Las elecciones estadounidenses están cada vez más cerca y el impeachment sigue en proceso. Donald Trump sigue implementando su campaña de reelección, y los demócratas presentan cada vez más candidatos. La cuestión esencial es si las investigaciones contra Trump tendrán el resultado esperado por el partido demócrata, y más importante, aún, si este proceso pesará lo suficiente en la opinión pública norteamericana para que el nominado dentro de los múltiples candidatos del partido azul gane en los comicios.
El proceso por el impeachment de Donald Trump impulsada por la líder demócrata, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, deberá presentarse ante el Senado de la República, si recibe el aval necesario. Allí los republicanos son mayoría. La apertura formal de dicha investigación fue posible gracias a una votación de 232 por el sí contra 196 por el No. Y era previsible, ya que el control de dicha corporación es opositor.
Aunque la Casa Blanca acusó a Pelosi de violar el debido proceso de la Cámara de Representantes tras la aprobación de las investigaciones contra la administración Trump, los demócratas siguen en la lucha para poder llevar al presidente ante la justicia. Lo que no es seguro este esfuerzo vaya a dar los resultados esperados: La investigación, el enjuiciamiento de Donald Trump y una ventaja razonable para las elecciones del penúltimo mes del próximo año.
Esta semana ante el Congreso, Gordon Sondland, embajador de Estados Unidos para la Unión Europea afirmó que estuvo trabajando con Rudy Giulliani -quien fue abogado de Donald Trump - en la política estadounidense en Ucrania. Según el Embajador la visita a Washington de Volodymyr Zelensky y la ayuda militar estadounidense estaban sujetas a que Kiev comenzara una investigación contra el exvicepresidente y ahora precandidato demócrata, Joe Biden, y su hijo, quien trabajaba como asesor de una empresa ucraniana presuntamente implicada en corrupción.
Haciendo alusión al caso, Fiona Hill, especialista en Rusia del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, declaró en contra de Sondland argumentando que “Él estaba implicado en un recado de política doméstica, y nosotros estábamos implicados una política exterior de seguridad nacional, y esas dos cosas comenzaron a divergir.” Esta afirmación se dió después de que David Holmes, asesor político de la embajada de Washington en Ucrania asegurara haber escuchado al Presidente quién le preguntaba a Sondland: "¿entonces, [Vlodímir Zelensky] va a hacer la investigación?."
Los testimonios sobre la investigación continúan en la Cámara. El partido demócrata espera que los argumentos, documentos y afirmaciones brindadas por los testigos ante el tribunal convenzan a los republicanos del Senado de votar en contra de Trump y a favor del proceso. Así mismo, el presidente ha acusado el proceso de ser una “cacería de brujas” y ha argüido que no estaba enterado del asunto del que se le acusa. Y una encuesta publicada esta semana indica que el mencionado impeachment no ha tenido efecto en el apoyo al mandatario republicano y que 50% de los encuestados no están de acuerdo con una destitución.
Mientras los demócratas se centran en el proceso contra Trump, los candidatos de ambos partidos se centran en los “estados oscilantes” para lograr mayor cantidad de votos. Es decir, aquellos en los que puede ganar cualquiera de los dos partidos. El principal inconveniente es que aunque se logre que estos estados voten a favor de los demócratas y no del partido Republicano, la cantidad de candidatos podrían hacer que los votos de la población demócrata se dividan y que éstos no alcancen para vencer a Donald Trump en la carrera presidencial.
A pesar de las investigaciones, aún existe la posibilidad de que los republicanos ganen la batalla por la presidencia del país norteamericano. La división del partido demócrata podría ser percibida como una debilidad para la opinión pública. El proceso político contra Trump puede ser recibido como una distracción para el partido demócrata que se enfrenta a la escogencia de un candidato entre 30 aspirantes, abanico que parece crecer con el paso de los días. Y aún, lo que podría ser peor, que este tema trascendental se convirtiera en un segundo lugar de sus prioridades.
En este momento casi 30 políticos demócratas, entre 37 y 77 años de edad, han lanzado su postulación para aparecer en el tarjetón presidencial en las primarias de donde saldrá el nominado presidencial para la elección del 3 de noviembre del 2020. Dentro de estos hay 6 mujeres, 8 candidatos que pertenecen a alguna minoría, 9 progresistas y 9 centristas. Como se puede observar, hay multiplicidad de aspirantes, cada uno con propuestas e ideas diferentes que si bien pueden interesar y mover al público estadounidense, podrían dividir los votos.
Durante el quinto debate presidencial demócrata, llevado a cabo el pasado miércoles, los precandidatos debatieron sobre cuestiones coyunturales y de alto interés para la población. En un esfuerzo por ganar la confianza y el apoyo de la opinión pública, 9 de los 15 candidatos principales tuvieron un intenso cara a cara en Atlanta, Georgia. En este se hicieron visibles las divisiones dentro de la colectividad política.
El exvicepresidente Joe Biden y el alcalde de South Band, Indiana Pete Bittigieg mostraron ser los principales candidatos de centro y la senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren al igual que Bernie Sanders, senador de Vermont, evidenciaron ser los de la izquierda. Ataques a Trump y estrategias para reformar el sistema de salud centraron el encuentro.
El momento para elegir al candidato presidencial demócrata se acerca. Las Primarias se realizan en los primeros 6 meses del año electoral, es decir en 2020. El resultado de esta votación arroja el nombre de aquel o aquella que se enfrentará al candidato Republicano en la primera semana de noviembre. Las Primarias pueden ser partidistas o no partidistas. En algunos Estados cada partido celebra sus elecciones, y en otros como Washington y California, los candidatos compiten por ser nominados, independientemente del partido al que pertenezcan.
El primer escenario óptimo para los demócratas sería que el impeachment contra Trump prosperara, por lo que sería destituido y, por tanto, no podría ser el candidato de los republicanos. Parece que el partido azul (demócrata) ha puesto todas sus esperanzas en ello y, de no funcionar, estaría en problemas.
El otro escenario es que el elegido a la nominación demócrata tenga el suficiente músculo e influencia política para dar la pelea electoral e imponerse a Trump, que con buenos indicadores económicos busca su reelección.
¿Funcionará la estrategia demócrata del impeachment? Esa es la pregunta del millón.