policial, del ciudadano afroamericano, quien había consumido alta dosis de fentanilo
La indignación en Estados Unidos por la muerte de George Floyd, un ciudadano negro, a manos de un policía blanco sigue viva y ayer una decena de otras grandes ciudades vivieron una noche con toque de queda en medio del temor por el peor estallido de protestas en décadas.
Una semana después de la muerte del hombre de 46 años en Minneapolis las protestas se extendieron de costa a costa y aunque de día las manifestaciones fueron pacíficas, repitiendo las últimas palabras de Floyd al ser inmovilizado por la policía: "No puedo respirar", por la noche se registraron disturbios. Durante el fin de semana decenas de miles de estadounidenses salieron a marchar pacíficamente para denunciar la brutalidad policial, el racismo y las desigualdades que sufren las minorías.
En la capital Washington, se registraron desórdenes en las inmediaciones de la Casa Blanca por tercera noche consecutiva, con algunos destrozos, fuegos encendidos por los manifestantes, banderas estadounidenses en llamas y muros pintados con consignas contra la policía. La Casa Blanca quedó a oscuras y el presidente tuvo que ser alojado en el búnker.
Ayer, la alcaldesa de Washington adelantó en cuatro horas el inicio del toque de queda, buscando contener los disturbios. A su vez, el presidente norteamericano, Donald Trump, anunció el despliegue de tropas en la capital.
Dos autopsias
Por otro lado, la familia de George Floyd difundió los resultados de una segunda autopsia, que señalaron que la policía le causó una asfixia mecánica, contradiciendo las conclusiones de una necropsia preliminar. Pero los resultados definitivos entregados por las autoridades del condado de Hennepin también se alinearon con esta tesis y dictaminaron que Floyd murió por "homicidio" debido a una "compresión del cuello".
También revelaron que la víctima había consumido fentanilo, una potente droga sintética. Las imágenes de la muerte de George Floyd, después de que el policía que lo inmovilizó presionara con su rodilla contra su cuello durante nueve minutos, indignaron a la opinión pública.
Crisis en Nueva York
En otro orden de ideas, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, ha anunciado un toque de queda para atajar las protestas por la muerte del afroamericano George Floyd mientras era detenido la semana pasada en Mineápolis. En las manifestaciones de este fin de semana ha sido detenida la hija del propio alcalde, Chiara de Blasio, quien se comportó "pacíficamente".
"Neoyorquinos: he hablado con el gobernador Andrew Cuomo y por la seguridad de todos hemos decidido aplicar un toque de queda en toda la ciudad de Nueva York.", ha explicado De Blasio en su cuenta de Twitter.
De Blasio ha resaltado su "apoyo" a los manifestantes y su "mensaje", "pero desgraciadamente hay gente que intenta distraer y desacreditar este momento".
Además la Policía de Nueva York doblará su presencia en las calles para evitar la violencia y daños a la propiedad privada, ha anunciado De Blasio. Esta es la primera noche en que Nueva York declara toque de queda, aunque más de 30 ciudades lo han declarado en las últimas tres noches.
Asimismo, De Blasio ha indicado que el estado tiene preparada a la Guardia Nacional para desplegarla en caso de ser necesaria, si bien ha considerado que Nueva York "debería tener suficiente personal" con la Policía.
Por otra parte, De Blasio ha confirmado que entre los detenidos durante las protestas está su hija. Varios medios, entre ellos el 'New York Post', habían informado del arresto de Chiara de Blasio, de 25 años, el sábado por la noche en Manhattan por bloquear el tráfico en Broadway y negarse a retirarse como le pedían los agentes. Aunque la hija de De Blasio dio a los policías la dirección de la residencia del alcalde al ser detenida, en ningún momento se presentó como la hija de este, según las fuentes consultadas por este medio.