Blindada por sus fueros parlamentarios de que termine en la cárcel si es condenada en alguno de los procesos judiciales que se le siguen, la vicepresidenta argentina, presidenta del Senado y fundadora del kirchnerismo, Cristina Fernández vda. de Kirchner, utiliza el actual juicio en su contra para atizar la polarización política e impulsar la carrera electoral de la izquierda.
Con el ojo en el 2024, la exmandataria y fórmula gobernante de Alberto Fernández, calificó la petición de condena de la Fiscalía por presunta defraudación al Estado, en su natal Santa Cruz cuando, fungió como Presidenta (2007-2015) como una “persecución al peronismo”, con lo que logró reavivar el enfrentamiento entre las dos marcadas corrientes políticas.
Hay que recordar que el kirchnerismo fue el movimiento político que bajo el rótulo de la centroizquierda se escindió del peronismo y posteriormente lo ‘absorbió’ con los postulados ideológicos y estilo plasmado por los ‘K’ durante los 12 años que gobernaron Néstor Kirchner y su esposa Cristina. Pero el proyecto político fue más ambicioso y de largo aliento. Así, hace cuatro años ella retornó al poder como vicepresidenta tras la conformación de un frente más amplio de izquierda, incluidos los sobrevivientes sectores peronistas y le ‘suena’ una candidatura presidencial.
"Son 12 años (de pedido de cárcel), los 12 años del mejor gobierno que tuvo Argentina en las últimas décadas, por eso piden 12 años. Por eso me van a estigmatizar y condenar. Si naciera 20 veces, 20 veces haría lo mismo…Quieren tomarse revancha, esto disciplina a la clase política para que nadie se atreva a hacer dos veces lo mismo", dijo Cristina Kirchner desde el balcón de su residencia en la exclusiva zona bonarense de la Recoleta, a cientos de seguidores que fueron a apoyarle tras la decisión judicial.
Sus opositores guardaron prudente silencio, el que se vieron forzados a romper la semana anterior tras el intento de atentado el pasado jueves contra la líder kirchnerista perpetrado por Fernando Sabag Montiel, de 35 años y nacionalidad brasileña, que se coló entre sus seguidores y, por evidentes fallas de seguridad, logró apuntar muy de cerca la pistola y que -afortunadamente- al accionarla se engatilló, es decir no disparó.
Detenido en el lugar, Sabag Montiel sería encausado por homicidio agravado en grado de tentativa y según el equipo defensor de Kirchner no había actuado solo y la investigación así estaría evidenciando, por lo cual fue arrestada la novia del agresor, Brenda Uliarte, de 23 años.
El incidente volvió a poner en el primer plano a la expresidenta, el que mantiene esta semana, pero por la recta final del proceso judicial en su contra y el que presentará su alegato de defensa a fin de mes.
El juicio por supuesta corrupción contra la vicepresidenta Kirchner y otras 12 personas se reanudó el lunes con los argumentos de los equipos de defensa de los encausados, fase previa a que se emita un veredicto, el cual se prevé ocurra a finales de este año o comienzos del próximo.
La Fiscalía endilga a Kirchner encabezar una asociación ilícita que defraudó al Estado en la licitación de 51 obras públicas en la provincia de Santa Cruz cuando ejerció la Presidencia del país, entre 2007 y 2015.
Según la investigación y las pruebas, los millonarios contratos favorecieron al empresario Lázaro Báez desde 2003, periodo que abarca también el gobierno del ya fallecido Néstor Kirchner y para quien la Fiscalía también pidió 12 años de cárcel y el embargo de sus bienes.
En total, el ente acusador solicitó el decomiso de 1.000 millones de dólares, suma que consideró equivalente a la supuesta defraudación y que, de ser ratificada por los jueces, deberá pagarse de manera solidaria y proporcional entre los 13 acusados.
Los pedidos de condena contra los implicados oscilaron entre los dos y los 12 años de prisión. La suma de las penas máximas para esos delitos es de 16 años.
