UNA intensa y extra rápida campaña para convencer a los diputados más recalcitrantes de que apoyen el nuevo acuerdo sobre el Brexit realizó ayer el primer ministro británico, Boris Johnson, horas antes del voto histórico que sobre el mismo se realizará hoy en el Parlamento.
Decidido a sacar a su país de la Unión Europea (UE) el 31 de octubre, el primer ministro británico se mostró "confiado" en que este "excelente acuerdo" sea aprobado durante una sesión excepcional en Westminster, la primera que tiene lugar un sábado desde la guerra de las Malvinas hace 37 años.
"No hay mejor acuerdo que el que defenderé mañana (sábado). Es un acuerdo fantástico para todo el Reino Unido", afirmó ayer Johnson a la emisora televisiva BBC.
En rueda de prensa en Bruselas, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que "los que no lo tomaban en serio (a Johnson) se equivocaron".
La tarea se anuncia difícil y el dirigente deberá pelear cada voto, en una votación que se anuncia ajustada. Johnson está multiplicando las llamadas de teléfono a los diputados, según Downing Street, y ayer reunió a sus ministros para evaluar la situación.
El gobierno conservador solo cuenta con 288 diputados, frente a una mayoría absoluta de 320 escaños en la Cámara de los Comunes, donde la ex primera ministra Theresa May fracasó en tres ocasiones en su intento de adoptar su acuerdo de divorcio, antes de tirar la toalla.
Los partidos de la oposición ya advirtieron que votarían en contra del acuerdo. El Labour (Partido Laborista) argumenta un posible deterioro de los derechos de los trabajadores y de las leyes medioambientales tras el Brexit.
El partido unionista norirlandés DUP, aliado clave del ejecutivo en Westminster, se opone al acuerdo, que en su opinión rompe la integridad del Reino Unido, al prever un tratamiento diferente para Irlanda del Norte. El diputado del DUP para el Brexit, Sammy Wilson, insistió en su negativa a cambiar: "Puedo daros la total garantía de que no votaremos por este acuerdo", declaró en la BBC.
EL DUP cuenta solo con 10 escaños en los Comunes, pero su luz verde habría permitido convencer a las pocas docenas de partidarios de un Brexit más duro del Partido Conservador, cuya posición se desconoce.
Es un acuerdo "ganador" para el Reino Unido porque "recuperamos el control de nuestras leyes, nuestras fronteras, nuestro dinero", defendió el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, en la BBC.
En la línea de mira de Boris Johnson se encuentran los partidarios de un Brexit más duro así como los diputados laboristas que representan circunscripciones favorables a la salida.
La prensa británica les dedicaba ayer sus titulares. "Sean realistas, tomen el acuerdo", titulaba el tabloide euroescéptico The Sun, mientras que el Times estimaba que sería "estúpido" que rechacen el acuerdo.
"Es un mal acuerdo pero pensaba que no habría Brexit en absoluto, me plantearía votar a favor", admitió el laborista Graham Stringer en la BBC.
El responsable de los asuntos económicos del Labour, John McDonnell, advirtió que habría "consecuencias", sin dar más precisiones, para aquellos que desafíen la consigna de voto del partido.
Un fracaso de Boris Johnson en el Parlamento prolongaría la gran incertidumbre en la que está sumida el Reino Unido desde la aprobación del Brexit en el referéndum de junio de 2016.
En términos más generales, el texto establece las condiciones de divorcio, en particular en lo que respecta a los derechos de los ciudadanos y a los compromisos financieros, e introduce un periodo de transición hasta diciembre de 2020./