¿La batalla final del Estado Islámico? | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 17 de Marzo de 2019
Natalia Mariño*
Los territorios que logró tomar el EI en 2014 con gran rapidez, hoy se ven reducidos a una sola ciudad cuya pérdida también es inminente. Pero la ideología de este grupo sigue viva y podría beneficiarse de las causas que permitieron su consolidación

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EN DICIEMBRE de 2018, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el retiro de 2.000 tropas norteamericanas de Siria, porque según él ya se “había derrotado al Estado Islámico (EI)”. Esta noticia causó sorpresa y rechazo de agentes de seguridad de su país y de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, y a la que se adhirieron 79 naciones más. En opinión de algunos miembros, el grupo terrorista no estaba completamente derrotado y eso implicaba dejar sin respaldo a las fuerzas kurdas y a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), quienes han tenido el apoyo militar de dicha coalición en la lucha contra Daesh, como se le conoce en la región al EI.

Si bien el anuncio de Trump fue sorpresivo, no lo fue el hecho de que esta semana se libraran combates en Baghouz, la última ciudad controlada por el Estado Islámico y que evidencia su paulatina pérdida territorial desde 2015. ¿Cómo se explica que el proclamado califato haya logrado tener un crecimiento tan rápido y un control territorial tan amplio y luego de esto haya retrocedido? ¿Está el EI realmente acabado? EL NUEVO SIGLO habló con Víctor de Currea-Lugo, experto en temas de Medio Oriente.

El retroceso

Hacia 2014, el Estado Islámico tenía control sobre un área equivalente a Gran Bretaña entre Siria e Irak. Pero su nacimiento se remonta a hechos históricos, como lo dice De Currea-Lugo en su libro El Estado Islámico. Al final de la Primera Guerra Mundial se trazaron fronteras distintas a las dinámicas locales, generando tensiones que han sido mal manejadas a lo largo de los años. “Daesh desafía esas fronteras coloniales y reinventa unas nuevas, que resultan funcionales a su proyecto político-religioso”, menciona el experto en su publicación.

Este grupo surge de una escisión de Al-Qaeda, a un grupo más radical que busca reunir a todos los sunitas en un solo territorio y es liderado por el califa Abu Bakr Al-Baghdadi. Su rápido crecimiento se debió a causas como el caos en la región, al vacío de poder tanto en Siria como en Irak, a la violencia sectaria entre sunitas y chiitas, al apoyo que recibía de países del Golfo Pérsico y al lucro de recursos como petróleo y gas de las ciudades que se apropiaban. Este grupo llegó a controlar metrópolis muy importantes de estos países como Raqqa, Mosul y Kobane.

No obstante, con la entrada de la coalición internacional a la lucha contra el Estado Islámico y el apoyo brindado a los rebeldes kurdos y a la FDS, se empiezan a retomar los territorios ocupados. Explica De Currea-Lugo que “cuando uno mira la multiplicidad de frentes militares (contra el EI estaba peleando el gobierno de Siria, Irak, los iraníes, los rusos, los turcos y algunas tropas de Hezbolah), es decir muchos enemigos, más la degradación de la guerra en Siria y la pérdida de apoyos internacionales, eso explica una parte del retroceso del EI”.

 

¿Fin definitivo?

Es claro que para haber consolidado el califato se necesitaba en primer lugar un territorio, para luego imponer su ley y lograr su funcionamiento. Pero ahora el territorio ha quedado reducido solo a Baghouz, y esta semana se libraron batallas que indican la inminente pérdida también de esta ciudad. Así las cosas, “el gran error del EI es que su razón de ser, su crecimiento y desarrollo, apuntó a la concreción de un control territorial ¿Cómo fundamento un califato en un territorio que no existe?” menciona De Currea-Lugo.

Pero la cuestión es que, si bien hubo una pérdida evidente de territorio que impide mantener el proyecto inicial del califato, el grupo no se ha acabado y su ideología tampoco. Con el anuncio de Trump, el jefe del Comando Central de Estados Unidos, el general Joseph Votel, “secundó los temores de los analistas privados de que el grupo volverá a una insurgencia clásica con miles de combatientes dedicados y células durmientes en todo el mundo”, comenta Carlo Muñoz en The Washington Times.

De acuerdo con el octavo informe del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la amenaza que plantea Daesh para la paz y la seguridad internacional, en Irak y Siria el EI tendría todavía entre 14.000 y 18.000 combatientes, y algunos de ellos salen de la zona central del conflicto y se desplazan a filiales regionales, como por ejemplo, al norte de África. Este informe presenta también, que aun después de la disminución territorial, el EI tiene todavía acceso a grandes reservas financieras que oscilan entre 50 y 300 millones de dólares provenientes de petróleo, saqueos y extorsiones, entre otras.

Es claro que el EI no está del todo derrotado, pero tampoco se pueden desconocer sus pérdidas territoriales. Después de cinco años de conflicto, se contabilizan 400.000 muertos y una encrucijada de los combatientes extranjeros que quieren volver a sus países. Pero también ha dejado una lección de la necesidad de abordar los factores externos que aún persisten, como el vacío de poder, la violencia sectaria, el apoyo internacional y las lecciones no aprendidas del pasado, que podrían dar lugar a que este grupo se consolide con más fuerza en un futuro.

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*Internacionalista de la Universidad Externado