La guerra en Ucrania se ha demorado mucho más de lo que la misma Rusia tenía previsto cuando inició la invasión militar a ese país y que está por llegar a los cinco meses. Consecuencia de las sanciones impuestas por Occidente al Kremlin, la salida marítima de ambos países, el embargo al petróleo ruso y la suspensión de exportaciones en productos de alta demanda global de cereales (trigo y maíz especialmente), fertilizantes y otros insumos, el impacto económico del conflicto bélico ha sido mundial.
No obstante, y más allá de la creciente inflación en la mayoría de países, de la consiguiente devaluación del euro y de una perdida relativa de la seguridad alimentaria mundial, la Unión Europea (UE) ha aprobado hasta ahora seis paquetes de sanciones a Rusia, el último de los cuales fue la prohibición a las importaciones de petróleo y gas.
El viejo continente enfrenta la segunda ola de calor en menos de un mes lo que ha elevado el consumo de aires acondicionados (importación de energía) y se prevé una difícil situación en invierno, a finalizar el año, que demanda el uso de calefacción que antes del conflicto eran suplido con el gas ruso.
Mientras sobre el terreno las fuerzas rusas intensifican su ofensiva para conquistar el este ucraniano y mantiene bombardeos contra otras zonas del centro y sur de ese país, en el campo político no se avizora alguna posibilidad de reanudar las negociaciones para alcanzar la paz.
Para tratar de establecer por qué esta no fue una ofensiva relámpago y las razones por las cuales ante el grave impacto económico mundial no se está impulsando una pronta resolución a la guerra, EL NUEVO SIGLO dialogó con Henry Cancelado, director del Área de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
EL NUEVO SIGLO: La guerra entre Rusia y Ucrania se acerca a los cinco meses. ¿Qué tiempos podrían preverse?
HENRY CANCELADO: Hacer proyecciones relacionadas con los tiempos es algo muy complicado porque Rusia tenía el plan inicial de incursionar en una guerra corta y eficiente, pero Ucrania ha cogido mucha fuerza, sobre todo por los paquetes de ayuda que Occidente le ha estado inyectando a Kiev.
Yo, por lo tanto, pienso que podría extenderse un año más, pero hay que esperar porque hay una variable muy compleja: la del tema energético que Europa ya está comenzando a resentir con la necesidad de aires acondicionados en la ola de calor, y que sentirá aún más cuando llegue el invierno con el gas y la calefacción.
ENS: ¿Y este tema energético no podría acelerar una resolución del conflicto?
HC: No creo. Rusia tiene, por así decirlo, “el sartén por el mango”. Si bien no ha triunfado contundentemente en el terreno militar (porque no lo ha hecho y a nivel estratégico y táctico está teniendo muchísimos problemas), a nivel diplomático y económico si podríamos decir que lo está haciendo.
Occidente ya está resintiendo los efectos de la guerra y se dio cuenta de que no son tan autónomos frente a Rusia; ya son más conscientes de que no basta con sancionarlos y ya. Así que Rusia, lo que no está logrando en el terreno militar, sí lo está logrando en el terreno económico y político.
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Aclaro: no es que el Kremlin esté boyante y triunfando, pero no lo han podido afectar como se hubiera esperado. Esas cosas hacen que uno no vea fácilmente una resolución. Ambas partes tienen posturas de guerra, que son intransigentes y estamos en guerra porque nadie va a ceder nada en el marco del conflicto. Aun no se ha encontrado un punto de negociación claro. Hoy la pregunta que se debería hacer occidente es: ¿Ante qué escenario Rusia detendría la guerra? Y lo mismo va para Rusia. ¿Cuál es el punto de inflexión? Y eso es lo que no se sabe.
El dilema energético
ENS: ¿Europa no puede pensar, a corto plazo, en proveedores alternativos de energía por fuera de Rusia?
