La política israelí vuelve a estar en crisis. El parlamento se disolvió anoche después de que el primer ministro Benjamín Netanyahu y su socio de coalición, el centrista Benny Gantz, no lograran aprobar el presupuesto nacional en la Knesset, el parlamento de Israel, antes del límite (11:59pm de ayer), lo que llevará a unas nuevas elecciones previstas para el 23 de marzo próximo. Será la cuarta votación nacional de Israel en el lapso de dos años.
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Sin embargo, pese a la inestabilidad producida, analistas dicen que la crisis política se debe principalmente al interés de Netanyahu en desencadenar elecciones anticipadas para permanecer en el poder más allá de su mandato actual, con la esperanza de fortalecer su mano mientras lucha contra los cargos de corrupción.
El nuevo brote de inestabilidad política, que se ocasionó por las constantes pugnas entre las partes que componen la coalición de Netanyahu por nombramientos judiciales de alto nivel y el reparto del poder desde el inicio del gobierno en mayo pasado, se produce en medio de la pandemia del coronavirus y una profunda agitación económica, que posiblemente representan la etapa más difícil de una carrera política del Primer Ministro y un nuevo desafío para mantenerse en el poder.
El colapso pone fin a un gobierno que se estableció cuando Benny Gantz, líder del partido centrista Azul y Blanco, dejó de lado su oposición a unirse a un gobierno de Netanyahu y acordó formar una coalición de unidad que guiaría al país.
Ese acuerdo se produjo después de que tres elecciones en el espacio de un año produjeran un estancamiento, en el que el partido derechista Likud de Netanyahu ganara la mayor cantidad de votos, pero no alcanzara los suficientes escaños parlamentarios para formar una coalición. Las encuestas proyectan actualmente un punto muerto similar.
Netanyahu logró formar gobierno al aceptar compartir el poder con Gantz y permitirle asumir el cargo de primer ministro en noviembre de 2021. Pero por pugnas internas muchos creen que Netanyahu buscó las nuevas elecciones para no tener que dejar que Gantz tomara las riendas y aspirar nuevamente al cargo.
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En un discurso televisado horas antes de la disolución del parlamento, Netanyahu prometió que ganaría si se celebran nuevas elecciones y recordó su adquisición de vacunas contra el covid-19 y el establecimiento de relaciones diplomáticas con cuatro países árabes.
"La mayoría de los ciudadanos israelíes ven nuestro liderazgo y nuestros increíbles logros. Traemos millones de vacunas, traemos acuerdos de paz históricos, evitamos la amenaza iraní, convertimos a Israel en una de las principales economías del mundo", dijo.
En los últimos meses, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Sudán y Marruecos acordaron normalizar las relaciones con Israel, en una serie de acuerdos negociados por Estados Unidos conocidos como los Acuerdos de Abraham.
Sin embargo, hay quienes creen que la lucha de Netanyahu por la reelección será una batalla cuesta arriba, considerando que su gran aliado el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que es inmensamente popular en Israel y ayudó a Netanyahu a ganar puntos políticos en elecciones anteriores, dejará la Casa Blanca en poco menos de un mes y adicionalmente está previsto que el juicio por corrupción que enfrenta el mandatario se reanude en febrero.
Adicionalmente, Gideon Saar, un importante nuevo rival que renunció al partido gobernante Likud de Netanyahu a principios de este mes, busca reemplazarlo y las encuestas de opinión muestran que tiene muchas posibilidades de vencer, formando su propia coalición de partidos seculares de derecha.
La ruptura
Netanyahu y Gantz se han culpado mutuamente por el colapso del gobierno y por forzar otro voto nacional en el país. “Netanyahu nos está llevando a las elecciones para que no entre a un tribunal. Cualquier otra versión es un truco”, tuiteó Gantz anoche.
"La razón por la que nos dirigimos a unas elecciones es porque Netanyahu se negó a aprobar un presupuesto como lo exige la ley y honrar los acuerdos políticos para poder permanecer en el poder", dijo Yohanan Plesner, presidente del Instituto de Democracia de Israel con sede en Jerusalén.
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Sin embargo, Netanyahu niega haber usado el presupuesto para mantenerse en el poder. El pacto de coalición pedía un presupuesto de dos años para 2020 y 2021 que se aprobaría este año. Pero Netanyahu argumentó que la falta de claridad económica generada por la pandemia requería retrasar la aprobación de la parte 2021 del presupuesto.
Después de una insatisfacción generalizada con el manejo del virus por parte de su gobierno a principios de este año, Netanyahu ahora está supervisando una campaña de vacunación rápida contra covid-19 que, si tiene éxito, podría reforzar su fortuna política antes de la votación.
Esta semana, Israel inició su campaña de vacunación, comenzando con los trabajadores de la salud y expandiéndose a los mayores de 60 años, ya que el país apunta a estar entre los primeros en el mundo en vacunar a la mayoría de su población a principios de la primavera.
La elección de marzo sería un capítulo más de la lucha de Netanyahu por permanecer en el poder y en la que ha superado a rivales que esperaban derrocarlo, incluido un intento a principios de este año de destituirlo como jefe del partido Likud. Sus habilidades de supervivencia le han valido el apodo de "el mago".
Gantz, por su parte, ha pagado un alto precio político por unirse a Netanyahu y se prevé que su partido sólo gane entre cinco y siete escaños en las próximas elecciones, frente a los más de 30 en las últimas tres votaciones.
Adicionalmente y a diferencia de las últimas tres elecciones, en las que la centroizquierda luchó contra los partidos que representan a los votantes de derecha y a los religiosos unidos, las encuestas muestran que la próxima votación probablemente será un enfrentamiento dentro de la derecha misma, sobre si Netanyahu debería seguir en el poder o no.
“Netanyahu no puede dar a Israel la unidad y estabilidad que necesita. Lo más importante en este momento es reemplazar a Netanyahu”, dijo Saar a este respecto.
Disidencias
Los problemas en los partidos liderados por Netanyahu y su viceprimer ministro Gantz se hicieron evidentes la noche anterior cuando la Knesset rechazó un proyecto de ley para retrasar la fecha límite del presupuesto. Los legisladores votaron 49 a 47 en contra de la propuesta que hubiera dado tiempo extra al Likud y al Azul y Blanco para llegar a un compromiso.
Netanyahu participó en la votación, emitiendo su voto a favor del proyecto de ley esperando obtener la mayoría. Pero tres diputados azules y blancos desafiaron la disciplina del partido y votaron en contra, al igual que la diputada del Likud Michal Shir, quien ingresó a la Knesset en el último minuto después de haber indicado que no se encontraba bien de salud y quien se unirá al nuevo partido de Saar.
Si el proyecto de ley se hubiera aprobado, habría retrasado la fecha límite para aprobar el presupuesto de 2020 del 23 de diciembre al 31 de diciembre y el de 2021 para el 5 de enero.