Según el fiscal Sergio Mola en esta causa "hubo irregularidades sistemáticas en 51 licitaciones a lo largo de 12 años. El cuadro probatorio demuestra de manera contundente las maniobras ilícitas. No es creíble que Cristina Fernández (de Kirchner) no se enterara de nada en la soledad de su despacho", aseveró en su alegato final.
Este proceso judicial comenzó en 2019 y que se encamina al veredicto no preocupa a la vicepresidenta, blindada por su fuero parlamentario y, por el contrario, lo ha aprovechado para presentarse como víctima de una “persecución judicial para proscribirme de la política”.
Explotando ese flanco y ‘magnificándolo’ vía trinos, también ha aseguró que “si algo faltaba para confirmar que no estoy ante un tribunal de la Constitución, sino ante un pelotón de fusilamiento mediático-judicial, es impedirme el derecho de defensa", al criticar que el Tribunal negara su pedido de ampliar declaración porque dicha etapa ya se había surtido.
Acaparando la escena política, y aprovechándola, Kirchner, quien intentó en vano la recusación de dos jueces y la del fiscal, insiste en que “nada de lo que dijeron los ficales fue probado… Cuando dije que tenían la sentencia escrita, me quedé corta".
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Es en esa línea que presentará su defensa presentará los alegatos finales las próximas semanas, tras lo cual se emitirá un veredicto el que, como reseñamos anteriormente, ‘no trasnocha’ a la fundadora del kirchnerismo por su inmunidad política como vice y titular del Senado. Al igual porque para que una sentencia sea ejecutada tiene que quedar ratificada por la Corte Suprema de Justicia.
Por ello, aún si es condenada, Kirchner seguiría en libertad y podría incluso ser candidata en las elecciones presidenciales y legislativas de 2023. Ello pese a enfrenta otros cinco procesos judiciales por motivos similares, aunque ya ha sido sobreseída en otras causas donde fue investigada por presuntos delitos cuando estuvo al frente de la Casa Rosada.
Es altamente probable que la dirigente política opte por candidatizarse al Congreso, el próximo año, no solo para extender en el tiempo su fueron, sino porque es consciente que por intensa que sea la relación con sus seguidores, algunos de los cuales la califican como "una madre", su figura no consigue remontar el fuerte rechazo que genera en el electorado.
El politólogo Raúl Aragón, de la Universidad de La Matanza, señala que “ella no puede ganar una elección nacional, tiene casi 65% de imagen negativa. Ella lo sabe y todo el peronismo lo sabe. Sin embargo, en un escenario de elecciones primarias, Kirchner es la que mejor mide, con 25 puntos. ¿Qué quiere decir eso? Que no se puede armar una fórmula electoral sin Cristina acordando".
El analista también destaca la ‘jugada’ de Kirchner frente a su actual juicio: ha logrado "aglutinar a todo el peronismo, porque es un reflejo condicionado del peronismo que estuvo proscrito por 18 años, primero, y que después en la dictadura puso la mayoría de los muertos".
También, al presentarlo como una “persecución al peronismo” avivó la polarización política, jugando a su favor. El diario Clarín así lo expresó en reciente editorial: “Cristina encontró en el delirio del santuario de la calle Juncal (su residencia en Recoleta) una forma de tapar las pruebas de la corrupción, la crisis y el ajuste, y la oposición su incompetencia: no se cansan de tirar afuera los penales sin arquero que les regala el Gobierno".
Así las cosas, con el argumento de que quieren “proscribirla” de la escena política a través de lo que ella denuncia como "lawfare" o maniobra judicial busca no sólo consolidar su poder, sino mantener vivo el enfrentamiento entre sus seguidores y los antikirchneristas, para sacar rédito electoral en las legislativas y la presidencial.
“Sinceramente” como titula el libro que acaba de lanzar, la vicepresidenta no terminará en la cárcel ni en este juicio ni en los cinco que tiene pendientes. Amada o denostada, es más que consciente que es la que maneja los hilos del poder. /Redacción internacional con AFP