El juicio por corrupción contra el expresidente francés Nicolas Sarkozy se reanudará el lunes, después de que el tribunal penal de París rechazara el jueves una solicitud de uno de sus coacusados de aplazarlo por motivos de salud.
El tribunal rechazó una solicitud presentada por uno de los acusados junto a Sarkozy, el juez jubilado Gilbert Azibert, de 73 años, que había pedido un aplazamiento del juicio para no exponerse al covid-19.
En base a un examen médico que solicitó, la corte concluyó que Azibert estaba en condiciones de comparecer y le ordenó que se presentara en persona el lunes a las 13H30 (12H30 GMT), antes de suspender la audiencia hasta esa fecha.
Este juicio, que debe durar tres semanas, es inédito ya que Nicolas Sarkozy es el primer expresidente de Francia en sentarse físicamente en el banquillo de los acusados.
Antes de él, sólo un expresidente francés, Jacques Chirac, su antecesor y mentor político, fue juzgado y condenado por malversación de fondos públicos cuando era alcalde de París, pero debido a problemas de salud nunca compareció ante la corte.
Este caso, conocido en Francia como el "de las escuchas" tiene su origen en otro caso que amenaza a Sarkozy, el de las sospechas de que recibió financiación del régimen libio de Muamar Gadafi durante la campaña presidencial de 2007 que le llevó al Elíseo.
Los jueces habían decidido pinchar el teléfono del expresidente y fue así que descubrieron que tenía una línea secreta en la que utilizaba el seudónimo "Paul Bismuth".
Según los investigadores, algunas de las conversaciones que tenía allí revelaron la existencia de un pacto de corrupción. A través de su abogado Thierry Herzog, Sarkozy habría tratado de obtener información secreta de otro sumario a través del juez Azibert.
Azibert habría tratado también de influir sobre sus colegas a favor de Sarkozy. A cambio, éste habría prometido al magistrado ayudarlo a obtener un puesto muy codiciado en el Consejo de Estado de Mónaco.
Sarkozy, presidente de 2007 a 2012, niega los cargos de los que se le acusa y prometió que se mostrará "combativo" en este juicio.
De ser declarado culpable, Sarkozy, que se retiró de la política tras su derrota en la carrera al Elíseo en 2016, podría ser condenado a una pena de prisión de hasta 10 años y una multa máxima de un millón de euros (1,2 millones de dólares).