EL FALLECIMIENTO de la británica Isabel II revivió el debate sobre las monarquías, que subsisten en no menos de 40 países del mundo (si se incluyen a todos los Estados de la Commonwealth), quienes nacen y viven bajo esta forma de gobierno respetan y aprecian a sus reyes o reinas -dado el caso- por considerarlos símbolos de unidad y nacionalidad.
Las monarquías surgieron con las primeras civilizaciones, alrededor del año 3.000 a.C, en Mesopotamia, Egipto y el Valle del Indo. Esos primeros gobiernos fueron netamente religiosos y, por tanto, el monarca era considerado al mismo tiempo dios, sacerdote, caudillo militar y político. Hacia el siglo XV ‘mutaron’ hacia las monarquías de la Edad Moderna, cuando impulsadas por los propios soberanos se definieron territorios con fronteras, un gobierno común y un sentimiento de identificación cultural y nacional de sus habitantes.
Estas formas de gobierno siguen vigentes en el siglo XXI, en alguno de los cuatro tipos que se han adoptado a saber: teocrática (el rey tiene el poder absoluto y se imponer la religión), absoluta (tampoco hay división de poderes y ‘su majestad’ es considerado un representante de Dios en la tierra), Constitucional (los poderes están divididos y el rey cumple la función de jefe de Estado y ejerce control sobre el Ejecutivo) y Parlamentaria o democrática (los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial son independientes y ejercidos por un parlamento mientras el monarca solo cumple la función de jefe de Estado).
Actualmente hay en el mundo un poco más de cuarenta monarquías, diez de ellas en Europa, siendo las de Reino Unido, por el liderazgo y carisma de la recién fallecida soberana Isabel II, y España, las más reconocidas a nivel global. Y, contrario al recurrente debate sobre su rol y trascendencia, todas ellas en el Viejo Continente gozan de un gran apoyo popular.
Reino Unido. Tras el fallecimiento el jueves de Isabel II, su progenitora y reina, asumió el trono Carlos III. La reina consorte es Camila Parker y Guillermo, el hijo mayor fue nombrado como príncipe de Gales, el futuro heredero. Es una monarquía parlamentaria donde el rey es jefe de Estado, cabeza de la Iglesia anglicana y monarca en los catorce países miembros de la Commonwealth. Isabel II reinó más de siete décadas y falleció a los 96 años de edad, imponiendo varios récords en su país y el continente: la monarca con el reinado más largo de la historia del país, la que dio la bienvenida a 15 primeros ministros británicos (desde Winston Churchill hasta Liz Truss) , la que se reunió con una docena de presidentes estadounidenses y fue tanto testigo como protagonista de hechos históricos, como la Segunda Guerra Mundial, la caída del comunismo, el terrorismo irlandés y el Brexit, entre otros.
España. Felipe VI (54 años) llegó al trono en junio de 2014 tras la abdicación de su padre, Juan Carlos. La reina consorte es Letizia y la línea de sucesión la encabeza la infanta Leonor. En esta monarquía parlamentaria, el jefe de Estado es el rey, que carece de poder político, aunque sí tiene funciones y deberes. La Constitución de 1978 define al monarca además como símbolo de su unidad y permanencia. Es árbitro y modera el funcionamiento regular de las instituciones y ha de asumir “la más alta representación del Estado en las relaciones internacionales”. El jefe de gobierno lo define el Parlamento tras surtir las elecciones legislativas.
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Dinamarca. Este fin de semana se realizan los festejos, aunque moderados, del jubileo de oro de Margarita II, que a sus 82 años, es una reina con gran popularidad y reconocimiento, no sólo por haber modernizado la monarquía, convirtiéndose en el verdadero símbolo de la nación, sino por su invaluable obra artística. La danesa es la familia real más antigua del Viejo Continente, ya que reina de forma ininterrumpida desde hace más de 1.000 años. Margarita II fue la primera mujer coronada reina en su país y con la muerte de Isabel II, es ahora la que tiene el reinado más largo en Europa y la única monarca reinante en ese continente.
Bélgica. También monarquía parlamentaria ocupada por Felipe I, casado desde 1999 con Matilde d’Udeken d’Acoz. Son padres de cuatro hijos: entre ellos, la princesa heredera Elisabeth, nacida en octubre de 2001. Felipe se convirtió en jefe del Estado en julio de 2013, día de la fiesta nacional de Bélgica, por abdicación de su padre el rey Alberto II, salpicado por varios escándalos. Uno de sus principales roles es mantener el delicado equilibrio entre valones y flamencos.
Suecia. El reinado de Carlos XVI Gustavo cumplirá 49 años este 15 de septiembre. Su padre falleció en un accidente de aviación cuando tenía menos de un año y por ello se entroniza a su abuelo, Gustavo VI Adolfo, quien fallece en 1974. Según las leyes constitucionales tiene una función representativa. El Parlamento es unicameral desde 1971. Está casado con Silvia y la heredera es Victoria. Es una monarquía constitucional
Noruega. Un rol exclusivamente institucional ya que el poder político reside en el Gobierno es el que cumple Harald V, quien fue coronado en junio de 1991, tras fallecer su padre, Olav V. En esta monarquía constitucional tiene el rango de general de los Ejércitos de Tierra y del Aire y ocupa la jefatura de la Iglesia evangélica luterana noruega. La reina consorte es Sonia y el primero en la sucesión Haakon.
Mónaco. Este principado es una monarquía constitucional y la ejerce el príncipe Alberto II, el tercer monarca más rico de Europa. Su esposa es Charlene. El poder ejecutivo, bajo la autoridad del príncipe, es ejercido por un Consejo de Gobierno, mientras que el judicial está también en mano de la Casa de los Grimaldi, aunque el pleno ejercicio del mismo está delegado a los tribunales. El judicial lo ejerce el Consejo Nacional de 24 miembros elegidos por sufragio universal.
Liechtenstein. Al igual que el anterior, que son pequeños Estados y considerados con monarquías ‘semiconstitucionales’, es donde el monarca tiene más influencia política. La Constitución le Liechtenstein otorga importantes poderes al príncipe (rey), que puede vetar leyes aprobadas por el Parlamento. El referéndum de 2003 reforzó la posición de la dinastía reinante, que había amenazado con dejar el país e instalarse en Austria. Hans Adam II es el monarca más rico de Europa y gran parte su patrimonio se funda en la propiedad del banco, LGT Group, y las inversiones de la Fundación Principado de Liechtenstein. Su esposa es María y la sucesión la encabeza Alois.
Luxemburgo. En esta monarquía parlamentaria, el gran duque Enrique es el jefe de Estado. Este es uno de los países con las rentas per cápita más alta del mundo desde la abdicación de su padre, el gran duque Juan, en octubre del año 2000. Es quien nombra al primer ministro y, aunque constitucionalmente esté investido del poder ejecutivo, realiza sólo funciones ceremoniales. La gran duquesa es María Teresa y el llamado a sucederlo, Guillermo.
Países Bajos. En abril de 2013, cuando tenía 46 años, Guillermo Alejandro asumió el trono tras la abdicación de su madre, la reina Beatriz. Es el séptimo monarca de la dinastía familiar instaurada en 1815 y el primero varón desde su tatarabuelo, el rey Guillermo III, fallecido en 1890. Es cabeza de una moderna monarquía europea, constitucional y parlamentaria. Está casado con la argentina Máxima, y tienen tres hijas, de las cuales la mayor, Catalina Amalia es la primera en la sucesión.