El papa Francisco lanza este jueves en Italia un libro contra la guerra en el que insta al desarme y al diálogo como "arte de la política" y condena los cientos de miles de millones que se gastan en las armas.
Bajo el título "Contra la guerra. La valentía de construir la paz", el libro será distribuido en las librerías de la península y por el diario Il Corriere della Sera, que publicó ayer la introducción.
"Desde el principio de mi servicio como obispo de Roma hablé de la Tercera Guerra Mundial, diciendo que ya la estamos viviendo, aunque todavía 'por partes'. Estas partes se han hecho cada vez más grandes, soldándose entre ellas", lamenta el papa argentino, quien desde que llegó en 2013 al trono de Pedro se ha presentado como un convencido pacifista, contrario a la idea de la "guerra justa".
"Las guerras sólo se detendrán si dejamos de 'alimentarlas'", clama el pontífice en su ensayo, en el que no sólo menciona la guerra en Ucrania, sino también aquellas olvidadas y lejanas.
"Son muchas las guerras olvidadas que, de vez en cuando, reaparecen ante nuestros ojos desatentos", reconoce.
"Esas guerras nos parecían 'lejanas'. Hasta que, ahora, casi repentinamente, la guerra ha estallado cerca de nosotros. Ucrania ha sido atacada e invadida", subraya.
"Ante las desgarradoras imágenes que vemos cada día, ante los gritos de los niños y las mujeres, no podemos más que gritar: "¡Deténganse!". ¡La guerra no es la solución, la guerra es una locura, la guerra es un monstruo", afirma el pontífice.
"Hace un año, en mi peregrinación al maltrecho Irak, pude tocar el desastre causado por la guerra, la violencia fratricida y el terrorismo, vi los escombros de las casas y las heridas de los corazones, pero también semillas de esperanza para renacer. Nunca hubiera imaginado entonces que un año después estallaría un conflicto en Europa", recuerda.
Francisco condena ante todo a los verdaderos vencedores de las guerras: "el mercado y el tráfico de armas" y recuerda que los gastos militares alcanzan casi dos billones de dólares al año.
"Si tuviéramos memoria, no gastaríamos decenas, cientos de miles de millones en el rearme", escribe./