Inesperada y fuerte apuesta iraní de Trump | El Nuevo Siglo
Foto Anadolu
Viernes, 3 de Enero de 2020
Redacción internacional con AFP

A diez meses de las presidenciales de Estados Unidos, Donald Trump, duro crítico de las intervenciones militares de su país en Medio Oriente, tomó la decisión más arriesgada de su mandato al ordenar el asesinato del general iraní Qasem Soleimani.

El ataque con dron que mató en Bagdad al hombre clave de la influencia iraní en el extranjero es una decisión de consecuencias imprevisibles. 

Irak teme "una guerra devastadora", Irán ya prometió vengarse "en el momento y el lugar apropiados", y el Pentágono anunció el despliegue de entre 3.000 y 3.500 soldados estadounidenses adicionales en el Golfo.  

Aunque Trump suele emplear una retórica guerrera, hasta ahora siempre se había mostrado cauto antes de lanzar ofensivas. En junio de 2019, por ejemplo, afirmó haber anulado a última hora bombardeos contra Irán. 

Tres años después de su llegada al poder, el presidente de la primera potencia mundial tendrá que gestionar su primera gran crisis de política exterior en un contexto complicado, con la apertura de un proceso de destitución en su contra y una campaña electoral que se anticipa muy agresiva. 

"Es una mezcla potencialmente aterradora que exige decisiones prudentes, sensatas, y un mando estable y firme", dice sin ocultar su preocupación Aaron David Miller, exdiplomático en administraciones demócratas y republicanas. 

Las primeras reacciones del multimillonario republicano, que defiende su forma de actuar "por instinto", no tranquilizaron a quienes se preocupan por sus improvisaciones en temas geopolíticos complejos. 

Fiel a su estilo de comunicación iconoclasta y provocador, el jueves por la noche, tras el anuncio de la muerte de Soleimani, tuiteó la imagen de una bandera estadounidense sin una palabra. 

Desde su lujosa residencia de Mar-a-Lago, en Florida, donde pasa sus vacaciones, Trump añadió el viernes en Twitter esta frase: "Irán nunca ha ganado una guerra, pero jamás perdió una negociación". 

Para el exdiplomático estadounidense Nicholas Burns, profesor en Harvard, el asesinato de Soleimani era legítimo si el general iraní preveía realmente ataques contra instalaciones estadounidenses. "Pero ¿anticipó Trump las 15 jugadas siguientes en el tablero de ajedrez?", se pregunta. 

¿Retirada de Irak?

Trump, que siempre está muy pendiente de su base electoral y de las promesas que hizo en la campaña de 2016, repite desde su llegada a la Casa Blanca que quiere poner fin a las "guerras interminables" que, según él, le costaron demasiado a Estados Unidos. 

Para Richard Hass, presidente del grupo de expertos del Council on Foreign Relations, sería "irónico, además de trágico y peligroso" que el presidente que quería reducir la huella de Estados Unidos en Medio Oriente haya "iniciado una dinámica que llevará aún más a esa situación" en un momento en que el país enfrenta ya desafíos con "China, Corea del Norte o Rusia". 

La mayoría de los congresistas republicanos alabaron la "valentía" del presidente, pero la oposición demócrata mostró su preocupación. 

"Una bandera no es una estrategia", dijo Samantha Power, embajadora de Estados Unidos en la ONU durante la presidencia del predecesor de Trump, el demócrata Barack Obama. "Trump está rodeado de chupamedias (tras haber despedido a todos los que le llevaban la contraria) (...) Esto podría degenerar muy rápidamente". 

Entre las distintas hipótesis barajadas por los analistas, la de una retirada total de las tropas estadounidenses de Irak cobra cada vez más fuerza. Trump podría aprovechar las amenazas contra los estadounidenses y las declaraciones de Bagdad para justificar su decisión, mientras amenaza con golpear de nuevo a Irán desde lejos.

"Esto le permitiría hacerle un guiño a su base electoral mostrándose firme mientras lleva a cabo una retirada", considera Colin Kahl, experto de la Universidad de Stanford y exconsejero de Obama. 

Faltan por conocer las motivaciones políticas del presidente estadounidense a la hora de ordenar la muerte del general iraní. }

AFP

El propio Trump mencionó, hace casi una década, lo tentador que sería para un presidente lanzar un conflicto con Teherán antes de unas elecciones. Lo hizo para criticar a Obama. 

"Para ser reelegido, Barack Obama lanzará una guerra contra Irán", tuiteó en 2011, cuando aún no había iniciado su carrera política pero era un crítico feroz del dirigente demócrata. 

Sin embargo, el viernes en la noche en una declaración aseguró que su gobierno no “busca un cambio de régimen en Irán” y afirmó haber actuado para "parar" una guerra, no para comenzar una.

"Soleimani había convertido la muerte de inocentes en una pasión repugnante", declaró Trump, antes de amenazar a los "terroristas" que atacan a los estadounidenses. 

"Los encontraremos. Los eliminaremos. Siempre protegeremos a nuestros diplomáticos, a nuestros soldados, a todos los estadounidenses y a nuestros aliados", añadió.

Irán reaccionó con fuerza a la pérdida de quien tal vez haya sido el segundo líder más poderoso del país.

Como el jefe de la fuerza Al Quds, encargada de las operaciones exteriores de los Guardianes de la Revolución iraníes, Soleimani era una poderosa figura nacional y el cerebro de la amplia y sofisticada participación de su país en las luchas de poder regionales.

El líder supremo de esa república islámica, el ayatolá Ali Jamenei, prometió una "severa venganza" y nombró rápidamente a un sustituto al frente de Al Quds, el brigadier general Esmail Qaani.