HC: Ahí vienen dos aspectos, uno geopolítico y otro tecnológico, que se tienen que considerar para responder esta pregunta. Con relación a la primera, todo lo que viene y que pasa por el Mar Negro tiene que pasar por aliados de Rusia. Ya hay un sistema de alianzas que hace que para Europa sea muy complicado conseguir energía barata. Por ejemplo, Alemania la puede traer de Catar pero, ¿cuánto vale eso? Y muchos de esos son países que no son ni amigos ni aliados.
La energía proveniente de Rusia tiene que pasar por unos poliductos, atravesar unas llanuras y llega la energía a Europa. Eso es lo que ha hecho que Rusia sea tan atractivo para el mercado europeo, sobre todo por un tema de costos. Este país está muy posicionado en las zonas energéticas del mundo y controla los territorios o las rutas energéticas en esa parte del mundo.
ENS: ¿Y cuál es la consideración tecnológica?
HC: Las energías limpias, exceptuando la nuclear, no logran suplir la demanda de energía que necesita el mundo. Tú puedes llenar a un país de paneles solares, pero eso no va a lograr lo que hace ni el gas ni el petróleo, y lo mismo pasa con la energía eólica. Por eso las agendas de sustitución energética de los hidrocarburos están a 20 o 30 años de materializarse, mientras las energías limpias llegan al nivel de productividad que se necesita.
Y con relación a la energía nuclear, Europa cometió un error estratégico gigante, que fue el de desconectarse de esta energía, una energía muy eficiente y muy limpia. Cuando hay un desastre es gigantesco, pero es la mejor energía para producir.
ENS: ¿Y por qué no considerar a África como proveedor de gas?
HC: Europa podría contemplarlo, pero hay que tener en cuenta que África es un mercado chino desde 1999. Yo lo digo coloquialmente, pero la principal potencia del continente negro es China. Luanda (Angola) tiene metro, hay carreteras 4G que aquí ni siquiera soñamos todavía, es decir: hay una visión de África muy desarrollada que ha consolidado China así que, ¿este continente de lado de quién estaría inicialmente?
Adicionalmente, esta semana llegaron mercenarios rusos a apoyar a ciertos países africanos en sus conflictos internos. África está del otro lado. ¿Y quién es el mayor productor de petróleo de América? Venezuela. Rápidamente Occidente se quedó sin fuentes de energía y el único país que las tiene es Estados Unidos pero, ¿hasta dónde está dispuesto a arriesgar sus reservas?
La posición europea
ENS: ¿Cuál cree que sea el principal temor de Europa hoy?
HC: El discurso del presidente Emanuel Macron el 14 el julio (Día Nacional de Francia), recordó los viejos anuncios de la Segunda Guerra Mundial y sin duda se está pensando en un nuevo escenario de guerra, pero está preocupada sobre todo por el componente económico. El euro bajó, la situación de las monedas en el mundo está complicadísimo y todo el mundo está muy mal: el jueves de esta semana Estados Unidos sacó su cifra de inflación también altísima, así que son regiones muy complicadas económicamente.
La productividad se puede ver afectada precisamente por el tema industrial, cambiario y financiero, y por ponerte un ejemplo Gran Bretaña ya está planteándose una de sus peores recesiones en la historia.
¿Qué le queda a Europa? Seguir planteando una defensa a Ucrania que cada vez le va a salir más costosa y habrá que ver la reacción de Rusia cuando los países nórdicos ingresen a la OTAN.
ENS: Hay quienes afirman que mientras no finalice la guerra en Ucrania la recesión, el pico de la inflación, la devaluación de las monedas etc., no se van a solucionar. ¿Coincide con esa lectura?
HC: En parte. Toda esa región es una despensa muy grande para Europa, el tema del trigo y de los insumos agrícolas son muy importantes y nadie está supliendo esa demanda. Pareciera que los países retrocedieron en su globalización económica y cuando los países pierden la soberanía alimentaria se verán abocados a la crisis y eso es lo que está pasando.
El sistema internacional a nivel económico y comercial generó tal dependencia económica que los países perdieron su soberanía alimentaria y energética. Incluso Estados Unidos. Eso es lo que estamos viendo.