Naciones Unidas se mostró "extremadamente preocupada" por la seguridad de los civiles en la región etíope de Tigray ante los continuos combates entre las tropas del Gobierno y el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), así como del aumento de los desplazados que huyen de la violencia en el norte del país.
Estas constataciones, sin embargo, están resultando difíciles debido al corte casi total de las comunicaciones sobre el terreno, lamentó Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general Naciones Unidas, António Guterres, aunque las últimas informaciones sitúan a más de medio millón de personas atrapadas en Mekelle, capital de Tigray, en el norte de Etiopía.
Ante el recrudecimiento de la violencia y los enfrentamientos, "Naciones Unidas y sus asociados humanitarios en Etiopía hacen un llamamiento urgente a todas las partes en el conflicto para que cumplan sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y protejan a los civiles y la infraestructura civil, incluidas las instalaciones de salud y los sistemas de abastecimiento de agua", dijo Dujarric.
En este sentido, la ONU exhortó a las partes a garantizar de forma "urgente" una "circulación libre y segura de los civiles que huyen en busca de seguridad y asistencia, incluso a través de las fronteras internacionales y nacionales, independientemente de su identificación étnica".
Asimismo, el organismo señaló que está a la espera, junto a sus socios, de poder prestar asistencia humanitaria a los afectados por el conflicto, que no podrá llegar sin este acceso garantizado.
Hasta el momento, casi 39.000 personas han huido ya a través de la frontera hacia el vecino Sudán, entre ellas 17.000 niños. La respuesta se está ampliando, y "la afluencia de llegadas está superando la capacidad sobre el terreno y se necesita urgentemente financiación adicional", subrayó Dujarric.
Naciones Unidas también puso el foco de atención sobre la situación de las mujeres, ya que el centro de salud más cercano capaz de proporcionar tratamiento tras una violación o atención obstétrica está a unos 40 minutos del campo de Um Raquba, en Sudán, donde se concentran la mayoría de las personas que han huido de Tigray.
Según los datos del organismo, más de 700 mujeres de las recién llegadas a Sudán desde Tigray están embarazadas y puede haber alrededor de 150 supervivientes de violencia de género que necesitan asistencia.
"La situación de estas mujeres y niñas es extremadamente difícil, y hay un trauma generalizado. Estamos trabajando urgentemente con nuestros asociados para prestar servicios de salud que salvan vidas y apoyo psicosocial, y para proteger a las mujeres y las niñas de los daños", expresó la directora ejecutiva del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), Natalia Kanemv. /Redacción internacional con Europa Press