Los conservadores cierran filas en torno a la figura del presidente Donald Trump, lo que podría significar su reelección. Mientras en la oposición se evidencian enormes diferencias entre los candidatos
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CON la elección presidencial que se avecina en noviembre, la atmósfera política en EEUU está más tensa que nunca. Desde que ganó el cargo en noviembre de 2016, Donald Trump ha roto todos los tabúes con su estilo de liderazgo, "único en su clase". Las señales podrían estar apuntando a la continuación de una administración al estilo de Trump, haciendo caso omiso de las formas tradicionales de hacer política en EEUU.
Luego de que Trump fuera declarado inocente en su juicio político, o 'impeachment', con el apoyo de la mayoría republicana, Estados Unidos ha cambiado ahora su enfoque únicamente hacia las elecciones. El hecho de que las primarias presidenciales del Partido Demócrata hayan comenzado con los contendientes en conflicto entre sí, ha puesto el foco en la política interna estadounidense.
El proceso de las primarias demócratas comenzaron con las asambleas electorales de Iowa y New Hampshire, pero el resultado no será definitivo sino hasta el 'supermartes', como se le conoce en Estados Unidos al día (que suele ser en febrero o marzo) en el que un mayor número de estados realizan elecciones primarias, por lo que en este se puede definir el candidato definitivo del partido. Este año está previsto para el 3 de marzo.
En el contexto del supermartes, se decidirá la posición de los principales estados, como California, Colorado, Virginia, Carolina del Norte, Texas, Arkansas, Alabama, Maine, Massachusetts y Minnesota, todos ellos con poblaciones (y delegados) diversos. Por esa razón, el 3 de marzo será una fecha significativa y decisiva para los demócratas.
Las irregularidades y errores en las primarias de Iowa podrían llevar a una erosión del apoyo público a los demócratas. Si miramos atrás, recordaremos que los demócratas pidieron una investigación sobre las irregularidades y errores después de las elecciones de 2016, alegando que había fuertes dudas sobre la participación de Rusia, lo que no resultó en nada concreto desde el punto de vista jurídico.
El público estadounidense podría apoyar a Trump al creer que el Partido Demócrata ya no funciona correctamente y que acusó falsamente al presidente de irregularidades en las elecciones e intentó destituirlo a través de un caso relacionado con Ucrania.
Las últimas encuestas de Gallup indican que el presidente republicano tiene al menos un 10% más de apoyo público que antes del juicio político. Así que parece que los fracasos de los demócratas en las primarias y en el juicio de destitución les ha costado un poco de apoyo de los ciudadanos estadounidenses. Uno de los asuntos más importantes para los demócratas es probar que Trump es una "elección equivocada" para el gobierno y desacreditar su imagen de "estrella del pop", que roza el delirio de algunos sectores.
Uno de los principales argumentos utilizados por los demócratas es que su uso de los medios de comunicación social y los debates públicos con altos funcionarios, e incluso con sus propios secretarios de gabinete (como lo que ocurrió recientemente con el fiscal general, William Barr, a quien él mismo nombró), están en abierto conflicto con los valores estadounidenses y hacen que el aparato estatal carezca totalmente de sentido.
Del mismo modo, los graves problemas con los aliados europeos de Estados Unidos en la era Trump (especialmente en materia de comercio y seguridad), el debilitamiento del bloque euroatlántico y las críticas porque los desacuerdos en el seno de la Otan benefician a Rusia y a China también reflejan el enfoque de los demócratas en materia de política exterior.
Una cuestión relacionada que debe destacarse es que después de ciertos desacuerdos con algunos aliados "tradicionales", estos países se están alejando más de EEUU.
En este contexto, parece que las posturas de países como Pakistán y Turquía estarán entre las cuestiones que los demócratas mencionarán con bastante frecuencia, especialmente porque la convergencia entre Turquía y Rusia suscita más interés entre los demócratas que Trump.
La ventaja más importante de Trump
Parece que el éxito económico de Trump hará el trabajo de los demócratas un poco más difícil. Durante su presidencia, Trump ha priorizado temas como la producción y el crecimiento, y ha logrado reducir el desempleo.
Específicamente con el acuerdo comercial con China, firmado en enero de 2020, se ha dado un paso para proteger los mercados estadounidenses. La actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte o TLCAN (creado por EEUU junto con Canadá y México) en dirección a los intereses de empresas estadounidenses que empiezan a volver a invertir en el país también se cuentan entre los logros económicos de Trump.
