosa puerta negra del número 10 de Downing Street, su residencia oficial.
"En el primer día del nuevo Parlamento en diciembre, empezaremos la aprobación de nuestro acuerdo (de divorcio con la UE) para llevar a cabo el Brexit en enero", prometió.
Los sondeos sitúan a los conservadores en cabeza, con una decena de puntos de ventaja.
Antes e ir a ver a Isabel II, Johnson hizo ríticas con un artículo en el diario conservador The Daily Telegraph en el que acusó a Corbyn, cuyo programa es uno de los más izquierdistas que haya visto el Reino Unido en las últimas décadas, de odiar "tan visceralmente el beneficio que va a destruir las bases de la prosperidad de nuestro país".
Los laboristas señalan a los multimillonarios "con un placer vengativo que no habíamos visto desde que Stalin persiguió a los kulaks", añadió en referencia a los campesinos ricos atacados por el régimen estalinista. A lo que Corbyn respondió en Twitter denunciando "las tonterías con las que salen los superricos para evitar pagar un poco más de impuestos".
El programa laborista incluye la renacionalización de numerosas empresas, un aumento del salario mínimo y la reducción de la semana laboral a 32 horas. Y todas estas medidas deben ser financiadas por un aumento de impuestos a los ingresos más altos.
Los laboristas van a "frenar los negocios, frenar las inversiones y, peor que todo, frenar el Brexit", acusó Johnson.
Si gana las elecciones, la izquierda prometió resolver en seis meses el rompecabezas sobre la salida de la UE, decidida por 52% de votos en un referéndum en 2016 pero cuya realización es aún incierta.
El Partido Laborista quiere negociar un nuevo acuerdo con Bruselas que mantenga el Reino Unido en una unión aduanera con la UE, aunque el presidente saliente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, afirmó no creer "que sea un enfoque realista" tras más de dos años de caóticas negociaciones.
Después, lo someterían a referéndum junto con la opción de simplemente permanecer dentro del bloque.
De llegar al poder, los laboristas podrían también acceder a la petición de los independentistas escoceses de organizar un nuevo referéndum de autodeterminación, tras el de 2014 en que 55% de votantes optó por permanecer en el Reino Unido.
Existe la posibilidad de que pequeños partidos como el eurófobo Partido del Brexit y el proeuropeo Partido Liberaldemócrata, impidan a conservadores y laboristas alcanzar la mayoría, atrayendo a los votantes en los dos extremos del debate sobre Europa.