El últimatum lanzado por Rusia para exigir a los últimos defensores ucranianos de Mariúpol deponer las armas en el estratégico puerto del sureste de Ucrania expira este domingo.
La conquista de Mariúpol, donde la situación es "inhumana" según el líder ucraniano Volodimir Zelenski, supondría una importante victoria para Moscú. Rusia asegura controlar casi toda la ciudad.
Las fuerzas rusas anunciaron asimismo haber bombardeado este domingo otra fábrica militar en las afueras de Kiev, en un momento de intensificación de los ataques en torno a la capital ucraniana, tras la destrucción del buque insignia de su flota en el mar Negro.
Para Mariúpol, el presidente ucraniano señaló que solo había "dos opciones": el suministro desde los países occidentales de "todas las armas necesarias" para romper el largo asedio de la ciudad o "la vía de la negociación" en la que "el rol de los aliados debe ser igualmente decisivo".
Sus declaraciones coincidieron con un comunicado del Ministerio de Defensa ruso que había pedido a los últimos soldados ucranianos atrincherados en un enorme complejo metalúrgico de Mariúpol a abandonar la lucha el domingo a las 06H00 en Moscú (03H00 GMT) y dejar el lugar antes de las 13H00 (10H00 GMT).
"Todos aquellos que hayan depuesto las armas tendrán la garantía de salvar la vida (...) Es su única oportunidad", indicó en Telegram el ministerio.
Mariúpol, con 440.000 habitantes antes de la guerra, es un objetivo clave para Moscú y el último obstáculo para garantizar su control en la franja marítima que va desde los territorios separatistas prorrusos del Donbás hasta la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014.
Putin "cree ganar la guerra"
El canciller austríaco Karl Nehammer, que se reunió con Vladimir Putin hace casi una semana, el presidente ruso piensa que está ganado la guerra desencadenada por su invasión de Ucrania el 24 de febrero.
"Pienso que él está ahora en su propia lógica de guerra" declaró Nehammer en entrevista a la cadena estadounidense NBC.
Por su lado, el jefe de gobierno italiano Mario Draghi lamentó en entrevista al diario Il Corriere della Sera la aparente ineficacia del "diálogo" con Putin, al constatar que no ha impedido que el "horror" prosiga en Ucrania.
Después de más de 40 días de asedio y bajo bombardeos constantes, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU calcula que más de 100.000 civiles están al borde de la hambruna en Mariúpol, donde tampoco hay agua potable ni calefacción.
"No hay ni alimentos, ni agua, ni medicinas", dijo Zelenski en una entrevista el sábado.
Por otra parte, las autoridades ucranianas informaron este domingo que a falta de un acuerdo con los rusos para un cese el fuego suspenderán por el día la evacuación de civiles desde el este del país.
"Esta mañana, no logramos negociar un cese el fuego en los itinerarios de evacuación con los ocupantes (rusos). Por este motivo lamentablemente, no vamos a abrir corredores humanitarios hoy", escribió en Telegram la viceprimera ministra Irina Vereshchuk.
La dirigente indicó que las autoridades hacen lo posible para que los corredores humanitarios vuelvan a abrir "lo antes posible".
Vereshchuk también exigió la apertura de una vía para evacuar a los militares heridos en la ciudad de Mariúpol.
Reorientar la campaña
Aunque ha reorientado su campaña militar al este y al sur, Rusia ha vuelto a bombardear en los últimos días la capital tras el hundimiento de su buque insignia en el mar Negro, el crucero "Moskva", que Ucrania asegura haber alcanzado con misiles antibuques Neptune.
Moscú niega esta versión y atribuye el hundimiento a un incendio causado por una explosión de las municiones a bordo.
El ataque este domingo a una fábrica militar cerca de Kiev estuvo precedido el viernes por el bombardeo de una fábrica también cerca de la capital donde precisamente se producían los misiles Neptune.
Y el sábado Rusia atacó un complejo industrial de producción de tanques también en la periferia, causando la muerte de una persona y la hospitalización de varias.
En el este, donde se prevé la próxima gran batalla de esta guerra, una serie de ataques dejó cinco muertos y 13 heridos en Járkov, la segunda urbe del país.