La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, anunció el lunes que esa nación británica entrará de nuevo en un confinamiento "similar al del pasado marzo" para controlar el aumento de los contagios atribuidos a la nueva variante del coronavirus.
Hemos decidido "introducir a partir de medianoche, durante todo el mes de enero, un requisito legal de permanecer en casa, excepto para fines esenciales (...) similar al confinamiento del pasado marzo".
En la vecina Inglaterra, casi el 80% de la población se encuentra ya bajo restricciones equivalentes, y la vuelta a los colegios tras las vacaciones navideñas tuvo que ser cancelada en numerosos lugares, empezando por Londres.
Se decidió que los alumnos de educación primaria y secundaria no vuelvan a las aulas hasta dentro de una o dos semanas. Pero la oposición laborista presiona al gobierno conservador de Boris Johnson para que imponga medidas a nivel nacional.
"Habrá que tomar medidas más duras", reconoció el propio Johnson durante una visita a un hospital donde se lanzaba la nueva vacuna, antes de que su portavoz anunciase que se dirigirá al país por televisión por la noche, lo que hace temer un tercer confinamiento total.