Un centenar de países piden evaluación, pronta e independiente, a la respuesta que dio sobre la pandemia. EU insiste en inclusión de Taiwán a la Organización y presidente chino dice que el paciente cero no tiene por qué ser de su país
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POR acción o por omisión. Porque emitió una alerta sanitaria global temprana sin suficiente fundamento (como en 2009 con el H1N1) o, al contrario, cuando debía hacerlo por un virulento Covid-19 tardó en hacerlo. Es por ello que hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) está en la lupa de la comunidad internacional, que exige no sólo investigar sus actuaciones sino reformarla.
A final del año pasado, la OMS recibió la alerta china sobre un inesperado brote de lo que en su momento llamó neumonía atípica. A comienzos de enero, esa extraña enfermedad se había extendido y propagado por Wuhan, lo que también fue informado a esa Organización por el gobierno de Taiwán, con la alerta de que se estaba tratando con aislamiento, lo que en términos científicos se traducía en una transmisión entre humanos. Sin embargo, el organismo rector de salud y la seguridad sanitaria mundial omitió, en dicho momento, dar la debida alerta a la comunidad internacional.
Sus primeros pronunciamientos sobre esa epidemia que crecía en China y antes de finalizar dicho mes ya había traspasado fronteras fueron tan escasos como imprecisos. Y, solo hasta el 11 de marzo, cuando el coronavirus afectaba a más de 118 mil personas, quitando la vida a 4.291 de éstas en 114 países, la declaró pandemia.
La tempranera alarma de Taiwán, que se volvió insistente en enero, fue desoída por la OMS y ello llevó, como señalaron muchos líderes mundiales encabezados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y la canciller de Alemania, Àngela Merkel, a que el virus tuviera fronteras abiertas y llegara así a casi todo el mundo (no arribó a La Antártida), con el alto costo de contagios y fallecidos que hoy se tiene, al igual que el duro impacto económico, producto de la parálisis productiva por el confinamiento, la única arma preventiva eficaz contra el coronavirus.
Estas denuncias no son de tinte político, como muchos opositores pretendieron calificarlas. Más allá de la siempre existente tensión de EU con China y de éste último con Taiwán, esas alertas tempranas y cuestionamientos evidenciaron la tardía acción de la OMS ante la mayor amenaza que ha tenido la humanidad en el siglo XXI y que hoy la tiene en vilo.
Es por ello que la cumbre anual de la OMS que inició virtualmente ayer se centró en la creciente desconfianza que el mundo tiene con ese organismo rector de las políticas sanitarias globales y que llevó a que más de un cetenar de sus 194 países miembro, liderados por Australia, promovieran una resolución para que se investigue la actuación de la Organización, determinar si hubo el también denunciado ocultamiento que sobre la gravedad del coronavirus en China habría hecho y, plantear las reformas que ameriten para que lejos de la política se concentre en su razón de ser: velar y alertar sobre amenazas a la salud pública global.
“Iniciar, en el momento más pronto y apropiado, y en consulta con los estados miembros, un proceso gradual de evaluación imparcial, independiente e integral (de la OMS), haciendo uso de mecanismos tanto existentes, como apropiados, para evaluar la experiencia adquirida y lecciones aprendidas del Covid-19”, reza la moción presentada que debe ser votada hoy.
En la resolución se pide al Director General de la OMS, Tedros Ghebreyesus, que se coordine con la Organización Mundial de Sanidad Animal, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y las naciones para llevar a cabo “misiones de campo científicas y de colaboración” e “identificar la fuente zoonótica del virus y la ruta de introducción en la población humana, incluido el posible papel de los receptores intermedios”.
Por su parte, Estados Unidos a través tanto del secretario de Estado, Mike Pompeo, como del ministro de Salud, Alex Azar, reiteraron sus críticas al accionar de la OMS, la poca credibilidad sobre los datos chinos y pidieron que Taiwán sea incluido en esta agencia sanitaria de las Naciones Unidas, ya que pude hacer grandes aportes tanto por su trayectoria científica como por el acertado manejo que ha dado a la pandemia (0.3% de los contagios mundiales; 0.2% de decesos y 61% de recuperaciones).
Pompeo reiteró que la Organización actúa “bajo presión de China”, al excluir a Taiwán de la misma y, por tanto de esta Asamblea. “Su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, tenía todas las potestades legales y precedentes para invitar a dicha nación a esta cita, pero no lo hizo bajo la presión de la República Popular de China (RPC)".
Y agregó que “la falta de independencia del director general priva a la Asamblea de la reconocida experiencia científica de Taiwán en la enfermedad pandémica y daña aún más la credibilidad y efectividad de la OMS en un momento en que el mundo más lo necesita"-
La isla, que tuvo durante un tiempo el estatus de observador, fue excluida de la OMS en 2016, cuando llegó al poder la presidenta Tsai Ing-wen, que se niega a reconocer el principio de unidad de la isla y de China continental dentro de un mismo país.
Por su parte, el secretario Azar, afirmó que, “con franqueza, una de las principales razones de que la epidemia haya escapado a nuestro control es que esta Organización fracasó en obtener las informaciones que necesitaba el mundo y su fracaso ha costado muchas vidas…El funcionamiento de la OMS debe ser transparente y nosotros apoyamos que se realice un examen independiente de cada aspecto en la forma de responder de ésta ante la pandemia".
En el ojo del huracán, y preocupado en acallar las críticas`, el presidente chino Xi Jinping no sólo prometió entregar US$ 2.000 millones de dólares al combate mundial contra el Covid-19, sino que si el país llega a encontrar la vacuna la convertirá en un "bien público mundial", accesible y asequible en los países en desarrollo.
También se mostró también dispuesto a una "evaluación completa" e "imparcial" de la respuesta mundial al nuevo coronavirus y, en contravía a lo que el mundo piensa, dijo que el paciente cero, que no ha sido encontrado, “no tiene por qué ser chino".
El director de la Organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus se defendió argumentando que “hicimos sonar rápidamente la alarma…muchos países la desconocieron”, al tiempo que prometió una investigación "independiente, lo más pronto posible y en el momento apropiado”.
Así las cosas, a hoy con un mundo que comienza lentamente a retomar su marcha pero con el temor de un posible rebrote del virus, en la OMS hay enquistado otro muy poderoso: el de la falta de credibilidad.