Los centroafricanos votaron este domingo para elegir a un nuevo presidente y diputados, en unos comicios que se celebraron sin grandes incidentes a pesar de las dificultades para votar en un país hundido en la guerra civil y en una terrible pobreza.
Grupos rebeldes amenazaron hace nueve días con una "marcha hacia Bangui" para impedir que se celebraran los comicios, pero finalmente estos grupos no se acercaron a la capital, tras el despliegue de refuerzos de centenares de paramilitares rusos, soldados ruandeses y cascos azules de la ONU.
"En general, la votación pudo celebrarse y los electores fueron a los colegios. Hubo un gran interés... a pesar de los pequeños problemas de seguridad en algunos lugares", dijo Momokoama Théophile, el ponente general de la Autoridad Nacional de las Elecciones (ANE).
La mayoría de los colegios electorales, excepto algunos que abrieron con retraso, cerraron por la tarde en Bangui.
El anuncio de los primeros resultados está previsto para el 4 de enero, aunque los definitivos no se conocerán hasta el 19 de enero. Si fuera necesaria, se podría celebrar una segunda vuelta el 14 de febrero.
El jefe de Estado saliente, Faustin Archange Touadera, es el gran favorito de estas presidenciales, que los rebeldes deseaban boicotear.
Este domingo estos grupos armados recibieron el apoyo público del expresidente François Bozizé, cuya candidatura había sido invalidada en diciembre. El mandatario, después de haber desmentido estar detrás de un intento de golpe de Estado, pidió que las votaciones sean boicoteadas.
Sin embargo, la legitimidad de estas elecciones está en entredicho ya que una parte importante de la población no pudo ejercer su derecho a votar sin miedo, según expertos y fuentes de la oposición.
Lejos de la capital, las votaciones estaban literalmente en la cuerda floja por los combates que persisten. Además, miles de ciudadanos ni siquiera recibieron los documentos que les permiten votar debido a la inseguridad reinante.
En el noroeste del país, a unos 500 km de la capital, los rebeldes también confiscaron material electoral para intentar impedir las votaciones.
"El discurso oficial consiste en decir que todo ha ido bien en Bangui y que nos olvidemos del resto. Pero los grupos armados tomaron como rehenes a la población", recordó Roland Marchal, del Centro de investigaciones internacionales (Ceri) en Sciences Po París.
En este país africano hay en este momento 11.500 cascos azules, 300 soldados ruandeses y Rusia envió 300 "instructores militares", en realidad paramilitares de empresas privadas de seguridad.
Frente al favorito Touadera se presentan unos 15 candidatos de oposición que acusan al actual mandatario de fraude y de hacer todo para ganar en la primera vuelta.
En estos días varios países instaron a Bozizé a deponer las armas.