La reforma de la salud de Barack Obama, la retirada de los acuerdos medioambientales en la ONU y las medidas agresivas para la producción de gas y petróleo también se consideran logros de la administración Trump, mientras que los demócratas los consideran pasos en falso. Además, los cambios en la ley de inmigración, que aún están en suspenso, han decepcionado a los partidarios de Trump y al ala conservadora del Partido Republicano.
Pero para los demócratas la ley de inmigración es un intento por construir muros en la frontera mexicana y dar una bofetada de doble rasero a los inmigrantes.
Una situación similar se ve en términos del control de armas. Aunque Trump quiere una legislación para atraer a los partidarios de las armas, los demócratas se oponen firmemente a esto. En este tema el país no puede encontrar un término medio, junto con la ley de inmigración y la reforma de la salud.
Las políticas de Trump en Oriente Medio, que sirven solo a los intereses de Israel, no son totalmente rechazadas por los demócratas, pero iniciativas como el llamado "Acuerdo del Siglo", destinado a impulsar las perspectivas electorales del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, son vistas como intentos que podrían alejar a los aliados estadounidenses en la región, lo que resultaría en desventajas para Israel a largo plazo.
Una situación similar se aplica a las relaciones con Rusia. En la época de Trump, los demócratas hacen hincapié en la convergencia de Rusia con las regiones de la antigua Unión Soviética e incluso en su visibilidad en Oriente Medio. También ven la profundización de las relaciones entre China y Rusia, y entre Rusia e India como acontecimientos negativos para EEUU, y acusan a Trump de no haber trabajado en estos temas.
Trump está casi seguro de que será el candidato presidencial de los republicanos. Varios candidatos que aspiraban a presentarse contra él no han encontrado suficiente apoyo y se han retirado. El único que sigue en carrera es el exgobernador de Massachusetts, William F. Weld. Sin embargo, se espera que se retire en breve.
Aunque hay facciones que critican a Trump dentro del partido republicano, este ha logrado dar sus pasos al unísono. Esta unidad también se vio en ambas alas del Congreso durante el juicio político. Solo Mitt Romney votó en contra de Trump entre los republicanos del Senado. Incluso el presidente ha cortejado a los evangélicos, dándole su vicepresidencia a Mike Pence, y quienes además apoyan sus planes en Medio Oriente y el llamado "Acuerdo del Siglo". Los estados del sur y los estados republicanos del medio oeste están bastante contentos con las políticas de administración de Trump.
Estructura bipartidista puede cambiar
A pesar del gran apoyo que esperan, los demócratas siguen lidiando con sus propios desacuerdos y fragmentaciones internas. Los demócratas se enfrentan ahora a una grave confusión, a pesar de mantener la mayoría en la Cámara de Representantes.
El enfoque izquierdista, representado por el senador de Vermont, Bernie Sanders, que se presentó contra Hilary Clinton y perdió en las elecciones de 2016, y el enfoque general "liberal moderado" del partido están en conflicto.
Los demócratas están seriamente preocupados por esta cuestión, que también siembra divisiones entre los votantes urbanos y rurales. El gobierno de Trump ha aprovechado esta división y está tratando de desviar la base de votantes demócratas hacia su lado, especialmente haciendo hincapié en las palabras y promesas "radicales" de Sanders.
Las divisiones entre los demócratas han alcanzado tal nivel que, desde 2016, hay incluso quienes creen que Sanders -un independiente que se reúne con los demócratas- debería separarse de los demócratas y fundar un nuevo partido, lo cual alteraría por completo la estructura bipartidista de Estados Unidos.
Durante la temporada de las primarias, muchos "liberales moderados" o figuras de "izquierda" buscaron la candidatura demócrata, pero como faltaba apoyo financiero y político, la mayoría de estos nombres se retiraron. Hay unos pocos entre ellos que se destacan, especialmente Joe Biden, que también participó en el juicio político de Trump y se desempeñó como vicepresidente durante el gobierno de Obama.
Biden es la mayor figura del ala "liberal moderada" del partido. Sin embargo, el proceso de 'impeachment' lo dejó bastante agotado. Junto con su avanzada edad y su larga carrera en la política, la característica más importante que hace su trabajo más difícil a los ojos de los jóvenes votantes es que es un "moderado incoloro e inodoro". Algunos demócratas no ven a este candidato tradicionalista como inspirador. Esta situación se reflejó en las primarias de Iowa y New Hampshire, que dejaron a Biden en un segundo plano.
Los demócratas "moderados" están ansiosos
Entre los demás candidatos que se presentan en la misma línea que Biden, se destaca Pete Buttigieg, de 38 años, un ex oficial militar y actualmente alcalde de South Bend, Indiana. Se trata de un liberal moderado que ha puesto mayor énfasis en la educación y en los derechos de la comunidad LGBT, y quien ha obtenido éxitos en ambas primarias.
