Faltan cinco días para el primero de octubre, pero en Cataluña nadie sabe si va haber referendo independentista o no, mientras que aumentan las manifestaciones de quienes están en contra del mismo. En Escocia quedó congelado el intento para abandonar Reino Unido.
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EL PRIMER ministro de Iraq les dio un ultimátum a las autoridades de Kurdistán: Si no le entregan el control del aeropuerto, intervendrá. Lo mismo viene haciendo el gobierno central de España, que, en un golpe de autoridad, ha enviado fuerzas policiales a Cataluña para impedir que se movilice el aparato electoral independentista. En los dos casos, hay un elemento central de discordia: un referendo de autodeterminación.
En el mundo ha habido cerca de 30 referendos de autodeterminación en los últimos 70 años. Según el Centro de Investigación Pew Research -en un informe de 2014-, en la mayoría de los casos gana el Sí. Es decir, la región se convierte en país. Para decirlo en números: desde 1964 a 2014 se han independizado 25 naciones de 33.
Recientemente, los intentos independentistas han fracasado. En el referendo escocés para abandonar Reino Unido ganó el No. Los que defendían el Sí dijeron, -y, lo siguen diciendo- que la propaganda de mentiras de Londres llevó a que los ciudadanos se inclinaran por esa tendencia. Por eso, están intentando celebrar otra consulta. “Good bye, big ben”, dicen.
Cataluña
La idea es dejar España. Hay motivos -muchos- para hacerlo, dicen los catalanes. Uno de ellos es fiscal, otro histórico, y hay hasta rencillas personales, de lado y lado. Pero el panorama está muy complejo: Madrid mandó a la Guardia Civil a Cataluña que con ello sintió un “golpe de Estado”.
Las calles de Barcelona se visten de banderas independentistas y hombres de la Guardia empuñando sus armas. Unos ondean la tela roja y amarillo ceniza en son de libertad, de una libertad, según Madrid, retadora; otros empuñan aquellos fusiles para retar, también, a los de las banderas y a los que los de las banderas apoyan: los políticos independentistas.
Han pasado varios días desde que la Guardia desembarcó en el puerto de Barcelona. El escenario es dantesco. Las imágenes que reportan agencias y medios locales son las mismas: marchas y machas; guardias y guardias.
Mientras, en Madrid se toman determinaciones. La Fiscalía ayer ordenó que la policía catalana, o los Mossos d'Esquadra -mejor-, tienen que identificar a los responsables de los colegios electorales que se encargarán del referendo del primero de octubre.
La orden es que deben ser detenidos para que rindan como testigos contra los promotores de la independencia. En una operación la semana pasada varios de esos promotores fueron detenidos. Con la mirada ensombrecida, ese mismo día Carles Puigdemont declaró un “golpe de Estado” perpetrado por Madrid.
Los independentistas reviven discursos históricos y autonómicos. A ciencia cierta no se sabe qué es verdad y qué es mentira: ni siquiera lo sabe un doctor en historia. En todo caso, ellos se remontan a la Diada, fiesta que conmemora la caída de la región en manos de las tropas de Felipe V (1714) y obligó a ser parte de España. Pero Madrid desmiente los argumentos históricos. Y los económicos, también.
No se sabe nada. Y se sabe mucho. Se sabe que hoy, a cinco días del referendo, todo indica que no se va celebrar, al menos con papeletas, porque fueron decomisadas. ¿Qué va pasar el domingo? No se sabe.
Escocia
Tampoco se sabe la suerte del referendo de Escocia. Tan distinto a Cataluña, este país, que no es región, intenta irse de Reino Unido. Pero su primera ministra, Nicola Sturgeon, da un paso para adelante y dos para atrás en el referendo.
La primera ministra llegó al poder bajo la promesa de volver hacer un referendo de independencia contra Londres. Poco a poco, en medio de la tramitología del ‘brexit’, se ha quedado en promesa.
En junio, dijo que no veía ningún problema en lanzar el referendo una vez que quedaran claros los términos del ‘brexit’. Enredados, esos términos no dan indicios de que queden se desamarren por la actitud inflexible de Bruselas con Londres: “si te saliste, pues así son las cosas”.
“Dije que en junio no habrá más consideración de un calendario de un referéndum hasta el final del proceso de Brexit. Estoy diciendo ahora que creo que tenemos la oportunidad de mirar otras áreas en las que estamos de acuerdo”, declaró Sturgeon.
Ahora, se sabe que el plan independentista quedó para 2018. May puede dedicarse, única y exclusivamente, al ‘brexit’.
Kurdistán
Hay tantos países que terminan en tán, que confunden. Todo es culpa de Gengis Kan. Uno de esos es Kurdistán, que quiere incorporar otra región que queda en Iraq del norte, donde viven miles de kurdos que aprovecharon el paso del Estado Islámico para unificar fuerzas y apropiarse de ese territorio. Dicen que es suyo.
A diferencia de Escocia y Cataluña, el Kurdistán iraquí ya celebró su referendo de independencia el lunes pasado en una decisión unilateral tomada por el presidente, Masud Barzani, que cayó muy mal en Bagdad.
En las elecciones participaron más de 3.3 millones de personas para votar a favor o en contra de la independencia de Iraq. Por temas logísticos, no se han conocido los resultados finales, pero se estima, que, avasallador, el Sí a la independencia gane.
Por ahora, ya se sabe de la molestia de Bagdad y de las diferencias al interior de los kurdos. Están, por un lado, los de la Unión Patriótica del Kurdistán y, por el otro, los seguidores de Barzani, quien dice que antes que la independencia habrá un diálogo directo con Bagdad.
Sea lo que sea, ambos tienen claro, como le dijo Ahmad a la AFP, que “somos el pueblo kurdo, no somos árabes, no somos persas (...) Somos kurdos y lo seguiremos siendo siempre”.
La ONU, Trump y todos los países de Medio Oriente han dicho que la independencia kurda lo único que genera es “desestabilidad” en la región. Pero no saben qué decir en el caso de Cataluña. Trump dijo que “sería una tontería que Cataluña se separe de España” y agregó que “Rajoy sabe que los catalanes no votarán, pero la gente se opondrá mucho”. Nadie sabe.
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