Entre hoy y mañana el presidente Sergio Mattarella tendrá que decidir si acepta una nueva coalición de gobierno o convoca a elecciones anticipadas. Para lo primero, está muy cerca una alianza entre los antisistema, los socialistas, y hasta, Berlusconi
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LOS 14 MESES de la coalición en Italia, que llevó a Giusseppe Conte a la jefatura de Gobierno, fueron un drama al mejor estilo de Puccini.
Falta de acuerdos programáticos aunado a choques entre Matteo Salvini, ministro del Interior, y Luigi Di Maio, vicepresidente, para liderar la coalición gobiernista, han demostrado que, aunque teóricamente parezcan lo mismo, los proyectos de los dos partidos más radicales de la política italiana, Movimiento Cinco Estrellas y la Liga del Norte, son incompatibles y solo se parecen en su feroz crítica contra el sistema tradicional de partidos.
Estas diferencias han llevado a Giusseppe Conte, un abogado florentino que fue encargado de dirigir el gobierno italiano, a romper con la ultraderecha de Salvini la semana pasada, situación que acabó la débil coalición de gobierno y dejó al país sin jefe de Gobierno. Pero las crisis políticas en Italia se resuelven tan rápido como se presentan. Ya, este martes, puede que haya un nuevo gobierno.
Punto de inflexión
El verano ha intensificado las negociaciones entre los dos partidos que podrían formar gobierno, el Movimiento Cinco Estrellas y el Partido Demócrata (PD), que, luego de un fin de semana de “grietas” -según la prensa local- finalmente acordaron que el jefe de Gobierno de una futura coalición debe ser Conte.
Entre martes y miércoles el presidente de Italia, Sergio Mattarella, tendrá que decidir entre si le da el visto bueno a esta coalición o disolver el Parlamento y convocar a elecciones anticipadas en octubre, escenario al que le apuesta Salvini y su partido.
Según Il Fatto Quotidiano, Mattarella se inclina más por la primera opción ante las pésimas relaciones entre la Liga y el Cinco Estrellas, dos partidos que, en caso de que no se forme un nuevo gobierno, tendrían que llegar a una serie de acuerdos para aprobar una de las leyes más importantes del año: el presupuesto.
Para evitar que el gobierno se paralice, no haya presupuesto y la crisis política se agrande, Mattarella insistiría en un gobierno de “objetivos”, según Jordi Gracia, de El País, que consiste en acordar unos puntos comunes que eviten, en un corto plazo, un nuevo rompimiento.
Pacto de Ursula
El gobierno de “objetivos” es una vieja receta usada en los sistemas parlamentarios europeos. Tradicionalmente, los alemanes han sido sus principales exponentes, pero en los últimos años Portugal se ha posicionado como el modelo ideal, a tal punto que en España, donde Pedro Sánchez busca formar gobierno, los dirigentes de la izquierda radical de Podemos le han propuesto seguir esta fórmula.
Ante la ausencia de una mayoría calificada que pueda formar gobierno, lo que pasa habitualmente en Italia, el Movimiento Cinco Estrellas, el más interesado en evitar las elecciones de octubre, ha propuesto una gran coalición, denominada como “el modelo Ursula”.
El “Modelo Ursula” busca convocar a los dos partidos que han venido negociando más Forzza Italia, la agrupación del polémico Silvio Berlusconi, quien sigue siendo un actor determinante en la política de este país. Su nombre se debe a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien fue elegida luego de que se lograse una alianza entre varios sectores en el Parlamento europeo.
El problema, nuevamente, son las diferencias ideológicas. Aunque se distancia de los radicales como Salvini, Berlusconi es un representante de la derecha italiana y los principales cuestionamientos de su gestión vinieron de los socialistas del Partido Democrático, con los que eventualmente haría una alianza.
Estos escollos quedan aún más claros, si se tiene en cuenta las declaraciones del presidente de este partido, Nicola Zingaretti, quien este lunes declaró que estar “convencido de que se necesita un gobierno revolucionario. Necesitamos un programa compartido y no dos programas paralelos”. “Se puede encontrar una solución seria”, concluyó.
Renzi, ¿detrás?
Tres años después de sufrir una derrota en el referendo convocado para reformar la Constitución italiana, Matteo Renzi ha vuelto al centro de la política italiana, impulsando la coalición de gobierno entre el PD, su partido, y los demás sectores.
Ex primer ministro y europeísta, el peso de Renzi puede ser determinante para definir el modelo de gobierno que lideraría Conte, tanto en su relación con Bruselas como en su posición frente a la crisis migratoria.
En el último año, Italia chocó con la Unión Europea por no cumplir con sus exigencias en materia fiscal, una posición que fue compartida por los dos partidos radicales, en especial por Salvini. Este, precisamente, fue quien bloqueó el desembarco de migrantes proveniente de África en territorio italiano, decisión que ha generado choques con gobiernos como el de España y un rechazo a nivel mundial.
Influenciada por Renzi, la nueva coalición en Italia podría revivir una moribunda alianza en Europa. Hace cuatro años, Renzi, quien era jefe de Gobierno, apoyó a sus pares socialdemócratas en España y Francia, Pedro Sánchez y Manuel Vals. Hoy, uno de ellos está en el poder y podrían formar una alianza que conlleve a hacerle frente a los populistas y los conservadores. Falta ver si Emmanuel Macron apoyaría esta iniciativa.
Ante este escenario, Salvini y sus aliados le apuestan a que la coalición de gobierno no se logre y Mattarella no tenga más remedio que convocar a elecciones, en las que su partido, según un sondeo, lograría 33% de los votos, un apoyo importante, pero que no le da para gobernar en solitario, que lo obligaría a formar una coalición con Berlusconi y otro partido más.
Como van las cosas, esta semana se puede formar un nuevo gobierno en Italia. Pero tan pronto como se oficialice, ya se empezará a hablar de otro. Así funciona. Es el país del mundo que más primeros ministros ha tenido en los últimos 70 años.