Las autoridades sanitarias españolas reconocieron que no logran controlar la expansión del coronavirus, como demuestra el hecho de que España registró en dos semanas el mayor avance de casos detectados entre los grandes países de Europa occidental.
El número de muertos aumentó sensiblemente con 65 decesos registrados en los últimos siete días, más de la mitad de los cuales en la región de Aragón, según balance del ministerio de Sanidad.
"La transmisión, que se debe fundamentalmente a brotes, también está afectada por un cierto nivel de transmisión comunitaria en algunas zonas de España", afirmó el epidemiólogo en jefe del ministerio de Sanidad, Fernando Simon.
La transmisión se da "básicamente alrededor de esos brotes", lo que "genera una transmisión no perfectamente controlada, pero que progresivamente se va suavizando", añadió.
El número de portadores del virus diagnosticados aumentó en cerca del 60% en los últimos siete días en el país, según un cálculos oficiales.
El promedio subió a 90 por 100.000 habitantes en las últimas dos semanas, cuando la cifra es de 27 en Francia, 17 en el Reino Unido, 13 en Alemania y 7 en Italia, país de Europa donde la pandemia se declaró antes.
Las regiones más afectadas son Cataluña y el vecino Aragón, que es la más preocupante con la mayor tasa de casos del país, 240 por 100.000 habitantes.
Sin embargo, "Cataluña ya está en una fase de control", mientras el número de casos en Aragón "se estabiliza en una gran parte del territorio", aseguró Simon.
Estos incrementos en el contagio llevaron a estas dos regiones a decretar confinamientos parciales.
Cataluña lanzó una intensa campaña de tests en algunas de las zonas más afectadas. Aragón, por su parte, se prepara a enviar a la policía a verificar si las personas controladas positivas respetan bien la cuarentena impuesta.
España experimentó un estricto confinamiento de mediados de marzo al 21 de junio, pero el gobierno descarta la posibilidad de reinstaurar el estado de alarma.
El país sigue siendo uno de los más afectados por la pandemia en Europa con un total de 322.980 casos y 28.576 muertos registrados hasta ayer.
Cada vez más países europeos imponen cuarentena a viajeros provenientes de España, y otros como Francia y Bélgica no aconsejan viajar a regiones de riesgo en este país turístico.
Medidas en Brasil
Por otra parte el alcalde de Río de Janeiro, otra ciudad que depende en gran medida del turismo, pretende que las personas que quieran instalarse en las playas de la ciudad tengan que reservar un espacio a través de una aplicación, con el fin de frenar la propagación del virus.
El edil, Marcelo Crivella, indicó que los bañistas deberán solazarse en áreas individuales claramente delimitadas.
Aunque no precisó una fecha para que esas medidas entren en vigor, quedaría por demostrar si son aplicables, dado que las playas como Copacabana o Ipanema ya se vieron desbordadas de bañistas en los últimos fines de semana, pese a la amenaza de multa de 20 dólares.
"La gente podrá ocupar esas demarcaciones según el orden de llegada y reservando por una aplicación. La idea es que de ese modo consigamos organizar mejor lo que no está funcionando bien", explicó Crivella.
Las autoridades vedaron el acceso a las playas en marzo, cuando el Covid-19 empezaba a golpear a Brasil. Desde entonces, el país sudamericano, con casi 102.000 muertos, se convirtió en el segundo más afectado por la enfermedad detrás de Estados Unidos.
Y Río de Janeiro, con más de 14.000 muertos, es el segundo de los 27 estados brasileños con mayor número de víctimas, detrás de Sao Paulo.
El gobernador de Río, Wilson Witzel, admitió en esa época que la medida equivalía a una "herejía" en una ciudad que vive una relación de fusión con sus playas.
Crivella volvió a autorizar el 31 de julio el acceso al mar, pero mantuvo la prohibición de instalarse en la arena.
Una prohibición ampliamente ignorada por las multitudes que buscaron los rayos de sol del clemente invierno tropical, jugando al fútbol o contemplando las islas que emergen en el horizonte.