Como único candidato abiertamente gay que se presenta a la presidencia, se le considera muy interesante y tiene un alto potencial para atraer los votos de los jóvenes. Sin embargo, sus desventajas son que es poco conocido y no muy popular entre la comunidad afroamericana (Biden tiene una gran ventaja en este sentido).
Otro nombre en la misma línea es el de la senadora de Minnesota Amy Klobuchar, quien ha centrado su campaña en las inversiones en infraestructura, la reforma de la atención sanitaria y la reducción de los precios de los medicamentos. Sin embargo, se decepcionó cuando quedó atrás en las primarias de Iowa, aunque logró un tercer puesto en New Hampshire. Se espera que Klobuchar se retire de la candidatura y apoye a otro liberal "moderado".
Otro candidato liberal moderado es el multimillonario y exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, quien se unió a la carrera bastante tarde, eligió no ser parte de las primarias y enfocó todo su poder económico en el 'supermartes'.
Con una enorme campaña publicitaria en estos estados y en todo EEUU, la mayor ventaja de Bloomberg es su billetera multimillonaria. Su carrera como alcalde de Nueva York puede ser vista como exitosa, es conocido en todo el país, y está trabajando con un equipo muy profesional y completo. Sus mayores desventajas son, por otro lado, que es bastante viejo y que como multimillonario ignora muchos problemas que enfrenta la gente común. Bloomberg está centrando su campaña en la reforma de la inmigración, el desarrollo tecnológico y la lucha contra el cambio climático. Se espera que luche por los votos de los "liberales moderados" junto con Biden o Buttigieg.
El nombre más importante del ala izquierda o "radical" es Bernie Sanders. El senador de Vermont, de 78 años, aunque perdió contra Hilary Clinton en 2016 y sufrió un ataque al corazón en octubre de 2019, se unió a las primarias demócratas y hasta ahora ha mostrado un poderoso desempeño, lo que lo convierte en un candidato ambicioso. Llamándose a sí mismo como un "socialista demócrata", Sanders cuenta con una ávida base de seguidores que lo respaldan sin importar lo que pase. Muchos de esta base son "voluntarios" en su campaña. Además, Sanders es conocido por ser uno de los mejores para enfrentar críticas durante la campaña. En las primarias, Sanders anunció su objetivo de "desbancar a Trump" y demostró que se centró en Trump directamente, en lugar de otros candidatos demócratas.
Sin embargo, la candidatura y la retórica de Sanders han perturbado a la mayoría de los nombres "moderados" del partido. Esta perturbación podría incluso llevar a la base de votantes demócratas a no votar por él si es nominado. Sus promesas de atención sanitaria gratuita para todos, de cobrar más impuestos a los ricos que a los pobres, de aumentar el salario mínimo y de ofrecer educación universitaria gratuita crean una tensión en el mundo de los negocios. Los notables del partido demócrata también comparten esta preocupación. Sanders es visto como un candidato con mayor potencial para atraer votos de afroamericanos e inmigrantes. Como uno de los candidatos más prominentes, si fracasa en la campaña o es forzado a retirarse por otros demócratas, la expectativa de una "nueva ola/partido político" podría ganar más fuerza.
La senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren, posicionada en una línea similar a la de Sanders, se centra en la reforma fiscal y el derecho al aborto. Aunque no obtuvo los éxitos que esperaba en las primarias de Iowa y New Hampshire, no perdió la esperanza de que logre un mejor resultado en el supermartes. Sin embargo, una gran parte de la base de votantes de Warren podría haberla abandonado a cambio de apoyar a Sanders. Parece que la disputa entre ella y Sanders antes de las primarias le costó más votos que a Sanders, pues se esperaba que mostrara un mejor desempeño en las primarias. Si se retira de la carrera, se espera que sus partidarios vayan hacia Sanders.
Parece que las elecciones de 2020 serán uno de los eventos más importantes en la historia de Estados Unidos. La imagen consolidada y unida de los republicanos detrás de Trump lleva el foco del proceso a las luchas entre los candidatos demócratas. Las disputas entre los candidatos demócratas son propensas a crear consecuencias que podrían impactar a los demócratas, el proceso electoral y a la misma política estadounidense. La competencia en el partido podría fácilmente transformarse en un enfrentamiento entre "el orden establecido" y los defensores del cambio. Las elecciones de Estados Unidos también reflejan el dilema entre el liderazgo "unipersonal" del tipo Trump y el liderazgo tradicional, que confía en la burocracia.
*Profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Giresun en la región del Mar Negro de Turquía y analista de la Agencia Anadolu