Unionistas y republicanos de Irlanda del Norte llegaron el viernes a un acuerdo para restaurar las instituciones regionales, poniendo fin a tres años de parálisis política en esta provincia británica en primera línea del Brexit.
En virtud del acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de un sangriento enfrentamiento intercomunitario que dejó 3.500 muertos, las dos partes deben compartir el gobierno regional.
Un escándalo político-financiero dio al traste con la precedente coalición gubernamental en enero de 2017 y desde entonces varias series de negociaciones resultaron infructuosas.
Pero ahora el tiempo apremiaba: si la situación no se desbloqueaba antes del 13 de enero, el ejecutivo de Londres debía automáticamente convocar elecciones regionales, en un momento delicado para el Reino Unido que se dispone a salir de la Unión Europea a final de mes.
Ante el ultimátum, los unionistas del DUP y los republicanos del Sinn Fein reanudaron las negociaciones a mediados de diciembre. Y el jueves por la noche, los gobierno británico e irlandés, en su calidad de garantes conjuntos del acuerdo de paz, publicaron un proyecto de acuerdo.
La líder DUP, Arlene Foster, lo aceptó rápidamente calificándolo de "justo y equilibrado".
"Por supuesto que lleva adelante la legislación sobre la lengua irlandesa, pero también reconoce que algunos de quienes vivimos en Irlanda del Norte somos profundamente británicos del Ulster", dijo.
El Sinn Fein estuvo todo el día examinando el texto y a última hora de la tarde, su líder Mary-Lou McDonald, sumó el apoyo de los republicanos.
"El Sinn Fein decidió volver al sistema de gobierno compartido" y "nombrar ministros en un gobierno basado en el reparto de poder", anunció en rueda de prensa en Belfast. "Es responsabilidad de cada partido asegurarse ahora de que el ejecutivo se reúna y nos pongamos a trabajar", agregó, precisando que no hay todavía fecha para un primer encuentro.
- "Beneficiar a la población" -
La cuestión de las instituciones norirlandesas se volvió crucial debido a que el parlamento regional, conocido como Stormont y hasta ahora paralizado, tendrá la última palabra sobre la aplicación de las controvertidas disposiciones aduaneras destinadas a evitar la reinstauración de una frontera física entre la provincia británica y la vecina República de Irlanda -país miembro de la UE- tras el Brexit.
El ministro británico encargado de Irlanda del Norte, Julian Smith, pidió que el parlamento norirlandés se reuniese inmediatamente para lanzar la restauración de las instituciones.
El acuerdo de gobierno prevé, en particular, medidas para promover el gaélico, el idioma irlandés, y para acelerar el funcionamiento de la justicia.
El gobierno británico prometió además invertir en los servicios públicos de la región, la más desfavorecida económicamente en el Reino Unido, a condición de que se restablecieran las instituciones locales.
"Hemos establecido una serie de lo que yo considero compromisos muy justos para hacer avanzar las cosas", dijo por su parte el ministro irlandés de Relaciones Exteriores, Simon Coveney.
El gobierno de Dublín llamó a las dos partes a "comprometerse colectivamente en hacer lo necesario para que la política beneficie a la población".
El pulso entre el DUP y el Sinn Fein se desarrolló en las últimas semanas en un contexto político cambiante bajo los efectos del Brexit, contra el cual votó la mayoría de la población de la provincia británica.
En las legislativas británicas de diciembre, Irlanda del Norte eligió por primera vez al parlamento de Westminster más diputados republicanos (7 del Sinn Fein y 2 del socialdemócrata SDLP), partidarios de una reunificación con Irlanda, que unionistas del DUP, favorables a permanecer en la corona británica.